THE OBJECTIVE
José Carlos Rodríguez

Qué hacer con el periodismo

«Hoy algunos medios quieren cobrar por lo que han dado gratis durante dos décadas. No les va a ser fácil»

Opinión
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Qué hacer con el periodismo

Zuma Press

El periodismo es una profesión capitalista. Los profesionales cuentan al público lo que acaece, y lo hacen con los medios, y el interés, de una empresa. En una dictadura, el Gobierno está en posesión de la verdad, como de todos los medios de producción, y el periodismo no es necesario. Pero ¿y en una economía mixta? Aquí se mezclan empresa y poder, y el encuentro del público y la verdad se hace más infrecuente, azaroso y costoso.

Incluso en una sociedad condicionada por la mano muerta del Estado, las empresas periodísticas vivieron, en España, una época dorada. En ellas floreció la profesión periodística. Llegó a atraer talento a este tráfago de canallas y escritores frustrados. Bien, el talento nunca ha faltado, pero ya se habla de las décadas pasadas con las palabras de Virgilio en las Geórgicas sobre la edad de oro.

El papel, que ha sostenido varios siglos de cultura, se diluye en un entorno digital. Y el acto heroico y civilizatorio de comprar el periódico ha dado paso al de abrir una pantalla. El entorno digital saca dinero de observar nuestro comportamiento y entorpecer la lectura con anuncios, y los medios solo se llevan una parte pequeña de esos ingresos.

En ese cambio, los lectores hemos dejado de pagar por la información y hemos perdido mucha influencia sobre ella. «El periodismo no se vende; el periodismo se compra», proclamó hace doce años un periódico brillante y fugaz como un meteoro.

Hoy algunos medios quieren cobrar por lo que han dado gratis durante dos décadas. No les va a ser fácil. Los ingresos digitales no sostienen los sueldos analógicos, cuando el negocio no es económico acaba siendo político, y en estas condiciones es muy difícil sostener una profesión tan frágil como la periodística.

Yo, por eso, creo que una de las tablas de salvación es el mecenazgo. En el caso de The Washington Post no ha acabado de funcionar bien, pero tampoco mal del todo.

Mientras, la profesión tiene que reclamar su papel, tiene que hacerse fuerte, para que no la tumben al primer golpe. A la pregunta de qué hacer con el periodismo, la respuesta es clara: ejercerlo.

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