THE OBJECTIVE
Álvaro Nieto

Juan Carlos I y el trasero de Chanel

Lo de Eurovisión es el triunfo de la España real frente a una élite emperrada en convertir el país en lo que no es. La España que quieren destruir es la España que deslumbra a Europa

Opinión
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Juan Carlos I y el trasero de Chanel

Chanel durante su actuación en Eurovisión. | EFE

El rey Juan Carlos prepara ya su equipaje para emprender el viaje de regreso a España después de dos años de ‘exilio’. Una llamada telefónica de su hijo este domingo ha permitido desbloquear el tira y afloja en el que se encontraban desde hace semanas, y que THE OBJECTIVE ha venido contando en primicia.

Si no hay ningún contratiempo de última hora, el plan es que Juan Carlos I aparezca este viernes día 20 en la localidad pontevedresa de Sanxenxo, donde tiene previsto participar como patrón del barco ‘Bribón 500’ en una regata preparatoria del mundial de seis metros de eslora, que se celebrará en ese mismo lugar entre el 10 y el 18 de junio. Ese campeonato es muy importante para el monarca porque precisamente su barco es el actual campeón del mundo y le toca defender el título.

Este periódico publicó el pasado jueves que, a pesar de haber quedado resueltos sus problemas con la Justicia, la visita de Juan Carlos I a España se estaba dilatando por las discrepancias respecto a su posible paso por Zarzuela, ya que, como también les contamos hace semanas, la idea del Gobierno es evitar que el Emérito vuelva a pernoctar algún día en palacio.

Juan Carlos I siempre ha trasladado al jefe de la Casa del Rey que su intención es seguir residiendo la mayor parte del año en Abu Dabi, pero que le gustaría poder hacer visitas breves a España y, cuando eso incluya Madrid, alojarse en la casa donde ha vivido durante décadas.

Ola de indignación

La noticia del jueves en THE OBJECTIVE provocó numerosas reacciones y desató una ola de indignación entre aquellos que no entienden cómo es posible que alguien le niegue a don Juan Carlos la posibilidad de hacer noche en el palacio de la Zarzuela. Los teléfonos empezaron a echar humo desde ese día y todo culminó en una conversación telefónica entre Felipe VI y su padre que parece que ha terminado por allanar el asunto.

Esta primera visita después de dos años será breve pero, a diferencia de planes anteriores, sí incluirá una pequeña escala en Madrid para visitar a su familia en palacio. Según fuentes cercanas al monarca, el reencuentro de Felipe VI con su padre podría producirse el lunes 23, una vez terminado el fin de semana de regatas en Sanxenxo.

Por tanto, todo hace indicar que Juan Carlos I acatará la orden de no dormir en palacio a cambio de poder pasar unas horas con su familia y recoger algunos enseres personales. Él hubiera preferido una estancia más larga, pero parece que no está en su ánimo forzar las cosas.

La situación no deja de ser extraña. Un hombre de 84 años que no puede dormir en la que ha sido su casa durante media vida, donde sigue residiendo su esposa, porque se trata de una vivienda patrimonio del Estado y resulta que el Gobierno quiere evitar dar la sensación de que Juan Carlos I se sigue beneficiando del erario público. Lo cual es de una hipocresía mayúscula pues sigue formando parte de la Familia Real, ha sido jefe del Estado durante 39 años y, por ejemplo, seguiremos pagando su escolta hasta el último día, como debe ser.

Tratar de humillar a Juan Carlos I lo que le queda de vida sólo se le puede ocurrir a un Gobierno cuyo objetivo no es otro que arruinar su legado y erosionar la monarquía

Es evidente que Juan Carlos I ha cometido graves errores, pero también es verdad que la Justicia le ha ido exonerando de todos ellos. Y, sin embargo, ha ‘pagado’ voluntariamente un altísimo precio: primero su abdicación y luego su ‘exilio’. Tratar de humillarle lo que le queda de vida sólo se le puede ocurrir a un Gobierno cuyo objetivo no es otro que arruinar su legado y erosionar la monarquía. De ahí que sea muy importante que la propia Casa del Rey sea consciente de que, por mucho que presione Pedro Sánchez, la calle está más próxima a Juan Carlos I que al inquilino de La Moncloa.

Salvando las distancias, es algo parecido a lo que nos ha sucedido con Chanel en Eurovisión. Durante semanas, una élite supuestamente intelectual nos estuvo dando la turra con que la canción elegida por Televisión Española era casposa, machista, antigua, retrógrada… Y sí, probablemente la canción sea muy mejorable, pero la apuesta de España es tan moderna que resulta que a media Europa le ha encantado. Donde los primeros sólo ven un culo, los demás (incluidas Suecia y Australia) vemos un espectáculo portentoso.

Lo hemos dicho ya alguna vez: en España hay cuatro pijos muy sectarios a los que no les gusta su país. Y por eso quieren cambiarlo. El problema es que en Eurovisión acabamos de tener un ejemplo muy evidente de que esa España que ellos quieren destruir es la España que deslumbra a Europa. No lo olvidemos. Ni un paso atrás.

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