THE OBJECTIVE
Ramiro Grau

El caso Ábalos es en realidad el caso PSOE

Un abogado que denunció sin éxito en los tribunales el escándalo de las mascarillas de José Luis Ábalos narra su peripecia para THE OBJECTIVE

Opinión
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El caso Ábalos es en realidad el caso PSOE

José Luis Ábalos. | Alejandra Svriz

Estos días son festivos para mí, pues veo que mi esfuerzo y tenacidad están siendo reconocidos por el Poder Judicial, único poder en el que realmente creo, como jurista que soy.

Son años de constantes sinsabores, e incomprensión generalizada, silencio de la mayoría de los medios y hasta de la Presidencia del Gobierno, a la que envié en varias ocasiones información sobre las andanzas del camarada Ábalos Meco (¡qué apellido más oportuno!).

Por medio tres demandas civiles en mi contra, exigiéndome cantidades millonarias, que me obligarían a vivir el resto de mi vida debajo de un puente, tanto de Ábalos como de Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL, y de José Ángel Escorial Senante, dos ya ganadas, y la tercera, la de Ábalos, en tramitación. Pero confío en la Justicia, en Dios y en la Virgen del Pilar.

También un ictus cerebral, que me mantuvo ingresado en el hospital Miguel Servet de Zaragoza desde agosto a diciembre de 2021, con medio cuerpo paralizado. ¡Gracias, señores médicos y personal sanitario, auxiliares, empleados de la limpieza, etc., pues todos ustedes son formidables!

Me ha quedado una salud muy quebrantada, la imposibilidad de hacer esfuerzos físicos, un andar cojeando, la muerte de parte de mis neuronas cerebrales, etc., pero doy gracias a Dios por seguir vivo, y a mi esposa e hijo por cuidarme tanto, y tan bien.

He estado mucho tiempo de baja laboral, y al final he tenido que jubilarme anticipadamente, siendo penalizado con parte del importe de la pensión, ante la imposibilidad de poder seguir ejerciendo como abogado, por «averías» derivadas del ictus cerebral, tener que orinar frecuentemente, necesidad de llevar una vida más tranquila, sin sobresaltos, etc. (Todos los que han sufrido un ictus, y han tenido la suerte de sobrevivir, sabrán de lo que estoy hablando).

Muy brevemente, pues los artículos largos no los lee nadie (y los cortos, muy pocos), explico el iter criminis del asunto:

Primera denuncia ante la fiscalía provincial de Zaragoza, que decreta su archivo a vuelta de correo, por supuesto sin investigar nada.

Segunda denuncia ante el Tribunal de Cuentas, que no es un verdadero tribunal, pues solo dirime la responsabilidad contable. Rápidamente, y no sin ponerme todo tipo de trabas para registrar la denuncia, una consejera, nombrada a propuesta del PSOE, y procedente de Izquierda Unida, juez por el tercer o cuarto turno, decreta su archivo, pues dice que no hay infracción alguna, y que los precios eran ajustados a Derecho, vamos, los del mercado…

Tercera denuncia, ante el Tribunal Supremo, que admite la denuncia contra Ábalos, a los meros efectos de registro, número de asunto, etc., pero que inadmite la misma, pues dice que había una legislación especial para el covid que permitía que el Gobierno hiciera lo que le diera la gana, y claro, como Ábalos era ministro, podía hacer lo que quisiera. ¡Un «razonamiento» jurídico que me hizo perder la poca fe que todavía tenía en la justicia humana!). Sí dicen que se puede investigar la actuación de los no aforados, es decir de todos los demás, pero ante los juzgados ordinarios.

Presento un escrito ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, pidiendo que envíen mi denuncia al juzgado correspondiente, que entiendo sería un Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional, los Juzgados de Madrid, o los de Zaragoza, al tener aquí su sede social la empresa, pero lo rechazan expresamente, lo que entendí como un claro desinterés por el asunto. (Es posible que esté equivocado).

Cuarta denuncia, ante la Oficina Antifraude de la Unión Europea, por entender que se estaban malversando fondos europeos, entregados a España para luchar contra la covid, no para «robarlos»…

Curiosamente, y unos meses después, me dicen que no se habían comprometido fondos europeos, pues todo se había pagado –supongo que según el Gobierno español, al que le trasladarían mi denuncia-, pues todo se había pagado con dinero español, y ellos solo eran competentes para vigilar las «distracciones» de fondos comunitarios. Sorprendentemente, en todos los contratos publicados en el Portal de Transparencia, se dice que se han financiado con fondos de la UE.

Lo mismo me pasó con el Gobierno de Canarias, que incluso negó, por escrito, la existencia de relación alguna con Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas.

Tuve que requerirles para que revisaran sus archivos, y dijeran si mantenían esa falsead, con la advertencia expresa de que les iba a denunciar por falsedad en documento oficial y prevaricación, y entonces, viendo las orejas al lobo, rectificaron.

Quinta denuncia, ante la Presidencia del Gobierno de España. Envié alrededor de media docena de sobres, por correo ordinario, con documentación sobre el asunto, copias de mis denuncias, informaciones de prensa más relevantes, etc., para que vieran a quién tenían sentado en el Consejo de Ministros, presuntamente, por supuesto.

No recibí ni un simple acuse de recibo, o comunicación alguna, y al final dejé de hacerles envíos, pues vi que no tenían ningún interés en el asunto.

Estas cartas se mandaron de 2020 a 2023, con una interrupción de agosto de 2021 a principios de 2022, pues estaba inválido de medio cuerpo, en el  hospital, por el ictus cerebral que recibí como premio por toda esta lucha por el Derecho, y contra la corrupción.

«Una sociedad que no lucha por sus derechos y contra la corrupción, acabará perdiendo esos derechos tan trabajosamente conquistados por nuestros antepasados»

Sexta y última denuncia, ante la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada, que es la única, que al parecer, ha prosperado. Previamente se desgajó parte de la denuncia, y se mandó a la Fiscalía Europea, que medio año después, me decían que no habían recibido nada… Tampoco tengo noticia de que hayan hecho algo al respecto.

Quise explicar ante la opinión pública este caso de presunta corrupción, que podríamos llamar EL CASO ÁBALOS, o más propiamente, EL CASO PSOE, visto el escaso eco que obtenía en los medios, y publiqué dos libros sobre el particular, EL VIRUS SOCIALISTA DE ÁBALOS, chanchullos del dinero público (noviembre de 2020) y ÁBALOS JAQUE MATE (diciembre de 2021), que parece premonitorio. Ambos están a la venta en Amazon, y creo que hasta se ha vendido algún ejemplar… (¡Qué razón tenía don Ricardo de la Cierva cuando decía que en España, si quieres que algo permanezca en secreto, publícalo en un libro!).

Envié ejemplares, gratuitamente, a numerosos diarios, pero ninguno se dignó reseñarlos. (No sé si los leyeron, o, precisamente, por ello, no los comentaron).

No quiero terminar sin agradecer a los medios valientes que dieron acogida a mis denuncias: THE OBJECTIVE, El Cierre Digital, El Correo de España, El Español Digital, Vozpópuli, Periodista Digital, Heraldo de Oregón, El Criterio, etc., y a un puñado de periodistas de verdad, que se hicieron eco de ellas. Posiblemente me dejaré alguno en el tintero, pero tanto don Álvaro Romero, que compartió una demanda conmigo, como doña María Montero, don Alberto Sierra, doña Gema Huesca, don Fernán González, don Luis Miguel Montero… se hicieron eco de mis investigaciones y de los avances correspondientes.

Y varias dudas o preguntas:

¿Por qué se ha tardado cuatro años, que se dice pronto, en practicar las primeras detenciones…? Hoy por hoy, la mayoría de las pruebas de los presuntos delitos habrán desaparecido.

¿Por qué la fiscalía no ha pedido la prisión provisional de los presuntos implicados, ante la gravedad de los hechos, riesgo de fuga, etc.?

Y no digo desaparición de pruebas, porque en cuatro años han tenido tiempo de sobra para destruir toda la documentación que les incrimine. 

¿No será porque la fiscalía depende del Gobierno, como dijo Pedro Sánchez, y claro, uno no se va a disparar en propia pierna?

En fin, termino ya. Gracias, amigos lectores por compartir mis cuitas, y por tener la paciencia de leerme durante estos años. Sus comentarios me han apoyado y ayudado a seguir adelante.

Y, como decía Ihering, la lucha por el derecho es tarea de todos. Una sociedad que no lucha por sus derechos y libertades, contra la corrupción, etc., acabará perdiendo esos derechos tan trabajosamente conquistados por nuestros antepasados.

Que Dios nos de vida y fuerzas para seguir adelante.

¡Va por ustedes, amigos!

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