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De la cárcel a la yihad: así se convirtió Mustafá Amaya en el mayor reclutador de terroristas

Maya, detenido de nuevo hace una semana, llegó a captar y preparar a decenas de jóvenes para la lucha armada en Siria

De la cárcel a la yihad: así se convirtió Mustafá Amaya en el mayor reclutador de terroristas

Mustafa Maya. | A3

Los primeros contactos de Mustafá Maya Amaya con los postulados del yihadismo comenzaron hace más de 30 años. En aquella época, este hombre, de 60 años y origen belga, cumplía pena en una prisión española por diferentes delitos. Ninguno, eso sí, era relacionado con el terrorismo islámico. De hecho, Amaya, de ascendencia gitana, profesaba la religión evangelista. Hasta que una de sus muchas estancias en la cárcel comenzó a acercarlo a la yihad bajo la influencia de otros reclusos. Fue el inicio del que poco después se convertiría, según la Policía Nacional, en el mayor reclutador de combatientes para el Estado Islámico en Europa. 

Su radicalización, no obstante, se produjo tiempo después, ya en libertad. Un caldo de cultivo que le llevaría a conformar «una de las mayores redes de captación y envío de radicales para su incorporación a organizaciones terroristas de corte yihadista», según confirmó la Audiencia Nacional en 2018, tras imponerle una condena de ocho años de prisión. Mustafá Maya fue detenido junto a otras seis personas en 2014 por ser el máximo responsable de esta organización, que reclutó a través de internet a decenas de jóvenes para ser miembros del Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL), Jabhat Al Nusra (JN) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)

Durante el juicio, Amaya, afincado en Melilla, llegó a admitir que incluso alojaba a estos «futuros combatientes» para prepararlos y después enviarlos a países como Libia para hacer la yihad. Tanto es así que cuando los agentes detuvieron al belga en su domicilio había tres jóvenes, de origen francés, que «estaban esperando para marcharse a Siria», según revelan a este periódico fuentes de la lucha antiterrorista. La red que creó tenía ramificaciones en Marruecos, Bélgica, Francia, Túnez, Turquía, Libia, Mali, Indonesia y Siria.

Un perfil peligroso

Su enésima estancia en prisión, sin embargo, no sería el fin de su objetivo. Tras cumplir la pena, Mustafa regresó a la ciudad melillense, donde, según pudieron atestiguar agentes de la Comisaría General de Información, volvió a retomar contactos con otros condenados y comenzó —de nuevo— «a esparcir el mensaje de la yihad» a través de las redes sociales. Una pesquisas que culminaron con su detención y posterior entrada en la cárcel el pasado jueves por delitos de enaltecimiento y adoctrinamiento terrorista. 

La operación, revelan fuentes de la investigación a THE OBJECTIVE, comenzó poco después de que Mustafá Maya saliese de la cárcel por última vez, en la primavera de 2022. Al tratarse de un perfil peligroso, condenado por pertenencia a una organización criminal, el excarcelado seguía vigilado porque la condena, en este tipo de ilícitos, lleva aparejadas medidas de control concretas posteriores a la libertad condicional. De este modo, la Policía observó sus movimientos hasta que pudo verificar que continuaba defendiendo postulados delictivos y radicales relacionados con la lucha armada. Maya solo había cumplido cinco años de condena.

«Eliminar a los judíos»

Entre todo el material informático intervenido, que los agentes todavía continúan filtrando, se han encontrando mensajes en las redes sociales en los que Mustafá instaba «a eliminar al enemigo, a occidente y a los judíos». Respecto a esto último, entre tanto, los investigadores acreditaron que «a partir del 7 de octubre, con la escala del conflicto israelí-palestino, también se produjo una escalada en la beligerancia de las publicaciones del detenido». Sobre todo, matizan, con la llamada de Khaled Mashal, el líder del grupo terrorista Hamás entre 2014 y 1017, que animó a los musulmanes de todo el planeta a participar de una «yihad global»

Lo que más sorprende a la Policía Nacional, indican las fuentes consultadas, es la capacidad de «adaptación» de Mustafá Maya: «Pese a sus limitaciones por la edad y su estado físico —utiliza una silla de ruedas— ha sabido desenvolverse perfectamente con los nuevos métodos de captación a través de las redes. Es constante y muy metodológico. Lo que demuestra que la yihad es su fin vital». Los investigadores también han constatado que el detenido siguió defendiendo los postulados de la yihad en su última etapa en prisión. «Es su fin vital», aseguran.

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