El referéndum ilegal del 1 de octubre es el verdadero mito fundacional del independentismo. 1714 está demasiado lejos. El 1 de octubre es una herida abierta que ha de mantenerse así. A partir de ese otoño, y de sus consecuencias políticas y jurídicas, el independentismo extrae toda su legitimidad hoy.
Olé, olé y olé. Poco más se puede decir de un andaluz con tanto arte como Antonio Banderas, nuestro actor más internacional.
Se cumplen seis meses del referéndum ilegal del 1 de octubre, y el fanatismo independentista ha elegido esta fecha para recrearse en el dolor y en el recuerdo de aquella traumática vivencia de porras y golpes. Ese día muchos de mis conciudadanos pasaron miedo.
Dicen que asistimos en Catalunya al fin de una era y, aunque eso sea cierto, no hay un solo episodio en este frenético serial político que no pueda ser comprendido a través de quienes vieron lo permanente que hay en las cosas políticas precisamente porque son cosas humanas.
Mucha gente de buena fe ha visto las imágenes de viejecitos ensangrentados tras los golpes de la Policía Nacional y se ha indignado. Mucha gente con corazón ha pensado que esa viejecita afable podría ser su abuela o su tía y se ha indignado. Las imágenes han jugado siempre un papel importante en los conflictos políticos. Clint Eastwood lo explica bien en Banderas de nuestros padres. La foto del levantamiento de bandera en Okinawa sirvió para emocionar a la sociedad americana y que contribuyeran así a financiar la guerra. Otra de las imágenes que ha quedado grabada en la retina de una generación es The Terror of War, protagonizada por una niña vietnamita que corre desnuda tras el lanzamiento de un napalm por parte del Ejército de Estados Unidos. Esa foto valió un Premio Pulitzer.
Escribo esto el domingo 1-O y por lo tanto desconozco si Carles Puigdemont, Oriol Junqueras o cualquier otro espontáneo con mando en plaza, pongamos por caso Anna Gabriel, tiene pensado proclamar la independencia de Cataluña desde el balcón de la Generalitat o encaramado a un bolardo del Paseo de Gracia durante las próximas horas. Si eso no ha ocurrido en el momento en que lean esto, es posible que ocurra durante los próximos días. Todos los puentes están rotos en Cataluña y el sector independentista posibilista, si es que alguna vez ha existido, ha sido arrasado por el sector independentista mesiánico. Lo que suceda a partir de ahora está, en definitiva, en manos del azar. El aleteo de una mariposa en la India puede provocar un huracán en el Caribe y en Cataluña hay en estos momentos millones de mariposas aleteando con furia africana.
Una parte de Cataluña, convencida de que representa a la Cataluña genuina, ha decidido crear una situación constituyente para dar forma de Estado a lo que tiene por patria. No soy tan ingenuo como para no saber que las naciones suelen cubrir sus orígenes con un velo púdico, porque así como la moralidad surge con frecuencia de la inmoralidad, la legalidad más de una vez ha nacido de la ilegalidad. No estamos viviendo el primer intento histórico de crear un momento constituyente. Léase a Kelsen o a Schmitt.