Un país ingobernable
España es hoy, esencialmente, un país ingobernable. La ruptura del bipartidismo se traduce en ese virtual empate entre dos presuntos bloques –el neo-bipartidismo, quizá– PP-Ciudadanos y PSOE-Podemos, ninguno de los cuales llegaría a los 176 escaños de la mayoría parlamentaria, aunque con ventaja para el conglomerado de izquierdas porque le quedan posibles aliados como ERC y demás nacionalistas para una posible alianza. Que ésta sería el canto del cisne para los socialistas a escala nacional no es la principal consideración: la política española está en un estado de encono, navajeo y revanchas que puede desembocar en cualquier cosa.