Francisco Umbral

Berlanga equidistante

Berlanga equidistante

«Faltan valientes con apariencia pusilánime que no se casen con nadie y sepan contar los episodios nacionales de todos los días con el vitriolo necesario que escape de las babas sentimentales»

Mortal y Umbral

Mortal y Umbral

Umbral murió hace diez años y a fe que le sigo echando de menos. Fue el primer escritor al que imité, algo por cierto no muy difícil, porque los genios son fácilmente parodiables (lo que es imposible de plagiar es la mediocridad). Luego esa voz me cansó, y hasta preferí registros opuestos, pero Umbral nunca dejó de ser uno de mis héroes. Yo era de esos que hubieran comprado el periódico sólo para leer su columna, que despachó a diario durante décadas, como quien da alpiste a pájaros adictos que saben que si faltan a su cita pueden perderse un artículo hecho en alejandrinos.

Qué fue de los cafés de tertulia madrileños

Qué fue de los cafés de tertulia madrileños

La última noche que entré en el Café Gijón era jueves y aquello parecía muerto y en silencio. No había humo, ni tertulias, todos descansaban en sus sillones, todo era espacio entre las mesas, y no había caras ni conocidas ni desconocidas, quizá una o dos a las que uno puede poner nombre. Sentado de espaldas a la barra se podía ver aquello, entre las cañas a 4,60 y la ración mínima de patatas, como un funeral alargado en el tiempo, como un viajar al pasado en un sentido estrictamente espacial. ¿Qué fue de las viejos cafés de tertulia?

Publicidad
Publicidad
Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D