Arturo Pérez-Reverte es más o menos flaco y más o menos alto, tiene un recorrido largo a sus espaldas como reportero de televisión y vivió masacres en Yugoslavia, Angola o Nicaragua, comenzó a escribir ficción muy tarde, pasados los 30, supo emplear la fama de las retransmisiones para publicar con grandes editoriales, vender miles de ejemplares y fidelizar a lectores de todo el continente americano y España. Más adelante vino su ingreso en la Real Academia de la Lengua en 2003 y en Twitter en 2010; también su amistad con Javier Marías, una amistad de la que presume con frecuencia y al que regala, de tanto en tanto, armas como revólveres o ballestas.