Gana el nacionalismo, pierde Cataluña
Este domingo trascendía la noticia de que Rosa María Sardà ha devuelto la Cruz de Sant Jordi, la máxima condecoración que otorga la Generalitat. Como los verdaderos artistas, la catalana le debe poco o nada al poder público, y menos a un poder público que ha abandonado la neutralidad y excluye a los que no comulgan con su plan. Por eso, como remarcó durante la devolución, tampoco quiere que este poder le “dedique una esquela en los periódicos” tras su fallecimiento. No le deben nada.