Socialismo

Karl Marx me cae mal

Karl Marx me cae mal

El número de este mes de Letras Libres, la excelente revista cultural que en España dirige Daniel Gascón, viene dedicado a la vida y el legado de Karl Marx, de quien se celebra el segundo centenario de su nacimiento. He comprado la revista, pero he puesto cuidado en no leerla, sobre todo porque no quiero que la lectura de especialistas que saben más que yo me chafen –al menos por ahora– la opinión que hace tiempo me hice del personaje: Karl Marx me cae mal.

“Mamuška, mamuška…”

“Mamuška, mamuška…”

Estaba leyendo una biografía de Angelica Balabanova cuando me han dado las tantas y he salido apresuradamente a comprar el pan con la imaginación inundada por lo leído. En la esquina de la panadería me he encontrado con Eduardo Álvarez Puga, que fue el director de Interviú en los años gloriosos de la revista, los de la transición.

Decirlo es serlo

Decirlo es serlo

En El joven Marx, la nueva película de Raoul Peck (I am your negro), unos jóvenes Marx y Engels intentan revitalizar el movimiento anarquista y socialista y hacerlo más científico y materialista. Es una película lamentable, llena de clichés, que consigue convertir a cualquier espectador medianamente leído en un defensor del neoliberalismo.

El caso en contra de la izquierda

El caso en contra de la izquierda

Venezuela se ha convertido en una papa caliente para la izquierda política.
Es un caso embarazoso, incómodo. A pesar de que ser de izquierdas es un
significante vacío y el término nacido del lugar en que se sentaron los diputados franceses con respecto al presidente de la Asamblea Nacional Constituyente del 14 de julio de 1789 ha perdido todo sentido en los tiempos contemporáneos, una especie de atonía o inercia intelectual hace que la gente de izquierdas se vea a sí misma como progresista.

La mujer china redefine la belleza de género

La mujer china redefine la belleza de género

La androginia entre las jóvenes chinas es tendencia; el rechazo a la definición y los estereotipos de género parece contrarrestar la presión de una sociedad tradicional que estimula la hiperfeminidad en las mujeres. La aparición en la escena musical de varias cantantes que prefieren no definir su sexualidad o género parece avivar los debates sobre el ideal femenino de delicadeza y sumisión de la cultura china. Es posible, que esta sea otra loca tendencia del país asiático, sin embargo, ya son varios años en los que está moda no solo no ha tocado a su fin, si no que parece ser más popular que nunca.

Socialdemocracia: la izquierda optimista

Socialdemocracia: la izquierda optimista

Las primarias socialistas han resuelto un problema cardinal del PSOE: el liderazgo. Desde la incomprensible decisión de Rubalcaba de presentarse al congreso de Sevilla en 2012, todo ha sido transitorio e inestable. Y lo era en la medida en que Susana Díaz no competía. El líder del PSOE sería ella o alguien que compitiera contra ella. Es de agradecer que esta incógnita pospuesta se haya definido. Los resultados son tan contundentes dadas las expectativas contrarias, que Sánchez es ya hoy el líder indiscutido que nunca le dejaron ser. Desde ese año del congreso de Sevilla, el debate sólo ha girado formalmente hacia fuera, porque todo se jugaba dentro. En este escenario, no sorprende la victoria de Sánchez, que es justamente percibido como alguien que hizo lo que pudo con su partido en contra desde el primer día y evitó el sorpasso en un momento extraordinariamente complicado.

Las primarias, ¿eran esto?

Las primarias, ¿eran esto?

Así que lo de las primarias en el PSOE consistía en poner a tres en el escaparate y liarse a tirarles verduras y tomates entre insultos por parte de la militancia que se supone que irá a votarles, mientras ellos no se cortan y también se enzarzan a codazos.

La perfección bolivariana

La perfección bolivariana

La “experiencia democrática venezolana”, que el cineasta Pedro Almodóvar propuso como ejemplo a seguir en aquéllos días de furia contra José María Aznar, se acerca a su perfección bolivariana. La revolución sufre cuando el poder está dividido, y parte de él campa a sus anchas, desobediente. ¿Qué revolución sin dictadura? ¿Qué perfección sin unicidad?

Sánchez, dionisiaco conquistador; susana, apolínea estratega

Sánchez, dionisiaco conquistador; susana, apolínea estratega

El pasado sábado, 28 de enero, Pedro Sánchez se dispuso a tomar el cauce de unas aguas, tras el impulso de la tormenta de Ferraz, en apariencia calmadas. Fue en Dos Hermanas, pueblo de la provincia de Sevilla. Como si de un antiguo rey castellano se tratara, pero a la inversa, Sánchez bajó del norte con intención de conquistar, de reconquistar, el epicentro del socialismo en España, que es andaluz, acaso federal, aunque resida en Madrid por utilidad para la burocracia. En contra de lo que todos apuestan, simpatizantes, militantes y adeptos, hubo apoyo interno -tímido también, sí- en el mitin de Pedro, un aliento que encuentra sus puntos fuertes en el histórico Toscano –alcalde de teoría y cacique de prácticas, en su municipio, se entiende- y Pérez Tapias, ejemplo de un PSOE más inclinado al pensamiento y a la ideología, al tratado y a la filosofía, que al pragmatismo y al eslogan, valores en boga tanto en la sociedad de hoy como en la principal rival de esta facción sanchista, al menos en los titulares y ecos del periodismo, Susana Díaz.

La gran diferencia

La gran diferencia

Pensé que le estaba plagiando el discurso de investidura a Colau y los podemitas. Por lo de no ser un traspaso de poderes como cualquier otro sino uno que marca un antes y un después. Por lo de estar devolviendo el poder al pueblo y el pueblo al poder. Por lo de que nunca más gente olvidada por su gobierno, nunca más un gobierno sin su gente. Por aquello de las élites que se servían a sí mismas y lo de un gobierno que está, por fin, para servir a su pueblo. Por todo este manual de populismo para dummies, en fin, y valga la redundancia.

Seguidores y detractores del populismo, ¿quién contribuye más?

Seguidores y detractores del populismo, ¿quién contribuye más?

Lo reaccionario del populismo subyace en su determinismo, en su capacidad de limitar, de antemano, la construcción de cualquier discurso. El mesiánico lo da todo hecho, como los cruceros concertados o las pizzas congeladas. Para los populistas siempre habrá un culpable, un enemigo, una mano negra a la hora de cubrir cualquier contexto: banca, inmigrantes, poderosos, los políticamente correctos, los que en todo ven el populismo. Así, en abstracto, en esa generalización del artículolos que articula, a su vez, el argumento que está por venir. Y es que el populista fija primero al adversario y luego da aire a la idea, en el sentido opuesto a las agujas del reloj de las ideologías. Por otra parte, nos encontramos, obvio, con que ese mundo tan sencillo, tan prefabricado, es una estupenda excusa para declinar motivos razonados, pensamientos, raciocinios, y así satisfacer nuestros instintos ideológicos más cercanos ¿Para qué complicarnos más? ¿Para qué pensar?

La historia, seguro, lo juzgará

La historia, seguro, lo juzgará

Ha muerto Fidel y hemos asistido al espectáculo trivial de unos medios de comunicación que han sido más generosos con él (que no hubiera autorizado su publicación en Cuba) que con Donald Trump, que ha tenido la desfachatez de ganar unas elecciones democráticas contra las preferencias de estos medios. Pero no voy a hablar de Fidel, sino de un oscuro episodio de la historia cubana que nunca interesó mucho a la prensa.

Postal sociata

Postal sociata

Un descalzaperros asola Europa entero, un descalzaperros asola el socialismo, esta Celtiberia de trapillo, que canta Emilio Arnao, y hasta el cuerno de la abundancia del que yo mismamente no mamé ‘nasti’. Las siglas no son las que fueron, y donde el bacalao fundacional hoy sólo pasean nostálgicos y despistados.

Sin precio, libertad

Sin precio, libertad

Con la muerte de Fidel Castro se han destapado ciertos debates en principio olvidados, o al menos superados en los primeros pasos del siglo XXI. De hecho, hay una generación, en la que me afirmo, nacida o educada en esos años, a la que la dictadura de Castro o el Tratado de Belavezha le suena más a Historia que a nostalgia. Pero si doctores tiene la Iglesia, no digamos la economía, ese dios material, de papel y hueso, absoluto. Estos últimos predicadores han ido por el mundo de sus ideas pontificando un argumento más antiguo que el hilo negro, aunque revestido, en su ideario, se entiende, de original novedad.

Como si fuera 1959

Como si fuera 1959

Como si fuera 1959. Así celebran los suyos la muerte de Fidel Castro. Y es algo sorprendente ver lo nostálgicos que se han puesto estos días los más de entre nuestros progresistas. Cuando yo pensaba que la gran ventaja de ser progresista consistía, precisamente, en no tener que asumir como propias las barbaridades del pasado. Y es algo curioso que el Fidel al que más se recuerda y reverencia sea precisamente el más remoto. De esa época son, por ejemplo, las fotos que más abundan en periódicos y redes sociales, que recuerdan al Fidel comandante o al Fidel revolucionario, al Fidel que vivió hace 50 años, y que pretenden hacer olvidar al más reciente y cercano, el Fidel que ha muerto, el viejo tirano vestido de chándal.

Usted debía estar muerto

Usted debía estar muerto

Durante un viaje a Cuba, Graham Greene le habló a Fidel Castro del día en que jugó a la ruleta rusa. Gabriel García Márquez fue testigo de aquella conversación y lo contó en un artículo publicado en El País en 1983. El escritor británico le dijo al dictador que había arriesgado los sesos jugando con una vieja pistola de su hermano. “En cuatro ocasiones diferentes”. Entre las dos primeras había pasado una semana y las dos últimas fueron sucesivas. Entre una y otra, Greene sólo había dejado pasar unos minutos.

Muerto Fidel, ¿ahora qué?

Muerto Fidel, ¿ahora qué?

La Cuba que deja Fidel a los 90 años no es la misma que dirigió y modeló por casi cinco décadas hasta que abandonó el poder hace diez años. Aún así, para muchos cubanos aunque ya no gobernaba nada ocurría sin su consentimiento. «La muerte de Fidel Castro probablemente acelerará las reformas económicas en curso en Cuba bajo el liderato de su hermano Raúl. Quizás haya que esperar al retiro de Raúl de la presidencia en el 2018, según lo anunciado, para percibir con más claridad si habrá cambios sustanciales en la cúpula dirigente cubana», señala a AFP Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida.

Sin dejar de enarbolar la bandera del socialismo más reaccionario, el menor de los Castro, de 85 años, emprendió una modesta, pero histórica, apertura frente al trabajo privado y la inversión extranjera, y una nueva relación «entre iguales» con Estados Unidos, su mayor adversario desde la Guerra Fría. Ahora el interlocutor desde Washington ha cambiado. El dialogante Barack Obama será sustituido por un Donald Trump que ha calificado al desaparecido líder cubano como «dictador brutal» y que durante la campaña aseguró que tumbaría la política del presidente saliente en lo que respecta a La Habana. Sin embargo, Raúl Castro ha insistido en que los cambios previstos se aplicarán paulatinamente, sin políticas de choque, y cuando se den las condiciones necesarias. El cambio se ha iniciado en una isla que sigue anclada en el siglo XX y que ahora debe afrontar cuán alargada será la sombra de Fidel Castro para dar el salto definitivo al siglo XXI. En su última aparición ante el congreso del Partido Comunista de Cuba, el pasado abril, el fundador de la Revolución cubana se despidió del pueblo que tuteló a su medida: “Pronto seré ya como todos los demás, a todos nos llegará nuestro turno”. “Pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos”.

El Gobierno ha declarado nueve días de luto. El lunes y el martes tendrán lugar actos de homenaje en La Habana y el miércoles comenzará el traslado de sus cenizas en una procesión que atravesará la isla hasta llegar a Santiago de Cuba, donde se le dará sepultura en el cementerio donde reposa José Martí, el héroe de la Guerra de Independencia de España.

Un PSOE sin ideas

Un PSOE sin ideas

Un profesor británico sostiene que la película de Disney «La Bella y la Bestia» incita a la violencia doméstica. Su absurda tesis está tan en lo políticamente correcto que creo que ese hombre es del PSOE.

Los cinco ¿retos? para el nuevo Gobierno de Rajoy

Los cinco ¿retos? para el nuevo Gobierno de Rajoy

Me pide Ignacio Peyró, director de esta sección de El Subjetivo en The Objective, que escriba los que creo que son “los cinco retos principales” a que se enfrenta el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. Uno tiene la sensación de que entender como “retos” algo relacionado con Rajoy acaso ya sea un punto de partida no del todo acertado: uno sospecha que este registrador de la propiedad pontevedrés afronta las cosas más como hace cualquier otro funcionario con los encargos de su oficina, que como un deportista o un héroe clásico se enfrenta a sus “retos”. Pero sea, llamemos por un rato “retos” a esos cartapacios con expedientes que te ha traído a la mesa el jefe de negociado y veamos cuáles son, en mi humilde opinión, los cinco más peliagudos de ellos.

Los cinco retos de Rajoy

Los cinco retos de Rajoy

Si los diez mandamientos de la ley de Dios se encierran en dos, los cinco retos del nuevo gobierno Rajoy se condensan en uno: solucionar la cuestión catalana. El juicio futuro a Mariano Rajoy –y también a Soraya Sáenz de Santamaría, a quien se le han concedido todos los poderes– dependerá de su habilidad para sortear el escollo del soberanismo. Sin duda, la medida del éxito de un gobierno pasa por responder con el trabajo bien hecho al depósito de fidelidades, afectos y vinculaciones que conforman la historia de una nación. Lo otro –“la casa dividida”, por decirlo al modo evangélico– supondría el fracaso definitivo del empeño democrático de un país que salió del franquismo decidido a dejar atrás el cliché del Spain is different.

La paradoja del comediante

La paradoja del comediante

En un audio de la Fundación Juan March (¡ese elitismo gratis!), el poeta Guillermo Carnero menciona ‘La paradoja del comediante’ de Diderot. Lo escuché por casualidad el día en que el exlíder socialista Pedro Sánchez anunció que entregaba su acta de diputado y, en la comparecencia, agachó la cabeza y soltó unos sollozos.

Susana Díaz, 70

Susana Díaz, 70

Viví en calle Ferraz cuatro inmortales años. Compraba libros de geishas y kamikazes en la librería El Aleph, observaba el andar melancólico de Adolfo Marsillach y cruzaba hasta el templo de Debod para degustar, en tardes de cines en versión original, el mejor atardecer de elegante paleta anaranjada de Madrid.

Perejil con sangre

Perejil con sangre

Cuando a Susana le prepararon el Ritz como una mesa en el Orient Express con platería de Cleopatra, llevaba semanas de presidenta andaluza. Aún parecía ir con Griñán, su padrino difunto, en un colmillo o en un tarro. Ante el socialismo desmoralizado y el establishment temeroso del secesionismo, dijo lo que todos querían escuchar, incluso aunque ella votó aquel Estatut. Todavía no había gobernado, no había hecho nada, sólo heredar ese imperio de moscas que es Andalucía. Pero la tomaron por salvadora como tomaron por princesa a la florista de My fair lady: por atrezo, abanicazos de pestañas y frases sobre el tiempo aprendidas frente a una bocina o un loro.

Sánchez renuncia a su escaño y anuncia que volverá a presentarse para liderar el PSOE

Sánchez renuncia a su escaño y anuncia que volverá a presentarse para liderar el PSOE

«Con mi renuncia al acta deseo contribuir a dar a la política un sentido del compromiso que va más allá de lo personal. Tengo otra visión de hacer política», que tiene más que ver con la nueva política de participación, ha explicado. En otro momento, a punto de romperse ha admitido «cuán dolorosa es la decisión que tomo», asegurando que sintiéndose socialista siempre ha sido un honor formar parte del Grupo Socialista que ahora abandona. «Pero se entenderán que no puedo fallar a mi partido, que no puedo fallar a los millones de votantes que confiaron en el PSOE en las pasadas elecciones generales, a los miles de militantes que confiaron en mí y compartieron con orgullo el camino de decir ‘no es no’ a Mariano Rajoy». Sánchez ha pedido a la gestora que no expulse a los diputados que en la sesión de investidura han anunciado que votarán ‘no’ a Rajoy, rompiendo así la disciplina de voto impuesta por el Comité Federal «y mucho menos romper la alianza con nuestro hermano el PSC», cuya dirección acordó esta semana que los siete diputados voten no a la investidura del líder del PP. «En el PSOE no sobra nadie», ha subrayado. También ha defendido esos votos en contra a Rajoy porque «son la expresión de lo que piensa de forma mayoritaria nuestros votantes y militantes».

Por último, Sánchez ha mandado un mensaje a la gestora, cuya actuación expira tras la investidura de Rajoy, «Hoy se facilita la presidencia de Rajoy y el lunes la gestora deberá poner fecha y hora para la celebración del Congreso. Queremos votar y como militante de base que paso a ser, dedicaré a partir del lunes todo mi esfuerzo a defender el derecho a votar de toda la militancia».

Un PSOE democrático

Un PSOE democrático

El PSOE ha dejado de ser ‘El señor de las moscas’. Ya no rigen los niños en esa selva. Los mayores han descartado el canibalismo democrático y de progreso y, como son mayoría, han impuesto su criterio. Finalmente, ofrecerán una abstención vergonzante que permitirá la reelección de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.

El PSOE o la pena

El PSOE o la pena

En la vida, uno puede ser objeto de ardorosas pasiones capaces de congregar a las masas o del odio más encendido, que siempre doblega y paraliza al enemigo. Puede caer en gracia, como un cómico bendecido, o puede suscitar antipatías, como un villano de cine. Lo que no se puede es dar pena.

PSOE: nos une el espanto

PSOE: nos une el espanto

El pasado domingo, en dos suplementos económicos de la prensa generalista, leí dos reportajes interesantísimos. Uno sobre cómo han cambiado los hábitos de consumo en el supermercado y qué nos dice eso de los cambios sociales subyacentes; y otro sobre la distinta forma que tiene de relacionarse con la realidad los Millenials en comparación con las generaciones anteriores. Cambio generacional, tecnologías disruptivas, sostenibilidad de las pensiones, precarización del empleo, aumento de la desigualdad, formas nuevas de proteger al trabajador sin por ello perder competitividad y flexibilidad… Las cuestiones, además de apasionantes, son urgentes, fundamentales para entender y cambiar la realidad inmediata.

Borrell y cuenta nueva

Borrell y cuenta nueva

Dicen que es la esperanza lo último que se pierde, pero en España será, en cualquier caso, la socialdemocracia. El PSOE va camino de convertirse en el perfecto sustituto a ese ideal tan nuestro de la nación indestructible, la que lleva años destruyéndose a sí misma para resurgir, una y otra vez, de la ceniza. La explicación a este fenómeno la encuentro al cambiar de lente en el análisis de su declive institucional y político. Y partimos de que no es tal. Más bien, al contrario. El PSOE ha diluido su discurso en la nadería ideológica no por declive, sino por éxito. Sus propuestas estás agotadas  por el simple hecho de haber triunfado, de haber consumido todas las cartas. Desde el primer artículo de la Constitución hasta las últimas resoluciones del juzgado de lo social. ¿Recortes del Estado social? Una vueltecita por el BOE y, como Tomás, toquemos las llagas de la socialdemocracia en cada una de sus disposiciones. Volveremos a creer.

Alsasua en la crisis del PSOE

Alsasua en la crisis del PSOE

Hace unos días, una horda de abertzales propinó una paliza a dos guardias civiles y a sus novias en Alsasua. Los agentes compartían una noche de viernes, junto a sus parejas, en un bar de la localidad navarra. Y aunque iban de paisano, alguien los reconoció e identificó como miembros del cuerpo de seguridad. Hicieron falta 50 valientes para mandar a los cuatro al hospital.

Prieto, Pedro

Prieto, Pedro

Este es el relato. Había una vez un país cuyo partido socialista se llamaba PSOE y era uno de los más antiguos en su escenario político. También de los más importantes. Importante porque obtenía miles y miles de votos (aunque últimamente renqueaba un tanto), importante (quizá aún más) porque sus fieles habían penetrado en varias capas de la sociedad y usaban allí de poder e influencia. Ahora bien, este partido tenía un problema: era para todos claro que él solito no sería capaz (al menos en los próximos años, probablemente en los próximos lustros, quién sabe si en las próximas décadas) de derrotar electoralmente a los partidos situados a su derecha. Su número de votos apenas superaba el 20 %. A militantes y dirigentes del PSOE les costaba entenderlo: ¿por qué no se les echaba esta esquiva España en sus acogedores brazos?, ¿no eran ellos, a la postre, los que tenían las mejores ideas para ella? (Aunque, a fuer de sinceros, reconozcamos que a muchos de ellos les costaría especificar exactamente cuáles eran tales ideas).

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