Estos son los seis peores consejos para perder peso (nunca funcionan pero te los crees)
No hay nada peor que querer adelgazar y conseguir justo lo contrario por hacer caso a mitos que no funcionan
No hay nada peor que querer adelgazar y estar cuidándose y no ver los resultados tan pronto como nos gustaría. O, lo que es peor, no verlos nunca o estar engordando. ¿Y por qué sucede esto? Pues, normalmente, porque creemos en consejos sin validez científica que nos prometen una pérdida de peso rápida pero que, como has podido comprobar, no funcionan.
Lo peor de estos consejos no es que no sirvan para adelgazar, sino que además prometen resultados inmediatos. Has de saber que si, por ejemplo, pierdes cuatro kilos en una semana, los acabarás recuperando (a no ser que tengas mucha obesidad). Así, lo mejor es seguir las pautas alimenticias correctas y no tener prisa.
Al respecto, las estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) estiman que una persona puede adelgazar de 0,5 a 1 kilo por semana, y que es un ritmo adecuado para conseguir el objetivo final de peso. ¿Y no se puede adelgazar más rápido? Sí, pero hacerlo más lentamente nos proporciona diferentes beneficios:
- Es mejor para la salud, ya que mejora la presión arterial, el colesterol en sangre y el azúcar en sangre.
- Evitamos el temido efecto rebote, que se produce al volver a comer como antes, recuperando todo el peso perdido (y más).
- Nos educamos nutricionalmente y adoptamos hábitos que nos sirvan en el futuro.
- Evitamos perder masa muscular en vez de grasa.
Los peores consejos para adelgazar que nunca funcionan
Para que vayas a tiro hecho y no pierdas tiempo ni salud en tu intento de adelgazar, a continuación recogemos los peores consejos para perder peso que sigue muchísima gente y que, lamentablemente, nunca funcionan:
1) Come menos y haz más ejercicio
Mucha gente dice que adelgazar es fácil, pues simplemente hay que comer menos y moverse más. Pero la realidad es que los consejos son vagos y condescendientes, tal y como ha demostrado la ciencia. De hecho, si fuera tan simple, todo el mundo sería delgado y tú no estarías leyendo esto.
Aunque, obviamente, lo que hagamos para perder peso cuenta, en el proceso de adelgazamiento entran en juego otros factores, como:
- La genética y la complexión individual.
- La edad. Con el paso del tiempo, el metabolismo basal se ralentiza.
- Patologías y fármacos. Existen ciertas patologías en las que puede darse un aumento de peso, como, por ejemplo, el hipotiroidismo o la depresión. Lo mismo ocurre con determinados fármacos, que pueden tener como efecto secundario el aumento de peso, como, por ejemplo, los corticoides, algunos antidepresivos, los fármacos de terapia hormonal, etc. Estos nos estimulan el apetito, favorecen la retención de líquidos o dificultan la oxidación de las grasas.
- Las hormonas. Están implicadas en procesos como el hambre, la saciedad, etc. Así que cualquier alteración hormonal puede contribuir al aumento de peso.
- El estrés, que está directamente relacionado con la ganancia de peso y la imposibilidad de adelgazar, especialmente cuando hablamos de estrés crónico.
- La masa muscular y adiposa, y el metabolismo. Por este motivo, las personas con obesidad o con mayor porcentaje de grasa corporal suelen tener un gasto energético basal menor, lo que dificulta la pérdida de peso. Por otra parte, el metabolismo de algunas personas es más lento, lo que significa que queman menos energía y aumentan de peso.
- Descanso y patrones del sueño. Mientras dormimos, segregamos hormonas que regulan el sueño y que controlan el apetito e influyen en la acumulación de grasa, por ejemplo. De modo que dormir poco o no tener un descanso de calidad se relaciona con una mayor probabilidad de ganar peso, y también de dificultar su pérdida.
- Las emociones, el estado de ánimo y la salud mental. Las emociones, nuestro estado de ánimo y las alteraciones psicológicas pueden influir en qué, cómo y cuánto comemos, lo que nos puede impedir adelgazar.
2) Con hacer ejercicio ya es suficiente
La mayoría de la gente cree que con salir a correr ya es suficiente para adelgazar, pero no. De hecho, puede hacerte engordar, pues hacer solo ejercicios de cardio, o hacer demasiado (como, por ejemplo, estar en la elíptica o en la bicicleta 90 minutos), puede consumir tu masa muscular magra, esto es, los lípidos que constituyen una reserva de energía para el cuerpo.
Esta masa es esencial para acelerar tu metabolismo y hacerte quemar calorías, ya que hace que el cuerpo se concentre más en la resistencia, almacenando energía en forma de grasa para garantizar que tenga suficiente combustible de reserva para seguir adelante durante todos esos kilómetros. Además, este tipo de cardio intenso aumenta el apetito, por lo que es más que probable que tras la sesión de más de una hora te des algún que otro capricho culinario y no muy adecuado para la dieta.
3) No comas fruta, ya que tiene azúcar
Las frutas no engordan. El azúcar de la fruta (fructosa) no se comporta igual en nuestros cuerpos que el azúcar refinada –ya que en el caso de la fruta no se producirá una liberación excesiva de insulina y, por tanto, no habrá una caída hipoglucémica–, así que si quieres adelgazar no tienes por qué privarte de consumirla.
4) No comas grasas ni almidón
La comida real se compone de:
- Alimentos proteicos.
- Alimentos grasos.
- Alimentos ricos en almidón.
- Alimentos ricos en fibra.
Para perder grasa y adelgazar, has de combinar el consumo de estos grupos de alimentos. De todos, incluyendo los grasos. Eso sí, has de elegir los que tienen grasas buenas —como el salmón, el aguacate o el aceite de oliva—, las cuales ayudan a reducir la hinchazón y contribuyen a la pérdida de grasa del cuerpo. La caballa, la trucha, el atún o las sardinas son también pescados grasos a tener en cuenta
Y en cuanto a los alimentos ricos en almidón, como la patata, combaten la grasa, ya que no aportan calorías, son más saciantes —al llenarnos más, comemos menos— y también regulan la microbiota. Y respecto a los alimentos ricos en fibra, son esenciales para perder peso, ya que favorecen una menor absorción de azúcares, lo que hace que sumemos menos calorías, produce una mayor sensación de saciedad y mejora la flora intestinal.
5) Tienes que desayunar sí o sí
No tienes que desayunar si no quieres, pues numerosos estudios han demostrado que tomar o no el desayuno tiene muy poco efecto sobre el peso, y que saltárselo puede incluso resultar en una pérdida de peso ligeramente mayor. Las investigaciones demostraron que el balance calórico total al final del día para los que no desayunaban era de 408 calorías menos.
Eso sí, si desayunas, asegúrate de comer proteína, ya que ralentiza la digestión y previene picos y caídas de azúcar que conducen a darnos sensación de hambre y antojos de azúcar, incluso cuando ya hemos consumido suficientes calorías. La mayoría de las personas toma desayunos ricos en carbohidratos que desembocan en caídas de energía unas horas más tarde y, como resultado, terminan comiendo calorías adicionales para obtener más energía.
Unas buenas proteínas en este caso serían:
- huevos
- carne magra
- legumbres
- verduras
- lácteos
- pescado
6) Olvídate de los frutos secos por un tiempo
Mucha gente cree que comer frutos secos es incompatible para adelgazar, y es justo al contrario. Así lo detalló este estudio, publicado en el Journal of the American Heart Association, que concluyó que el consumo de una dieta que contiene grasas insaturadas, como las que se encuentran en los frutos secos, tiene efectos en la pérdida de peso similares a los de una dieta baja grasas. Es decir, que con comer este fruto seco tendremos los mismos resultados que con un régimen para adelgazar.
Otra investigación, publicada en Nutrition, demostró que consumir una dieta rica en grasas poliinsaturadas (nueces, salmón, atún, aceite…) también conduce a adelgazar, ya que provoca una disminución significativa de hormona que aumenta el hambre y un aumento significativo de la hormona que aumenta la sensación de plenitud o saciedad. Es decir, que comeremos menos y, por tanto, perderemos peso.
Eso sí, no más de un puñado al día.