Cómo ser más feliz, según la ciencia: diez acciones sencillas que te ayudan a lograrlo
Silvia Álava, doctora en Psicología clínica, ofrece consejos para que aumentemos nuestra felicidad
Alcanzar la felicidad se ha convertido en uno de los deseos principales del primer mundo. Pero ¿cómo conseguirlo? ¿Cómo se siente uno mejor cuando tiene todas las necesidades cubiertas? ¿Qué nos hace falta para alcanzar esa meta o al menos acercarnos a ella?
Desde la publicidad, las redes sociales, las revistas, nos instan a conseguirlo, pero no siempre lo que nos proponen está basado en la evidencia científica, por eso Silvia Álava, doctora en Psicología clínica y de la salud, ofrece una serie de consejos en su libro ¿Por qué no soy feliz? (HarperCollins) que pueden contribuir a incrementar nuestra felicidad y que además cuentan con el respaldo de la investigación científica.
Diez acciones que te hacen más feliz, según la ciencia
La felicidad existe aún en las situaciones más difíciles. Así lo asegura Álava, quien ejerce como psicóloga sanitaria y educativa, especializada en Psicoterapia, profesora universitaria y divulgadora científica: «Hoy más que nunca, disfrutemos de las pequeñas cosas que nos proporciona la vida y trabajemos cada día, de forma proactiva, por incrementar nuestra felicidad. Para aumentar nuestra felicidad debemos pasar a la acción». ¿Cómo? Con estos diez consejos:
1. Pasar tiempo con amigos o familiares
Todas las personas nos sentimos más felices cuando estamos con otras personas, cuando nos sentimos integrados y sentimos que pertenecemos a un grupo o una familia.
«Si tuviéramos que traducir toda la literatura científica de las causas de la felicidad humana en una sola palabra sería ‘social’. Somos con diferencia la especie más social de la Tierra. Si tuviera que predecir tu felicidad y solo pudiera saber una cosa de ti, no me interesaría conocer tu sexo, religión o ingresos. Querría saber sobre tu red social: amigos, compañeros de trabajo, familiares… y la solidez de tus lazos con ellos», afirma la experta.
2. Hablar con los amigos y compañeros
«Cuidar las relaciones sociales. Cuidar y quedar con los amigos y hacer nuevas amistades también se relaciona con la felicidad».
3. Llevar un ‘diario de gratitud’
Álava nos insta a anotar cada día, al menos, tres cosas por las que estamos agradecidos, o aquello que más nos han gustado del día, tomando el tiempo de reflexión necesario para ser conscientes de las cosas buenas. Hacerlo «aumentará nuestra satisfacción general y nos ayudará a dormir con un espíritu más positivo».
4. Trabajar por una causa mayor
Tener un fin, un objetivo en la vida que nos mantenga con energía y que nos haga levantarnos cada mañana.
5. Realizar actos altruistas
Ofrecer nuestro tiempo y/o nuestro dinero es una vía para alcanzar la felicidad, compartir, dar lo que no necesitamos y que para otros puede significar todo un tesoro. «Es una gran labor que todos podemos realizar».
6. Enviar mensajes positivos
Reforzar los comportamientos positivos de los demás y aprender a enviar mensajes de refuerzo y en positivo, incrementará nuestras emociones positivas y hará que nos sentimos más felices.
7. Hacer 30 minutos de ejercicio al día
Cuando nos movemos segregamos endorfinas que hacen que nos sintamos mejor. Al respecto, numerosos estudios científicos han demostrado que el ejercicio regular está asociado con una disminución del riesgo de desarrollar depresión y otros trastornos del estado de ánimo.
8. Dar las gracias
La gratitud es uno de los mayores predictores de la felicidad. Cuando agradecemos las cosas que hacen por nosotros las personas que nos rodean, incrementamos nuestra felicidad.
9. Tener ilusiones
«Crear y fomentar nuestras propias ilusiones: las cosas tienen la importancia que nosotros les damos, no hace falta que sean cosas materiales en las que tengamos que gastar dinero, incluso mejor si el dinero no interviene: dar un paseo, charlar con un amigo, disfrutar de una buena comida…», afirma la experta.
10. Reforzar nuestras virtudes
Cada vez que utilizamos una habilidad, sea la que sea, «experimentamos un subidón de positivismo. Especialmente cuando ejercitamos una fortaleza de nuestro carácter, un rasgo propio y arraigado en nosotros. Por eso es importante pararnos a observar, saber cuáles son nuestras fortalezas y ser conscientes de que las estamos poniendo en práctica».