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Sexualidad

La cara oculta de la 'operación bikini' y el deseo sexual: por qué puede jugar en nuestra contra

Aunque siempre se ha dicho que el verano aumenta nuestra libido, también puede ocurrir justo lo contrario

La cara oculta de la ‘operación bikini’ y el deseo sexual: por qué puede jugar en nuestra contra

Falta de deseo sexual

Ya sabemos de sobra que en verano aumenta, en general, nuestro deseo sexual. Es, sobre todo, un tema hormonal, ya que el calor y la luz estimulan de forma natural las glándulas que segregan serotonina y otras hormonas del placer que contribuyen a nuestro bienestar. Y si a eso le añadimos que vamos con poca ropa, que tenemos muchos planes y ganas de pasarlo bien y disfrutar, todo se dispara.

Pero, ojo, porque también puede ocurrir justo lo contrario: que esta época estival nos pase factura y que acabe con nuestro deseo sexual. Así nos lo cuenta a THE OBJECTIVE la psicóloga y sexóloga de Diversual Lucía Jiménez.

Cómo influye la ‘operación bikini’ en nuestro deseo sexual

«El verano nos obliga a exponer nuestros cuerpos más que en cualquier otro momento del año. Comienzan las campañas publicitarias a avasallarnos con mensajes sobre cómo deberíamos cuidar nuestra estética; bikinis mini, piernas depiladas y pieles bronceadas y esculpidas. La ansiedad de tener que mostrar tu cuerpo junto al de otras personas que probablemente llevan meses entrenándose por la famosa operación bikini, te lleva a hacer lo mismo o a esconderte», afirma Jiménez.

De pronto, «miras a tu alrededor, y cuando devuelves la mirada hacia ti mismo resulta que lo que ves te gusta menos que antes, o ni te gusta: ‘No encuentro mi cuerpo deseable, y de este modo, dejo de desear’. La percepción que se tiene sobre el propio físico influye en el deseo sexual».

Este fenómeno, detalla la experta, es más frecuente en mujeres que en hombres, «tal vez porque hay diferencias en la educación de unos y otros, y a las personas socializadas como mujeres se las enseña a complacer y agradar, por lo que encajar con unos moldes, unos cánones de belleza, puede ser extremadamente ‘placentero’ (al menos momentáneamente). Y no cumplir con ellos, muy doloroso. Este fenómeno lo explica la teoría de la objetivación (Fredrickson & Roberts, 1997), la cual postula que el cuerpo femenino se construye socialmente como un objeto observable y evaluable en base a su apariencia».

La libido puede bajar en verano

Como vemos, la libido puede bajar en verano, ya que cuando no nos gusta nuestro cuerpo, no lo deseamos. ¿Y cómo vamos a sentirlo deseado por alguien más?

«Por tanto, lo que nos motiva a acercarnos a él, a su placer, y a otras personas, desaparece. Esto puede pasar cuando se ha tenido un cambio físico muy notable, como el vivido durante un embarazo, un cambio de peso repentino o la pérdida de algún miembro por algún accidente, etc. Hay un tiempo durante el que cuesta sentirse identificada con el nuevo cuerpo que se habita, y otra vez esta distancia generada hacia la forma que nos contiene, nos aleja también de la posibilidad de sentirlo y desear».

El método Kivin, el de los expertos del cunnilingus

Cómo recuperar el deseo sexual en verano

La forma de recuperar el deseo no pasa por tener el cuerpo perfecto, porque, de ser así, la humanidad se habría extinguido hace ya rato. «Se trata de mirarlo con otros ojos, y de conectar con las sensaciones que nos ofrece, tenga la forma que tenga», asegura Jiménez, que da unas claves para poder recuperar la libido en verano:

  • Algo de actividad física: «Y no porque el objetivo sea tener un cuerpo tonificado y sin grasa, sino porque en ocasiones, del propio rechazo a uno mismo, se dejan de practicar deportes, lo cual es importante para tener una buena salud y ganar mayor conciencia corporal. Y no olvidemos que actividad física puede ser simplemente pasear o bailar».
  • Cambiar el foco: cuando no nos gusta algo de nuestro cuerpo, lo generalizamos a todo nuestro ser. «Es importante poder, de vez en cuando, cambiar el foco a lo que sí nos gusta. Por pequeño que sea, aunque no le demos el mismo valor que a eso que tanto nos desagrada. De este modo, equilibraremos un poco la balanza».
  • Conectar con el placer: un cuerpo no tiene que ser de ninguna forma en particular para poder sentir. «Si hay zonas que nos despiertan especial rechazo porque no son como nos gustaría (o como nos han dicho que tienen que ser), déjalas para más adelante. Empieza por zonas que te gusten o que sean neutras. Puedes utilizar algún aceite de masaje u objeto, como una pluma o un vibrador. Cierra los ojos y acaríciate, y trata de poner toda la atención en esa parte del cuerpo y lo que sientes. Cuanto más tiempo te quedes ahí, más sensaciones vendrán a ti».
  • Cambiar el foco: de nuevo, tendemos a generalizar. «A veces, cuando decimos que hemos perdido el deseo, lo que en realidad no nos apetece es tener relaciones sexuales con penetración, o masturbación. Pasamos por alto que el sexo también son besos, caricias, o estar junto a otra persona en la cama hablando desnudos. La sexualidad es muy amplia, y dando espacio a lo que sí nos apetece, alimentamos el deseo, que al igual que la motivación, necesita gas para reactivarse».
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