Archivada la denuncia de un padre a un niño tras romperle la nariz a su hija en Gijón
El varón apunta, además, directamente a la Consejería de Educación del Gobierno del Principado de Asturias por «incumplir las labores de vigilancia»
Imagen de archivo de niñas y niños entrando en un colegio. | Freepik
Un varón lleva ocho año reclamando en los tribunales una compensación económica por los daños que sufrió su hija, cuando un niño le empujó contra una maceta, provocando que se rompiera la nariz, así como diversos dientes. Además, existe una denuncia interpuesta por parte del hombre al propio menor; tal y como informa El Comercio.
Este suceso se remonta al año 2015, cuando en el patio de un colegio público de Gijón, una niña, por aquel entonces de ocho años, fue empujada por un compañero, cayendo estrepitosamente contra una maceta y fracturándose varios dientes y diferentes huesos nasales. La menor de edad tuvo que ser hospitalizada, con un amplio parte de lesiones.
Así, se le diagnosticó fractura dental y fuerte contusión nasal, con fractura de huesos propios. Por todo esto, el padre de la afectada decidió interponer una denuncia contra el menor de edad que le provocó dichas lesiones. Con esto, los daños han sido ratificados en numerosas ocasiones, la última cuatro años después de los hechos, en el 2019, tras una nueva consulta pediátrica.
Sin embargo, se archivó el procedimiento penal «por minoría de edad del autor de la supuesta agresión»; decisión tomada por el Juzgado de Instrucción número uno de Asturias, en Gijón. El niño, por su parte, argumentó haber actuado «sin querer».
Secuelas y reclamaciones a la Consejería
La decisión judicial no fue bienvenida por el denunciante, que seguía considerando injusto no recibir ninguna compensación por los daños que sufrió su hija, de quien declaró: «Sufre secuelas psicológicas y lleva un protector nasal». Es por ello que el padre de la menor considera también culpable al colegio en el que tuvieron lugar los hechos, a quienes acusa de «incumplir las labores de vigilancia».
Cabe destacar que la primogénita no pudo corroborar que el empujón fuese «sin querer», algo que declaró la tutora de la misma y que fue asumido por la fiscalía. En cuanto a esto, el hombre se escuda en que «es difícil que la niña diera explicaciones cuando se encontraba totalmente aturdida por el golpe».
Con toda esta información, el padre decidió denunciar también a la Consejería de Educación. Referente a ello, el Principado de Asturias se refugió en que los niños con edades comprendidas entre los ocho y los nueve años, como tenían los menores en el 2015, no requieren de una vigilancia permanente en los recreos, como si podría ser el caso de los pequeños de entre tres y cinco años de edad.
Tras esto, el varón presentó un nuevo recurso, también desestimado por el Tribunal Supremo de Justicia de Asturias, quien dio la razón al centro escolar. Además, también se esfuma la posibilidad de que la Consejería de Educación abonara una indemnización de 51.341 euros en concepto de los daños causados, tal y como pedía la defensa de la familia.
Pero esto no termina aquí: está previsto que este fallo sea recurrido en última instancia ante el Tribunal Supremo. Por tanto, el padre de la niña, que hoy tiene ya 16 años y continúa siendo menor de edad, proseguirá su particular ‘lucha’ en los juzgados, con el fin de conseguir una indemnización por las diversas fracturas que sufrió su primogénita. Esta misma, sufre hoy en día zozobra y tiene miedo de ir al instituto, más de ocho años después de que la agresión tuviese lugar.
