Investigadores del Hospital Universitario La Paz han analizado las características y pronóstico neurológico de los pacientes que han sufrido una parada cardiorrespiratoria de 2006 a 2020, confirmando que la supervivencia sin secuelas ha aumentado un 25 % en ese periodo.
Los datos: para el análisis, los investigadores de La Paz incluyeron 510 pacientes separados en tres grupos: grupo 1, de 2006 a 2010; grupo 2, de 2011 a 2015; y grupo 3, de 2016 a 2020, coincidiendo los grupos con los cambios en los protocolos de las guías de práctica clínica, de modo que pudiera valorarse su impacto en el pronóstico tras sufrir una parada cardiorrespiratoria. La supervivencia de los pacientes que llegan al hospital con buen pronóstico neurológico fue de 41,5% en el grupo 1, 46,1% en el grupo 2 y 52% en el grupo 3. La supervivencia global en el total de la muestra fue de 56%, incluyendo buen y mal pronóstico neurológico.
Además han descubierto que durante esta pandemia se registran «peores resultados neurológicos en estos pacientes, probablemente porque el miedo al contagio de coronavirus[contexto id=»460724″] hace que los testigos no inicien las maniobras de reanimación cardiopulmonar o las hagan tarde. Es fundamental concienciar al público general que la supervivencia de estos pacientes depende esencialmente» de estas maniobras, explica la doctora Irene Marco Clement.
El estudio se ha presentado en el congreso nacional de la Sociedad Española de Cardiología (e-Congreso SEC 2020 de la Salud Cardiovascular), que se celebra este año, por primera vez en su historia, en formato virtual y se clausura hoy con la asistencia de casi 5.000 profesionales -cardiólogos, médicos de familia y atención primaria, investigadores, internistas, epidemiólogos, MIR y enfermeros-.
«Nosotros estudiamos específicamente la supervivencia con buen pronóstico neurológico (que se mide mediante una escala llamada Cerebral Performance Category). Los pacientes que recuperan el latido tras una parada cardiaca prolongada suelen quedar en coma y con secuelas cerebrales, y el objetivo es conseguir que las maniobras de reanimación cardiopulmonar hayan sido suficientemente buenas para haber perfundido el cerebro durante la parada cardiaca y que el paciente pueda recuperarse y hacer una vida normal después», explica Marco Clement, primera firmante del estudio.
«Si nos comparamos con Estados Unidos, las cifras de España son mejores (hay series americanas con supervivencias de 10-20%). Nuestras tasas sí son similares a las europeas. Sin embargo, en la supervivencia tras una parada cardiorrespiratoria todavía hay mucho margen de mejora y debemos invertir nuestros esfuerzos en continuar mejorándola: es esencial formar a la población para que sepan qué pasos tomar en caso de presenciar una parada y aumentar la disponibilidad de desfibriladores», apunta la médica.