THE OBJECTIVE
El purgatorio

Juan Carlos Rivero: «No he conocido a ningún jugador de fútbol homosexual»

El célebre narrador de TVE confiesa su posición sobre el polémico Mundial de Qatar, su adiós a las narraciones de ‘la Roja’ y el ‘caso Negreira’

Escuchar la voz de Juan Carlos Rivero (Madrid, 1961) es abrir en la mente un relicario de recuerdos. La voz, el hombre, o sea, el periodista que ha narrado los partidos de la Selección Española de fútbol en TVE durante los últimos 16 años, lo deja. No por voluntad propia, como avanzó THE OBJECTIVE. El ente público decide dejar en las manos -y en la voz- de David Figueira las retransmisiones. Se trata de una decisión relevante en la casa, aunque Rivero defiende que no es una elección definitiva: «No me siento ni apartado, ni que nadie prescinda de mí».

Es un hombre de carácter sereno, rara avis en ambientes taquicárdicos. Sus oficinas son esos templos del balón con aficiones de puños apretados y corazones a medio hacer. A pleno pulmón por sus colores. Él mantiene la calma. Son años de oficio. Aunque su nombre se haga viral en cada narración, no suele ser por comentarios zalameros (hasta Pablo Iglesias le dedicó un duro epíteto). No obstante, él lo sabe llevar. «’Es que te has equivocado 40 veces, es que no sé qué’. ¿Y tú eres infalible?».

No cree que por llevar el Mundial a Qatar se blanqueara el país: «No lo veo así, sino todo lo contrario». Considera un error cuando se decidió quitar la publicidad de RTVE y explica que no hay un plan concreto para la casa. Ni nunca lo ha habido, al margen del signo de los distintos Gobiernos. Expresa su visión sobre el papel de la mujer en el balompié patrio: «El fútbol ha sido territorio machista». Y al ser preguntado sobre si el gran tabú del fútbol sigue siendo la homosexualidad, revela que él nunca ha conocido ningún jugador de fútbol homosexual, «que yo sepa».

PREGUNTA.- Y a la gente que pide cerrar RTVE, ¿qué le diría?

RESPUESTA.- Bueno, sus razones tienen. Probablemente porque hoy en día está un poco denostado todo lo público. Sucede con la educación, con la sanidad, con los medios de comunicación. Yo les diría que tuvieran confianza, que al final pagamos impuestos para recibir buenos servicios y se trata de que los que estamos al otro lado, es decir, en el sector público, mejoremos nuestras prestaciones. Lo que pasa es que depende de muchas cosas. Yo creo mucho en lo público, desde luego, creo muchísimo, pero creo que tiene que ser un servicio sin intereses y pensando mucho en el ciudadano que paga.

P.- ¿Cree que a veces no se piensa en el ciudadano que paga?

R.- ¿Sabes qué sucede? Que pasa mucha gente, es decir, en Radio Televisión Española, que es en el caso concreto en el que yo estoy, va pasando mucha gente y no acaba de haber entre todos los que van pasando un proyecto claro de lo que quieren hacer con los medios públicos de este país. Yo llevo 30 y tantos años en RTVE y nunca he visto, con Gobiernos de diferentes colores, ninguno que tenga una idea clara de lo que queremos hacer con los medios públicos. Y bueno, cada uno lo va resolviendo como buenamente puede, pero es como ir colocando parches. No acaba de solucionarse del todo.

P.- ¿Es la etapa actual en la que ve más inestable a RTVE?

R.- No, qué va. He vivido otras épocas más complejas y complicadas, incluso con bastante más presión política de la que pueda haber hoy en día. Yo incido en lo mismo. No acaba de haber un parlamento o un Gobierno con su oposición que se sienten y digan: «Venga, vamos a pensar exactamente qué es lo que queremos hacer con esto». Y lo que ha sucedido en muchos Gobiernos es que han querido aprovecharse de la influencia de los medios públicos. Los han querido utilizar como aparato de propaganda. No digo que lo estemos haciendo ahora, digo que lo han intentado utilizar como aparato de propaganda. El problema es decir: «Oye, mira, queremos que sea un medio que se dedique, yo qué sé, por ejemplo, en deportes, pues a los juegos universitarios». Ya está, ya sabemos que hay alguien que dice que esto tiene que ser para juegos universitarios. «Queremos dar películas españolas, pero no más allá de los años 60». Bueno, pues ya está. Pero nadie tiene esa idea. Ahora, de repente, tenemos un presidente que apuesta por el deporte y que quiere comprar muchos derechos deportivos.

P.- Habla de José Manuel Pérez Tornero.

R.- Tornero, por ejemplo, y otros. Eladio Jareño, por ejemplo, que fue director nuestro, también quiso comprar cosas. Sin embargo, hay otros presidentes, con sus criterios, que a lo mejor no tienen esa idea clara. Si no se trata de quién tiene razón y quién no tiene, pero, claro, esos vaivenes no ayudan a la empresa.

P.- ¿Pero cree que no ha habido en España un Gobierno, de cualquier signo político, que tenga un plan concreto?

R.- No. En todo el tiempo que llevo en Radio Televisión Española -yo empecé primero en la radio y luego en televisión-, no he visto nunca un Gobierno, del signo que sea, que se siente de verdad a estudiar el asunto. Yo entiendo que hay un millón de problemas y dirán: «Para qué nos vamos a ocupar también de esto. Que tiren como van». Entonces los que estamos dentro vamos haciendo lo que mejor sabemos. Aun así, se han hecho y se hacen cosas muy interesantes.

P.- ¿Considera que hay una parte de la sociedad española que le ha dado la espalda a RTVE?

R.- Bueno, creo que una parte de la sociedad española le está dando la espalda a los medios generalistas y claro, los medios públicos son generalistas. Yo creo que es un tema más global. No sólo afecta a la televisión pública. Las audiencias de las cadenas generalistas están bajando porque las generaciones jóvenes no tienen tanto interés en la televisión como podríamos tener nosotros, o nuestros padres y nuestros abuelos. La gente joven se está alejando de la televisión generalista. Está buscando cosas más específicas, y las encuentra en las plataformas, en Internet, en Twitter y en muchos otros medios.

P.- ¿Fue un error quitar la publicidad de RTVE?

R.- Para mí, sí. Fue un error tremendo porque nos dejó fuera del mercado. Es como si en una liga de fútbol uno compite y puede hacer cinco cambios y el otro no puede hacer ninguno. No, eso no puede ser así. Yo entiendo que como servicio público tengas unas tendencias o unos intereses diferentes, pero no te puedes quedar fuera del escenario. Podía haber habido otro tipo de fórmulas, como sucede en Francia, por ejemplo: a partir de las 20.00 de la tarde, en horario de prime time, nosotros competimos con el resto de televisiones. Con todas las limitaciones. Los que estamos dentro sabemos, sin que nadie nos lo diga, hasta dónde podemos llegar y hasta dónde no podemos llegar. Porque un medio público no puede hacer lo mismo que un medio privado, ni la sensibilidad que hay con lo que hacemos nosotros es la misma que hay con una cadena privada. Eso lo entendemos, lo asumimos y lo aceptamos. Pero yo hubiera buscado fórmulas más intermedias. Nunca quitar la publicidad. Equivale a desconectar a un medio del mercado en el que se mueve. Eliminar la publicidad de una manera tan drástica ha sido muy perjudicial.

P.- ¿Apostaría para que volviese la publicidad?

R.- Eso ya lo veo bastante complicado, porque son muchos intereses. Se tiene que reunir mucha gente y tendrían que tener todos una voluntad, y no sé si la tienen.

P.- Dos preguntas que siempre hacemos para empezar. La primera: ¿cuál es su relación con la fe?

R.- Bueno, yo creo que con fe hay que vivir. Tener fe en ti es fundamental. Después puedes tener fe en algo abstracto, en una deidad o en lo que quieras, pero hay que tener fe en uno mismo. Yo creo que eso es básico y fundamental. Creer en ti, confiar en ti, mirarte a ti mismo y a partir de ahí relacionarte con los demás.

P.- ¿Y cuál es el peor pecado que puede cometer un ser humano?

R.- En mi caso, creo que de lo único que me arrepiento es de haber pensado demasiado en los demás, en mis relaciones personales y en mi manera de entender la profesión, hasta que ya he ido evolucionando. Vas creciendo, vas aprendiendo, aunque sea por el simple paso de los años.

P.- Diciéndolo de manera basta: ha aprendido un poco ‘a hostias’ en la vida.

R.- Sí, he aprendido que en esta vida lo importante es lo que sientes tú y luego ya ver lo que hacen los demás. Tanto lo bueno o lo malo que te pase depende de uno mismo.

P.- Juan Carlos Rivero es periodista deportivo, aunque, cuando estudiaba la carrera, no pensaba serlo. El Señor tiene caminos sinuosos para cada uno de nosotros.

R.- Al final, la vida te va colocando en según qué situaciones. Puedes pensar: «A mí no me gustan las rubias», y al final resulta que tu mujer es una mujer rubia. Bueno, pues esto es parecido. Yo no me quería dedicar a los deportes, aunque me gustaban los deportes. Recuerdo ver los Juegos de Múnich en el 72. Verlos en mi casa con mis hermanos, apuntar las medallas que conseguía cada país y no sé qué. En el 72 yo tenía diez años, pero no me quería dedicar a deportes.

Porque yo entendía que, si hacía periodismo, después de haber convencido a mi padre, quien quería que yo fuera médico, pues era para irme a las guerras, para dedicarme a las relaciones internacionales… Pero bueno, surgió que alguien me preguntó, cuando se acabaron las primeras prácticas: «¿Te gusta el fútbol?». Porque iban a empezar un programa de conexiones con los partidos de Tercera División. Dije que sí y hasta hoy.

P.- Hasta hoy. Cuatro Mundiales, cinco Juegos Olímpicos, infinidad de partidos de fútbol, de Copa del Rey, de Champions, cuatro Eurocopas… Y ha sido la voz que nos ha narrado los partidos de la selección española hasta el último Mundial de Qatar. Y es la primera entrevista que da Juan Carlos. Yo se lo agradezco, porque se la concede justamente al medio que publicó la primera noticia sobre que Televisión Española había decidido prescindir o sustituir, por usar un verbo más amable, a Juan Carlos de las retransmisiones de la selección.

R.- Eso es. Fuisteis los primeros que lo disteis. Aprecié en la mayoría de los medios a partir de vosotros -lo entiendo, yo soy periodista- que había que buscar el titular que llamara más la atención. Bueno, yo no siento que se me aparte. No siento que prescindan de mí. Siento que hay un cambio.

P.- ¿Le molestó el titular?

R.- No, lo entiendo. No lo vas a poner muy edulcorado. Vuestro titular decía que «TVE prescinde de Juan Carlos Rivero para los partidos de la selección» o algo así. Yo no tengo constancia de que eso sea exactamente así. Estos primeros partidos no voy a estar yo, pero yo no sé lo que va a pasar después y, desde luego, no me siento ni apartado ni que nadie prescinda de mí.

P.- Pero cuando se lo comunican, le extraña.

R.- Sí, hombre, te sorprende un poco, pero es una decisión de alguien que está para tomar decisiones. Es lo que te decía antes: puedes sentir ira, puedes sentir enfado, puedes sentir todo lo que quieras, pero no te va a ayudar gran cosa. Tienes que relativizarlo. Tienes que asumirlo. Y tienes que pensar que se puede cambiar.

P.- ¿Cuántos años llevaba narrando los encuentros de la selección española?

R.- Fue desde que José Ángel de la Casa se jubiló en el año 2007. O sea que desde el 2007 hasta el Mundial del 2022.

P.- ¿Todos los partidos de la selección?

R.- Yo creo que todos los que hemos dado nosotros, porque de algunos no hemos tenido los derechos. La serie fantástica del 2008, 2010, 2012… Nosotros dimos la fase de clasificación a la fase final, que ya no hacíamos nosotros. Pero en los que ha dado TVE, creo que he estado en todos.

«No siento que RTVE me aparte»

P.- ¿Y qué ha pasado entonces?

R.- Bueno, pues que alguien quiere hacer un cambio. Quiere buscar otra cosa. Si tú estás haciendo estas entrevistas, igual haces 2.000 entrevistas y llega alguien a la 2.001, y te dice: «No, verás, que esta la va a hacer Manolo Fernández». Tú no puedes sentir que en este oficio lo que haces es tuyo. Yo puedo pensar que es mío, pero entiendo que alguien toma una decisión y puede pensar así.

P.- Pero yo sí sentiría que me apartan.

R.- Yo no siento que me aparten.

P.- Pensaría: «Pues si lo estoy haciendo bien, ¿por qué me quitan?».

R.- Ya.

P.- Incluso sentiría envidia del que lo hace, pero porque soy muy malvado.

R.- [Ríe] No, qué va, no es eso. Me gustaría hacer, si te soy sincero, todos los partidos de fútbol de los que tuviera derechos mi empresa, pero eso ya lo saben mis jefes. A mí no me importaría hacer la selección, los partidos de la final de Champions, la final de Copa, los partidos de Copa, los partidos de la sub21, los partidos femeninos… Por mí, los haría todos, pero es que entiendo que eso está bien que lo diga yo, pero hay otras personas para decidirlo.

P.- ¿Se ha sido injusto con Juan Carlos Rivero en las críticas durante el Mundial de Qatar?

R.- Mira, eso ya lo relativizo. Lo relativizo mucho. Hay cosas que miro y muchas que no. Últimamente, cada vez que aparezco en un partido, pues nada, archivo Twitter un poco, porque hay mucha gente que dice cosas que no son exactamente así. Ya es por sistema. Decir: «Si es que eres muy de este tipo. Es que te has equivocado 40 veces. Es que no sé qué». ¿Y tú eres infalible? Vamos a ponernos tú y yo, a ver quién se ha equivocado de verdad. Tú lo has visto y lo has repasado 100 veces, pero es que yo lo estoy haciendo en directo.

En Twitter la gente suele ser bastante negativa. Por eso siempre digo que igual deberían revisarse lo que sienten y piensan del mundo. Yo no soy perfecto, claro que no, e intento mejorar en cada minuto. Llevo 38 años, pero en esto no se termina nunca de aprender y yo quiero seguir aprendiendo. Pero ese tipo de críticas, a veces muy feroces y que intentan hacer daño, no me interesan nada.

P.- Entiendo que sí vio o le hicieron llegar el famoso tuit de Pablo Iglesias.

R.- Sí, lo vi. Estaba yo en Doha. Lo sigo en Twitter, pero lo vi a través en un digital, no recuerdo cuál. De hecho, estaba comiendo con compañeros y lo vi en el teléfono y dije: «Ahí va, que Pablo Iglesias me ha dado un palo».

P.- Escribió Iglesias en un tuit: «Si hubiera decencia en RTVE, el señor que ha dicho: ‘Los marroquíes roban y salen corriendo es un término futbolístico. Quien lo saque de quicio tiene un problema’ no debería volver a trabajar en la televisión pública. Y así VOX, PP y Cs tenían independiente para su moción». Estaba cabreado el señor Iglesias.

R.- Sí, estaba enfadado. Yo creo que estaba mezclando muchas cosas. Yo no soy ningún candidato de ningún partido. Yo creo que él sacó de contexto un comentario que no tiene mayor trascendencia, más allá de un partido de fútbol. No sé si lo estaba viendo o si alguien se lo contó. Además, es que él hace referencia no al primer comentario, que para mí pasó desapercibido, sino al ver el revuelo que se organizó y que mucha gente estaba intentando utilizarlo de muy mala manera en el siguiente partido. Traté de decir que robar la pelota y salir corriendo es un término absolutamente futbolístico. No tiene nada que ver con ningún país ni con nada, ni que yo se lo achaque a los ciudadanos de ninguna parte. Él creo que lo sacó de contexto, que hizo una mala interpretación y bueno, allá él. No sé qué es lo que pretendía y lo que quería. Creo sinceramente que se equivocó. Pero no me enfado.

P.- Pues yo sí me enfadaría.

R.- No, hombre, no te puedes enfadar. Pero para qué te vas a enfadar con cosas que tú no puedes manejar. Si él cree que yo digo abiertamente que los ciudadanos de Marruecos se dedican a robar y a salir corriendo, es que yo no siento eso, es que yo no lo pienso. Con lo cual, si él lo dice, él sabrá por qué lo dice. Mira, si a mí me dicen: «Oye, te sientan fatal esas rastas negras que llevas». «¿Yo? Si no llevo rastas, pero qué estás diciendo». Entonces es que no me afecta. Esto es lo mismo. O sea, si alguien me dice que tú has hablado así de Marruecos, porque tienes algún tipo de rabia con el pueblo marroquí, es que yo no la siento. Es que para mí son ciudadanos como el resto del mundo, con quienes además tenemos muchas cosas en común. ¿Cómo te va a afectar algo que tú no tienes dentro? Cuando alguien te dice algo y tú te montas en cólera, tienes que resolver lo que tienes dentro, ¿lo entiendes? Pero yo no lo siento ni lo tengo.

P.- Lo entiendo, pero que lo escriba ‘Manolito84’ en Twitter vale, pero que lo escriba el exvicepresidente del Gobierno…

R.- Yo creo que es más un tema que tiene que resolver él. No me afecta a mí. Yo lo veo tan claro que él se ha equivocado en la interpretación del tuit. Que ponga lo que quiera, pero creo que en la interpretación ha cometido un error.

P.- ¿Lo dejó de seguir en Twitter?

R.- No, no, qué va, qué va, Yo le sigo. Hay cosas de él que me gustan.

P.- Ah, bueno. A lo mejor borra el tuit ahora.

R.- [Ríe].

«El fútbol no ha blanqueado a Qatar»

P.- ¿Un periodista de RTVE puede opinar sobre los asuntos del día a día?

R.- Sí, nadie nos ha dicho jamás ningún comentario de ningún tipo. Hombre, yo creo que todos nosotros sabemos que en la medida en que tú representas a o eres un empleado de Radio Televisión Española, sabes dónde puedes llegar, pero en nuestras cuentas personales puedes opinar de lo que te parezca bien. Yo colaboro con prensa escrita de manera esporádica, y hombre, sí soy consciente de dónde estoy y, desde luego, que lo que menos quiero en mi vida es perjudicar a mi empresa. Pero no tenemos ninguna consigna de ningún tipo sobre lo que podemos o no podemos decir.

P.- El día de mañana puede usted poner un tuit opinando sobre la reforma de la ley del solo sí es sí, por ejemplo.

R.- Sí. De hecho, hay compañeros que lo hacen.

P.- Pero entiendo que un periodista de RTVE no representa al ente público, como yo no represento a este medio.

R.- Claro, tienes tu opinión personal que expresas en tus redes sociales. Tú opinas como periodista. Otra cosa es que pertenezcas a esta empresa o a la otra. Pero tú opinas como periodista. Jamás nadie nos ha dicho que en nuestras redes sociales no podemos decir algo. No, nunca.

P.- ¿Tiene opinión sobre el caso Negreira?

R.- Sí, a mí me parece deplorable. Me parece deplorable ese ejercicio concreto de quien fuera del Fútbol Club Barcelona y del vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. Es decir, ni uno puede pagar ni el otro puede recibir dinero. Me parece que no tiene vuelta de hoja. Eso no tiene ninguna justificación. Ni que fueran informes ni que fuera un asesoramiento, me da igual. Tú no puedes intentar pagar a un juez de la Audiencia Nacional, ni el juez puede cobrar.

P.- ¿Comprende que pueda haber aficionados de la Liga que se puedan sentir estafados después de conocer esas informaciones?

R.- ¿Sabes qué sucede? Que ese es el hecho deplorable. Es decir, que el Barça le ha pagado facturas a una sociedad de un exárbitro en activo como ejecutivo, como segundo del jefe del Comité Técnico de Árbitros. ¿De ahí se puede sospechar? Sí, pero de momento no puedes sospechar que entonces todo está enfangado, y que entonces es que Negreira ayudaba al Barcelona. Todos son sospechas, son conjeturas. Pero no hay nada demostrado. Tú no puedes deducir de eso, aunque lo puedas pensar o sospechar, pero tú no puedes deducir eso ni comprobarlo. De momento, no está comprobado que el Barça obtuviera favores arbitrales.

P.- ¿Es una mancha que daña la imagen de la Liga?

R.- Es muy feo. Yo creo que al principio no sé si la Federación o más bien la Liga fueron un poco tibios con esto. Ahora creo que ha entrado la Fiscalía. Bueno, yo creo que con esto hay que ir hasta el final y el propio Barca debería ir hasta el final. Creo que ha encargado una investigación externa el propio Barcelona. Es que el propio Barcelona debería dejar claro qué es exactamente lo que ha sucedido y condenarlo. Si es lo que estamos pensando, condenarlo, por el bien del club, de su imagen, de su solera y de su trascendencia.

Juan Carlos Rivero. | Foto: Carmen Suárez

P.- Juan Carlos Rivero, lo decía antes, ha sido la voz de la selección y de casi todo el Mundial de Qatar, de 18 de 19 partidos, he leído.

R.- Sí, de casi todos, menos uno que coincidió que fue el Croacia-Bélgica y lo hizo una compañera que está ahora narrando fútbol, pero los otros 18 los hice yo, sí.

P.- Alicia Arévalo.

R.- Alicia Arévalo, sí.

P.- Fue un Mundial extraño por la fecha, porque era en invierno, por la duración, porque eran menos a días de lo habitual. Un Mundial polémico por jugarse en un país que no respeta los derechos humanos. ¿Cree que con el paso de los años miraremos este Mundial y nos preguntaremos cómo se pudo jugar un Mundial en Qatar?

R.- Bueno, ¿sabes lo que pasa? Que tenemos poca memoria, porque yo acudí como aficionado en Argentina 78 a un Mundial y en ese Mundial, el régimen argentino estaba presidido por un dictador, un general que se llamaba Videla. Era el régimen de los militares. Y entonces se estaban produciendo desapariciones y hubo un Mundial en Argentina en el año 78 y ha habido uno en Rusia, en el 2018, y ha habido Juegos Olímpicos en Pekín en el 2008.

A ver, yo entiendo que el fútbol tiene una enorme trascendencia. Es un escaparate gigante, pero yo no creo que sea el fútbol el que tenga que estar resolviendo los problemas del mundo y de la gente. Yo creo que el fútbol lo que puede hacer es ayudar, gracias a su enorme repercusión, a enseñar lo que está pasando en todas partes. Pero el fútbol no puede ser el que decida: «Bueno, pues no vamos a Qatar porque no nos gusta el régimen de Qatar». ¿Quién decide eso?

P.- Pero si vas, validas al país.

R.- No, ¿por qué? No lo validas. Tú vas allí a disputar una competición deportiva. Tú no estás diciendo «Viva Qatar» cada vez que metes un gol. Aparte, te digo una cosa, yo no puedo estar de acuerdo, desde luego, con la discriminación por género ni con ningún tipo de discriminación, ni con la falta de derechos humanos. Pero tenemos que tener cuidado cuando desde el mundo occidental analizamos otro tipo de mundos. En este caso, es un país árabe, es un país musulmán. No somos nosotros los dueños de la verdad. Ellos también nos pueden decir a nosotros: «Ustedes en las cárceles de Sudamérica tienen a la gente hacinada y tienen a 2.000 personas donde caben 100 o no dejan entrar a los inmigrantes y los tienen ahí apartados en guetos. O ustedes tienen pateras y no hacen nada porque esas pateras siguen llegando y sigue muriendo gente en el mar».

Que aquí todos tenemos nuestras cosas, o sea, que no somos todos perfectos. Yo no puedo entender lo que sucede en un régimen como el qatarí, pero creo que desde Occidente tampoco tenemos la llave para decidir cómo debe vivir el resto del mundo. A mí me encantaría que la mujer allí no tuviera que ir dos metros por detrás del hombre. A mí me encantaría que no tuviera que taparse la cara, que no tuviera que ponerse una túnica en el cuerpo. Pero, ¿soy yo el que tiene que decidir cómo viven ellos? Porque es una cultura ancestral donde está la religión muy metida. Viven de una manera que es que es desde el origen de los tiempos casi. Vamos a intentar ser más tolerantes, vamos a tratar de ayudarnos entre todos, pero sin imponernos, sin imponer nada. Entonces yo en ese lado coloco al fútbol. Es decir, el fútbol es solidario, es muy solidario, el fútbol ayuda a cantidad de causas. Ahora, que sea el fútbol el que tenga que resolver los problemas del mundo, no.

P.- ¿El fútbol ha blanqueado a Qatar?

R.- No, en absoluto. El fútbol enseñó cómo es Qatar. El fútbol es una competición puramente deportiva. No ha ido a ratificar a Qatar. Otra cosa es que no veas claro que Qatar haya tenido el Mundial porque han puesto más dinero que otros. Eso es otra cosa, yo ahí ni entro ni salgo, en por qué la FIFA le da el Mundial a Catar y no se lo da a otro país. Pero pensar que porque el fútbol vaya a jugar a Qatar estamos blanqueando el régimen de Qatar, no lo veo así, sino todo lo contrario.

Lo importante es enseñar lo que sucede. El fútbol ha ayudado a enseñar lo que está pasando en Qatar. Cada cual que tome sus conclusiones y luego debe haber organismos que tratarán de colaborar unos con otros para que todo este mundo nuestro, el musulmán, el de Oriente, el Occidente, el de Sudamérica, sea más justo. Eso sería lo ideal. Pero es que nosotros no somos perfectos.

P.- No somos perfectos, pero aquí, por ejemplo, los homosexuales se pueden casar. Son personas con sus derechos.

R.- Y desde nuestro punto de vista, nuestro objetivo es que eso pudiera suceder en todos los países del mundo, en cualquier lugar en los 250 países que pertenecen a la ONU. Vale, pero eso lo tenemos que arreglar como sociedad. Entonces pedimos que los equipos de fútbol arreglen el hambre en África. Es que no están para eso.

P.- Entonces, ¿qué diferencia hay entre hacerlo en Qatar o hacerlo en Corea del Norte? Si es fútbol…

R.- Bueno, porque Corea del Norte no se ha presentado. Si incluso el Mundial fuera en Corea del Norte -y yo no creo que eso signifique que ratifique nada-, yo no creo que el Mundial de Argentina del 78 fuera un campeonato en el que todas las selecciones se unieron para ratificar el régimen de Videla. No, no lo creo. Todo lo contrario. Se enseñó lo que estaba sucediendo. Ayudó a enseñar lo que estaba pasando en Argentina, que era tremendo y horrible.

P.- Y sobre el fútbol español, también hay polémica sobre lo de llevarse la Supercopa a Marruecos o Arabia Saudí. ¿Se puede llegar a hablar de expolio del fútbol español cuando se llevan competiciones nacionales a otros países?

R.- No, yo no creo que sea eso. A mí me gustaría más como aficionado que la Supercopa de España se jugara en España, pero entiendo que esto al final forma parte de este mundo. El fútbol es privado. Forma parte de un negocio y necesita unos recursos. Y no creo, de verdad, que jugar la Supercopa de España, que vayan el Madrid y el Barça a jugar a Riad, signifique ratificar y darle toda legitimidad a la monarquía de Arabia. No, yo no creo que sea eso. Es que no creo que esté el fútbol para eso. No, eso depende de otra gente, de otros organismos y de los estados en general.

«Cuando me jubile, me voy a liberar bastante»

P.- ¿Ha llegado un punto en el mundo del fútbol en el que todo vale por dinero?

R.- No todo vale por dinero, no.

P.- Por quien pague más.

R.- Bueno, puedes decir que nos hemos prostituido porque la Supercopa de España se juega en Arabia. Por esa regla de tres, pues nos hemos prostituido porque le damos la liga a Movistar y no se la damos a otro porque Movistar nos paga más dinero. A ver, vivimos en un sistema capitalista. Yo desde luego no creo que todo valga por dinero, pero sí entiendo que el dinero influye en muchas cosas. No justifica nada.

P.- Tenemos presidenta de Madrid, presidenta de la Comisión Europea, presidenta del Congreso, presidenta del Parlamento Europeo, del Banco Central Europeo y en cambio, que yo recuerde, no hay ninguna mujer en puestos de responsabilidad en el mundo del fútbol, ni en la FIFA ni en la UEFA, ni en España.

R.- Sí, en España hay apenas alguna presidenta de club, como ha habido, por ejemplo, en el Leganés, y no mucho más. Bueno, pues es un trabajo a hacer. Yo sí te digo que no se trata de que ahora de repente las mujeres, por paridad, estén en el lugar que donde están los hombres. Se trata de que las mujeres accedan al mismo tipo de formación que tienen los hombres para que puedan entrar en ese tipo de lugar.

No se trata de decir: «Bueno, vamos a ser buenos y venga, vamos a poner el presidente de la Federación Española de Fútbol a una mujer. Vamos a poner un presidente de la Liga de Fútbol Profesional a una mujer, a la primera que encontremos». Hay que contribuir a que la igualdad sea desde el inicio. Es decir, que la mujer acceda al mismo proceso y a la misma formación y que con su capacidad, que la tiene, pueda estar en puestos donde ahora están hombres. Pero llevamos años con esta historia y es cuestión de tiempo que no nos llame la atención que una mujer sea presidente del Gobierno de España. Cuando no sea noticia, entonces habremos avanzado mucho.

P.- Es que no hay ninguna.

R.- Es verdad.

P.- ¿El fútbol se debe hacer mirar eso?

R.- Sí, el fútbol ha sido generalmente territorio machista. Lo ha sido en muchos órdenes, incluso en el periodismo. Pero bueno, hoy en día ya son muchas las chicas que se dedican a la información de fútbol. Incluso ya hay narradoras de fútbol. Lo que es importante es no sacar de quicio esto. Es decir, yo creo que es más global, no solo es cuestión del fútbol, es cuestión de acceder a la igualdad desde el principio y a no discriminar por razón de sexo. Que no nos llame la atención que una mujer sea presidenta de la ONU.

P.- Si lo que llama la atención es la falta de mujeres.

R.- Claro, pero que no nos llame la atención eso será cuando lo hayamos normalizado entre todos. Ahora el caso contrario no es poner mujeres como sea, porque flaco favor se le está haciendo a las mujeres. Venga, tenemos que poner mujeres como sea, aunque no sepan qué es lo que están haciendo. No, eso no funciona porque le haces un flaco favor a la mujer. Yo creo que la mujer tiene que acceder a la misma formación que el hombre y luego tiene que tener las mismas oportunidades que el hombre, pero eso es una cosa de cajón. Eso no es que lo diga yo, eso debería ser así desde hace 6 millones de años en España.

P.- Pero en España entiendo que tienen la misma formación.

R.- ¿Que por qué no hay mujeres en el fútbol? Pues eso es una cuestión que habrá que ir resolviendo porque sí, llama la atención: la mayoría de los presidentes son hombres, los grandes organismos están en manos de hombres. Pero como tantas cosas. Yo he visto candidaturas de partidos políticos y no hay ni una mujer ahí. Bueno, pues seguro que hay mujeres súper válidas. Hay que darles salida.

P.- ¿El gran tabú del mundo del fútbol sigue siendo la homosexualidad?

R.- Estamos en lo mismo. El fútbol ha sido tan de hombres, es tan machista… La testosterona, el «hay que echarle huevos» y tal. Parece que la mujer se ha quedado al margen, pero es un poco parecido. Pero intentar buscar la igualdad a través de la promoción del fútbol femenino, por ejemplo, no creo que ayude tanto a la mujer, porque el deporte no es el fútbol. Es decir, promocionar el deporte femenino no se reduce al fútbol. Abarca el balonmano, el voleibol, el atletismo, la natación…

Hay que promocionarlo todo. Y no te digo ya en el resto de sectores: en investigación, en ciencia, en educación, en literatura, en política y en todo. Somos iguales. Las mujeres tienen la misma capacidad que pueda tener el hombre o más. Depende individualmente de cada cual. Pero se trata de dar las mismas oportunidades y no discriminar a nadie.

P.- Hablando de hombres, el primer jugador de fútbol profesional que militó en la Primera División de España en hacer pública su homosexualidad ha sido Jakub Jankto, que estaba en el Getafe.

R.- Yo creo que hay más casos, como los hay en la sociedad. Hay un montón de opciones sexuales y se trata de abrir camino a todas ellas. Yo creo que el fútbol, como ha tenido ese punto de macho alfa, pues cuesta más. Pero yo creo que además de Jankto, habrá más casos.

«Hay gente a la que no le gusta la realidad y lo achaca al periodista»

P.- ¿Ha conocido a algún jugador de fútbol que sea homosexual?

R.-  No, yo no he conocido a ninguno. Ninguno. A ver, que yo igual lo tengo enfrente y no soy capaz de verlo, porque si él no me lo dice yo no tengo por qué estar pensando nada. Hay personas, sobre todo mujeres, que tienen una especial sensibilidad con eso, y cuando tienen un hombre que es homosexual, enseguida lo captan. A nosotros nos cuesta más, pero es que no tengo porque valorarlo. Es decir, no lo juzgo. Pero que yo sepa, yo no he tenido nunca un futbolista homosexual enfrente, que yo sepa.

P.- ¿Antes el periodismo deportivo era más divertido? ¿Era más bestia?

R.- No, nunca pienso que antes todo fue mejor. Pero sí es cierto que antes en el periodismo deportivo, por lo menos el que yo conocí al principio de empezar a trabajar, era todo mucho más abierto. Es decir, tú salías acompañando a los jugadores del Real Madrid en la Ciudad Deportiva mientras iban a sus coches. Tenías la oportunidad de ir hablando con ellos. Cuando yo iba a hacer entrevistas con otros compañeros, íbamos a hacer entrevistas a pie de campo. A nosotros no nos traía nadie el jugador, ni había un set con publicidad donde hay una persona que tú estás ahí esperando, te traen al futbolista, tú le haces cuatro preguntas y se van. Teníamos que pararles nosotros.

Estabas en mitad del campo, mirabas a uno, hacías gestos y corrías el enorme riesgo de que tu empresa te mandara a Malta, a un partido de la selección española, y que no se te parara ningún futbolista ni en el descanso ni al final del partido. Que fueras allí de turismo. Y eso era demoledor. Era todo más abierto. No estaban tan desarrollados. Casi no había departamentos de comunicación de los clubes de fútbol, y entonces el contacto era más directo con los entrenadores y los futbolistas. Eso, ahora, prácticamente ha desaparecido. Ahora puedes estar viajando con la selección española y casi no ver a los a los jugadores porque van en aviones distintos, tienen horarios diferentes. No puedes acceder donde están y hay menos contacto en ese sentido. Ahora está más formalizado, porque todo va desarrollándose en este sentido. Pero antes sí, probablemente fuera más natural, más divertido, sí.

P.- ¿Qué te pareció el Twitch de Luis Enrique?

R.- Yo creo que no le ayudó. A mí no me parece mal en absoluto que un seleccionador tenga sus canales propios y más hoy en día. Es que eso no se puede frenar. Quiero decir, es que ahora es Twitter, es Instagram y lo que está por venir. No puedes dar la espalda a Twitter o Instagram. Yo no soy especialmente activo en las redes, pero tú no puedes estar al margen de lo que se está haciendo. Hoy en día hay medios digitales con una gran repercusión donde se hace un periodismo muy interesante.

El periodismo ya no está solo en los periódicos y en las radios y en las televisiones. Está en muchos sitios. En el caso concreto de Luis Enrique, a él como seleccionador no le ayudó. No le ayudó que, durante el Mundial, probablemente, él quería relajarse o él quería salirse un poco de la norma habitual de los seleccionadores, de ese contacto con la rueda de prensa y tal. Pero yo creo que no le hizo bien. Y bueno, primero, a la Federación me consta que no le gustó nada. A Luis Enrique yo le tengo bastante aprecio y admiración. Creo que ha hecho un trabajo y espero que vuelva a entrenar pronto. Pero creo que no le no le ayudó, le alejó un poco, es paradójico. Intentas entrar en la realidad, pero te alejas de ella.

P.- Se vio en Twitch a un Luis Enrique mucho más cercano.

R.- Es que él es así.

Rivero posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Foto: Carmen Suárez

P.- Es verdad que en la rueda de prensa no es así. Los periodistas no le caemos muy bien.

R.- La gente del fútbol cuando quiere referirse a los suyos -jugadores, entrenadores e incluso personal auxiliar-, se refieren a ‘los profesionales’. Como diciendo: «Bueno, es que los profesionales entendemos que un partido como este nos ha salido así». Como si todos los demás fuéramos unos changarrillos. Él está un poco en esa línea de los profesionales. La relación con la prensa es pura inteligencia emocional. Tiene que ser distinta. No creo que Luis Enrique nos tenga tanto gato, de verdad. Luego es un tío súper divertido, se ríe y es guasón y tiene ocurrencias. Me parece un tío muy, muy interesante. Pero claro, aunque se lo trabaja mucho, las preguntas de la rueda de prensa le acaban calentando.

P.- Me pareció muy sintomático que en gran parte, o al menos la parte de Twitter que yo vi, sí veía que muchos de los usuarios estaban más con Luis Enrique que con los periodistas.

R.- Sí, hay un problema. Hay gente que cuando no le gusta la realidad, lo achaca al periodista. A ver, si no fuera por nosotros, por el global del periodismo, la gente, la única información que tendría de la actualidad sería el Boletín Oficial del Estado. Bueno, pues si usted quiere eso, léase el Boletín Oficial del Estado todos los días y ya está.

El periodista va más allá, va a intentar contar lo que sabe. Y bueno, pues claro que se equivoca. Hay un mal concepto hoy en día del periodismo, pero porque se achaca al periodista lo que no te gusta. El periodista es malo, y no se le perdona, cuando te está contando una historia que no te gusta a ti. Es que el periodista no está para que te guste o te deje de gustar. Te cuenta lo que él cree que sabe y tiene que contar.

P.- También hay una cosa que agradezco de Twitter, y es que a veces critican a periodistas que nunca habían sido atacados. Y es verdad que en el periodismo hay mucha gente que nunca había sido criticada, que se sentía en una torre de marfil o algo por el estilo. Y está bien que los usuarios digan lo que les plazca, aunque a veces lo hagan de muy malas formas.

R.- Por supuesto. Mira, yo llevo muchos años narrando fútbol en Televisión Española y claro, hasta hace unos cuantos años, no había visto cuál era la interacción. Aunque hay gente que si no haces un comentario negativo, te considera mal periodista. Si no hablas mal de alguien, parece que eres un periodista horrible. Parece que no puede hablar bien de la gente. Yo creo que es más fácil criticar algo que tú crees que está mal, que valorar algo que crees que está bien.

P.- Esto podría ir por Pablo Iglesias [Ríe].

R.- No, ya te he dicho que creo que está equivocado. Creo que lo interpretó mal, pero no entro ni salgo en lo que él ha querido hacer.

P.- Una curiosidad: ¿alguna manía antes de narrar?

R.- Bueno, pues hay una manía que tengo cuando salgo del hotel. Si estoy en España, dejo la televisión puesta en el canal donde voy a transmitir el partido y cuando voy a abrir la puerta me giro hacia la habitación y digo: «Este va a salir de cine». Eso lo llevo haciendo desde que hago fútbol. Cuando es en Madrid y es en mi casa, hago algo parecido: cuando salgo de casa, respiro hondo y digo lo mismo. Sigo teniendo mariposas en el estómago, cosquillas cuando me he enfrentado a una transmisión que yo veo que tiene mucha envergadura y no me disgusta. Me gusta seguir sintiéndolo así. Me pasó en el Mundial, me pasó en la final de Champions e incluso en partidos de la Copa que hemos hecho ahora.

P.- Si tuviera que volver a vivir un partido, ¿cuál sería?

R.- Bueno, yo tengo dos o tres. Uno es la final de los Juegos Olímpicos en Barcelona, el 92, por muchas razones. Llevaba entonces en la tele tres años y aquello fue glorioso en el Camp Nou lleno. Lo hice solo, no tenía ni comentarista. Iba ganando en la prórroga con un gol de Kiko. Y luego recuerdo las finales de Champions, las que me ha tocado vivir. Especialmente la de Lisboa. Aquello fue una cosa… de repente, dos equipos de la misma ciudad, cosa que no había sucedido nunca. Un partido que va ganando un equipo, que el otro lo empata en el último instante. Una prórroga… Hay momentos en que uno hace algo así en televisión, y te das cuenta todo lo que hay detrás. La verdad es que es un orgullo.

P.- ¿Cuándo se jubile ya dirá de qué equipo es?

R.- Bueno, cuando me jubile, probablemente sea más activo en Twitter.

P.- Ah, ¿sí?

R.- Sí.

P.- ¿Hará comentarios de todo tipo? ¿Políticos, deportivos?

R.- Me voy a liberar bastante por el respeto que le tengo a mi empresa, por supuesto. Ese respeto no lo voy a perder jamás, por el respeto a mi oficio de mi profesión. Pero cuando me libere y me jubile. Cuando esté en un momento en el que ya no pueda seguir, porque hay que dar oportunidades a otra gente. Igual entonces soy más activo y más divertido con Twitter. No sé si me va a servir de mucho, pero bueno, igual me lo paso mejor.

P.- Dice lo de liberarse. Parece que esté ahora encadenado.

R.- No, me refiero a cuando me libere y deje fuera las obligaciones profesionales que tengo ahora, y también la responsabilidad que yo siento. No dejo de pensar que yo no puedo dañar a mi empresa. No puedo hacer un comentario que le pueda perjudicar a mi empresa. Si tengo que decir algo de mi empresa que no me gusta, lo hago privadamente y a la persona que se lo tengo que decir. Desde luego, no se me va a ocurrir decirlo en público. Y en cuanto a mi oficio, como periodista de un medio público, considero que hay que ser un poco consciente y un poco responsable.

P.- ¿Qué pondría hoy en Twitter si estuviera ya jubilado?

R.- [Ríe] Ha sido un placer.

P.- Ha sido un placer, Rivero. Quede con Dios

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