THE OBJECTIVE
Paul Geddis

Kiev, capital de España

El PP ha creado un estado policial dominado por el miedo, que permite a las compañías del Ibex 30 seguir ganando dinero mientras contribuyen a los mercados globales y de la UE

Opinión
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Kiev, capital de España

El PP ha creado un estado policial dominado por el miedo, que permite a las compañías del Ibex 30 seguir ganando dinero mientras contribuyen a los mercados globales y de la UE

En las últimas dos semanas hemos visto manifestaciones a escala masiva en dos democracias establecidas y «occidentalizadas», que en ambos casos tienen pinta de conseguir cambios de regímenes. En Kiev, manifestantes pro-europeos han atacado símbolos de dominación soviética, y han ocupado edificios municipales. En Bangkok, el gobierno ha anunciado elecciones anticipadas en medio de protestas masivas en contra del gobierno Thaksin, anti-monárquico y populista (ya, yo tampoco lo acabo de comprender). Aunque las circunstancias de desasosiego político, social y económico son muy distintas en cada caso, en ambos países la élite dominante se ha visto obligada a retroceder por las acciones directas de los manifestantes. Justo el tipo de protestas que ha hecho ilegal la reciente Ley de Seguridad Cívica.

Durante años los medios informativos de occidente han observado atónitos como, a pesar de la austeridad tan paralizante, movimientos como el 15-M se han mantenido pacíficos. El español autocrítico dirige la mirada al suelo murmurando «no sé qué no sé cuántos Franco»,  siempre que se le pregunta por qué no han linchado a Rajoy o quemado el parlamento. Es una excusa que antes resonaba patética a oídos del forastero, y que ahora suena ridícula para todos, especialmente al público español sufriendo los efectos de políticas de mierda promulgadas por su gobierno, la formación del banco malo, la negativa por reformar las leyes hipotecarias, y la reacción en vistas de la descarada corrupción evidenciada en el caso Bárcenas.

Es precisamente esta ira creciente lo que la administración de Rajoy ha querido silenciar con la Ley de Seguridad Cívica. Convirtiendo en delito las protestas sin autorización, bajo penas de prisión y multas astronómicas, y aumentando en un 300% el presupuesto dedicado a los anti disturbios, el PP ha creado un estado policial dominado por el miedo, que permite a las compañías del Ibex 30 seguir ganando dinero mientras contribuyen a los mercados globales y de la UE, sin tener que preocuparse por la aparición de un régimen que sin duda les haría pagar tributos mayores que lo que hace el PP o el PSOE.

Mientras tanto, los ciudadanos de a pie ven como se disipan sus ahorros, consecuencia del timo de las preferentes, los servicios públicos se vuelven inalcanzables y sus derechos civiles recortados.

Cierto es que el panorama no pinta bien. Pero mientras la Ley de Seguridad Cívica augura el fin del activismo español, cabe tener esperanza por la influencia que ha ejercido este activismo alrededor del mundo. Es evidente que la inmigración masiva de la juventud española ha esparcido algunas de estas ideas lejos. Sin 15-M no habría Occupy, y en cuanto a Kiev, bueno, ¿de dónde crees que sacaron la idea de ocupar el parlamento?

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