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Pablo Iglesias

55 años

El poder de seducción de los revolucionarios era incluso erótico; la jovencísima primera dama canadiense Margaret Trudeau se refirió a Fidel, en presencia de su marido, como el hombre más sexy que jamás había conocido

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55 años

El poder de seducción de los revolucionarios era incluso erótico; la jovencísima primera dama canadiense Margaret Trudeau se refirió a Fidel, en presencia de su marido, como el hombre más sexy que jamás había conocido

“We are not communists” dijo Fidel Castro en EE UU poco después de derrotar a Batista hace 55 años. Y es que hubo un tiempo en el que la Guerra Fría determinaba todos y cada uno de los comportamientos de cualquiera que quisiera hacer política. Que se lo digan a aquellos nacionalistas vascos en el exilio que colaboraron con la CIA delatando a sus compañeros comunistas españoles, a cambio de una promesa de apoyo de EE UU a sus reivindicaciones. Fidel estaba jugando sus cartas y en aquellos momentos contemporizó con los EE UU.

Finalmente la Revolución cubana asumió una alianza con la URSS y adoptó formas socialistas en su anti-imperialismo. Cuba se hizo un referente de las naciones oprimidas de todo el mundo y de una izquierda latinoamericana consciente de que la lucha armada, en aquellos tiempos, era el instrumento político inevitable para la transformación social. Los logros sociales de la revolución cubana impresionaron al mundo, y sus dirigentes (sobre todo Fidel y el Ché) se convirtieron en iconos para la izquierda mundial. El poder de seducción de los revolucionarios era incluso erótico; la jovencísima primera dama canadiense Margaret Trudeau se refirió a Fidel, en presencia de su marido, como el hombre más sexy que jamás había conocido.

Pero el tiempo pasó y los dirigentes de la revolución envejecieron y tanto ellos como la revolución perdieron parte de su sex-appeal. Las conquistas sociales se mantuvieron a pesar de la presión brutal de los EE UU pero con la desaparición de la URSS llegaron nuevos problemas. Hoy la izquierda latinoamericana disfruta de sus éxitos políticos y sociales respetando y admirando a Cuba y a su historia, pero miran a Ecuador y Venezuela cuando piensan en su futuro. 

Fidel, que acaba de reaparecer coincidiendo con el 55 aniversario de su entrada en la capital en 1959, lleva ya mucho tiempo retirado de la primera línea de la política y su hermano Raúl, de 82 años, ha reconocido que su tiempo también se acaba. 

Es fácil decir desde Europa que a la revolución cubana le toca reinventarse y renovarse y sería hipócrita negar que la presión de los EE UU es un freno criminal a las posibilidades de Cuba. Sin embargo hoy la geopolítica ha cambiado y la izquierda latinoamericana y sus gobiernos deben ayudar a que Cuba construya su futuro sin perder sex-appeal.

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