THE OBJECTIVE
Jeronimo Jose Martin

Hijos sin padres

Tras ganar el Premio a la mejor actriz (Bérénice Bejo) en Cannes 2013 y optar al Globo de Oro y a cinco Premios César, se estrena en España “El pasado”, la primera película fuera de su país del cineasta iraní Asghar Farhadi.

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Hijos sin padres

Tras ganar el Premio a la mejor actriz (Bérénice Bejo) en Cannes 2013 y optar al Globo de Oro y a cinco Premios César, se estrena en España “El pasado”, la primera película fuera de su país del cineasta iraní Asghar Farhadi.

“Nada hay más doloroso y devastador que el divorcio”. Con esta rotunda idea se iniciaba la durísima y magistral “Infiel”, dirigida en 2000 por Liv Ullmann a partir de un guion autobiográfico de Ingmar Bergman, que fue pareja de la actriz-directora. “La víctima resulta ser la niña —reconocía Ullmann—, la personita que ha sido utilizada en el juego de los adultos, sentada en medio de un carrusel emocional, sin entender cuál es su verdadero papel en la historia”. Una lúcida perspectiva, ya adoptada once años antes por Robert Benton en “Kramer contra Kramer”, y retomada once años después por el iraní Asghar Farhadi en la premiadísima “Nader y Simin, una separación”.

Ahora, Farhadi profundiza todavía más en “El pasado”, su primera película fuera de su país, con la que optó al Globo de Oro y a cinco Premios César, y que le valió a Bérénice Bejo (“The Artist”) el Premio a la mejor actriz en Cannes 2013. Precisamente, el tercer divorcio de su personaje detona los afilados conflictos que sufren su último marido, su novio actual, sus tres hijos de diversos padres y especialmente la adolescente Lucie, que provoca sin querer una verdadera tragedia.

Quizás “El pasado” se alarga demasiado y carga la mano en el melodrama. Quizás no sea tan redonda y emotiva como “Nader y Simin, una separación”. Pero, como ella, tiene una factura espléndida, ofrece interpretaciones memorables y pone el dedo en una de las llagas más sangrantes de las sociedades occidentales. Una profunda herida que algunos quieren desdramatizar, presentando el divorcio como algo positivo, sin culpas ni secuelas; pero que, en realidad, genera miles de hijos sin padres, o con madres y padres a trozos, con los consiguientes desajustes afectivos que eso provoca, algunos trágicos. Como los que describe “El pasado” con honesta veracidad.

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