THE OBJECTIVE
Jose Maria Inigo

La gallina de los huevos de oro

Pero que las cifras y el éxito no nos cieguen. La industria turística española tiene una serie de carencias fundamentales que es necesario corregir, y con urgencia. La primera de todas es la preparación de los profesionales, especialmente en hostelería.

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La gallina de los huevos de oro

Pero que las cifras y el éxito no nos cieguen. La industria turística española tiene una serie de carencias fundamentales que es necesario corregir, y con urgencia. La primera de todas es la preparación de los profesionales, especialmente en hostelería.

Leo en The Objective :”Récord de turismo. 28 millones de turistas extranjeros han visitado el país hasta junio, un 7,3%, más respecto a 2013. Reino Unido, Alemania y Francia son los países que más visitan España. Cataluña, Canarias y Baleares son los destinos preferidos.”

Bueno, pues alegrémonos si es así. Pero que las cifras y el éxito no nos cieguen. La industria turística española tiene una serie de carencias fundamentales que es necesario corregir, y con urgencia. La primera de todas es la preparación de los profesionales, especialmente en hostelería, donde se precisa con urgencia la capacitación adecuada de decenas de miles de camareros, jefes de sala, sumilleres y hasta cocineros. El nivel profesional de nuestros trabajadores en estas especialidades, casi siempre cara al público, dejan, en general, mucho que desear. Y tiene su explicación. En primer lugar y en la mayor parte de los casos no ha habido una formación inicial adecuada y en segundo lugar, el interés de gran parte de los trabajadores de hostelería no ve su futuro en esta rama, principalmente por los horarios incómodos, tener que trabajar en día de fiesta y los enclenques sueldos que se ofertan.

Por otra parte la rotación de estos empleados de la hostelería es muy alta con lo que el cliente es siempre quien paga la inexperiencia de camareros, maîtres etc.

El turismo en España es nuestra gallina de los huevos de oro. No juguemos con el turismo, porque los errores se pagan muy caro. Lo pagó Sevilla cuando con ocasión de la Expo los hoteles subieron sus tarifas estratosféricamente, lo pagará Toledo cuando con motivo del año de El Greco los hoteleros han vuelto a hacer lo mismo. A los clientes se les puede engañar una vez, dos no. Hoy, con las redes sociales, los abusos corren como la pólvora y se difunden a todo el mundo en cuestión de minutos. Cuando un hotel no reúne condiciones, cuando miente en sus folletos o publicidad, cuando abusa en sus tarifas, se cavan su propia tumba.

Por fin, los clientes y usuarios tenemos voz gracias a las redes sociales. Y éstas pueden hacer que un establecimiento triunfe o se hunda en cuestión de meses. Que nadie lo olvide.

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