THE OBJECTIVE
Carmen Guitian

La Bella Durmiente

Es posible, que gracias a la criogenización de su hija, esos padres sientan que no la han perdido para siempre, y transforman el dolor producido por la ausencia permanente que conlleva la muerte, por la esperanza del futuro reencuentro.

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La Bella Durmiente

Es posible, que gracias a la criogenización de su hija, esos padres sientan que no la han perdido para siempre, y transforman el dolor producido por la ausencia permanente que conlleva la muerte, por la esperanza del futuro reencuentro.

En 1969 se estreno ”Hibernatus”, película cómica francesa,  en la que Louis de Funes, grandioso actor francés, que ha hecho reír a toda Francia y a medio mundo con sus películas, encuentra, en estado de hibernación, a su abuelo, que 65 años atrás, había quedado sepultado en la nieve tras producirse un alud en la montaña.

Rápidamente fue trasladado a un hospital donde consiguieron “el milagro” de devolverlo a la vida. El abuelo, un caballero de finales del siglo XIX, al despertar en los años 60 del siglo pasado, no podía reconocer el mundo que le rodeaba.

En su primera salida a la calle no halló ningún carruaje de caballos con el que desplazarse, las calles estaban inundadas de coches circulando a gran velocidad, uno de ellos casi lo atropella cuando, distraídamente, cruzo una calle, no podía dejar de mirar y admirar todo lo que le rodeaba. Por otro lado, el hecho de ser más joven que su nieto y sus ganas de vivir, producen escenas hilarantes en la película.

Esta película realizada a finales de los sesenta, aunque era pura ficción en la pantalla, no lo era tanto en los laboratorios de los centros de investigación más avanzados de la época.

Centros que llevaban tiempo  planteándose la posibilidad de criogenizar un cuerpo, preso de una enfermedad incurable, los años necesarios para que la ciencia médica y farmacéutica consiguieran obtener, el remedio que convirtiera en curable, aquella enfermedad que no podía ser tratada en el momento de criogenizar al paciente.

Esta hibernación que, por tiempo indefinido, realizan estos enfermos, siempre me ha producido sentimientos que no puedo definir.

No quiero, ni jamás pretendería, juzgar a quien lo hace. Pero no creo que yo tuviera el valor de realizarlo, tendría demasiado miedo al mundo nuevo con el que me encontraría, así como enfrentarme a la ausencia de seres queridos, que quizás ya no estarían en el momento en el que despertara.

Estoy convencida de que estos padres que han criogenizado a su hija de dos años en Bangkok, víctima de un cáncer cerebral, han demostrado el infinito amor que sienten por ella y casi como el cuento  de “La bella durmiente”, dejan a lo más querido de sus vidas, inmersa en un sueño feliz, sin dolor, durmiendo plácidamente a la espera de su curación.

Para los padres es un consuelo pensar que su hija no está muerta, solo permanece dormida, como la princesa del cuento, la mirarán anhelando que sus sueños sean felices y su despertar no tarde mucho.

Esperan esa medicina – representada en el cuento por el beso que el príncipe deposita en los labios de Aurora -, que le devuelva la vida a su hija. Al mismo tiempo que rezan para vivir el tiempo suficiente para verla despertar.

Es posible, que gracias a la criogenización de su hija, esos padres sientan que no la han perdido para siempre, y transforman  el dolor producido por la ausencia permanente que conlleva la muerte, por la esperanza del futuro reencuentro.

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