THE OBJECTIVE
Hermann Tertsch

Matar al terrorista/liquidar al periodista

No han conseguido ni hundirme laboral y profesionalmente, ni intimidar, asustar o deprimirme como lo habrían logrado probablemente con otros sometidos a este incesante mobbing público que no tiene parangón en el periodismo en la España actual.

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No han conseguido ni hundirme laboral y profesionalmente, ni intimidar, asustar o deprimirme como lo habrían logrado probablemente con otros sometidos a este incesante mobbing público que no tiene parangón en el periodismo en la España actual.

El primer ministro británico ha anunciado ante el parlamento de Westminster que firmó la orden para matar en Siria a dos yihadistas con nacionalidad británica que planeaban atentados contra el Reino Unido. No les descubriré un secreto si les digo que estoy muy de acuerdo con la acción y qué creo sobre su segunda parte. Porque el hecho de que estuvieran integrados en el Estado Islámico era garantía de que atentarían contra todo aquel occidental que pudieran cuando pudieran. Perdonar la vida al enemigo cuando combate es traicionar a los compañeros de filas. Al enemigo, al enemigo a muerte como el que nos ocupa, no puede perdonársele más que cuando se ha rendido o está muerto. Hace seis años dije esto con motivo de un secuestro de unos cooperantes españoles. Dije que había que asumir -como ahora Cameron, como tantas veces Obama, como pronto otros muchos- la responsabilidad de matar. Porque solo la liquidación física de ciertos enemigos terroristas del fanatismo yihadista podrá, si no acabar, sí paliar la pesadilla del islamismo. La televisión LaSexta, una televisión de extrema izquierda creada por los amigos del presidente Zapatero con trasvases muy irregulares de servicios desde RTVE y curiosamente salvada años más tarde de forma también irregular por el gobierno de Mariano Rajoy, reaccionó a esas palabras mías con un bárbaro montaje en el que manipularon mis imágenes y mi voz. Sin advertirlo, ni antes, ni durante, ni después de la emisión.

En el video manipulado que emitieron, yo aparecía diciendo que quería matar terroristas, quería matar musulmanes, quería matar pacifistas y quería matar socialistas. Yo jamás he dicho eso. Esas imágenes, vistas por alguien que dominara mal nuestro idioma, no conociera el contexto ni la falta de escrúpulos y la diversa basura que los responsables de el Intermedio y su protagonista difunden, podría haber hecho creer que yo había expresado mi deseo de matar musulmanes. Y suponía así una agresión brutal contra mi persona, contra el programa que dirigía, Diario de la Noche, y contra Telemadrid, que lo emitía. Todos éramos ignominiosamente difamados con aquél montaje.

Llevé a los tribunales a LaSexta, pero una jueza muy comprensiva, que quizás siga al Wyoming y se ría mucho con esos programas, decidió que esa manipulación tan grave, obscena y peligrosa, sin ningún tipo de aviso, era una broma. Y que yo “como personaje público”, debía y debo aguantar cualquier cosa cosa que se diga y se haga con mi imagen. Incluso que se pusiera en mi boca lo que no dije sin advertir de la manipulación. Aunque mi entorno y yo mismo llegáramos a la conclusión de que nos ponía en peligro además de atentar contra mi honor. No debían estar muy cómodos los responsables cuando desde entonces avisan que se trata de una manipulación.

En todo caso, esa televisión, salvada después de forma irregular, como ya he dicho, por el Gobierno del PP de una quiebra ya segura, ha estado desde entonces y ya se cumplen seis años, dedicada a difundir cualquier manipulación y agresión contra mi persona que pudiera dañarme personal o profesionalmente. Por supuesto que han hecho daño. Miembros de mi familia han tenido que aguantar insultos por el hecho de serlo. En la calle me insultan desde entonces y me amenazan y recomiendan irme de España al grito de «¡viva Wyoming!». Decenas de miles de tuits a lo largo de estos años, inducidos y convocados en ocasiones directamente desde la Sexta han divulgado mentiras y distorsiones sobre mí y mi familia, que han tenido por necesidad que multiplicar las reservas hacia mi persona de todo aquel que no me conozca y pudiera creer lo divulgado. Miembros de la extrema izquierda en toda España han participado en estas campañas contra mí. Gentes que no me leen, ni escuchan y ni me ven en televisión, me agreden porque la Sexta les recuerda que existo, quién soy y qué pienso y que por ello hay que insultarme.

Ahora ha comenzado en la Sexta el primer día del Intermedio del nuevo curso con una miserable manipulación de frases mías y de otros columnistas de ABC sobre la inmigración, una cuestión que tan útil les es para administrar linchamientos. Cierto, estoy asqueado, pero igual que el primer día en que lanzaron aquella miserable manipulación por los terroristas. Ni estoy cansado ni aburrido de decir lo que considero la verdad y de advertir contra la miseria moral y la agresividad de las formas totalitarias que ha adquirido la izquierda española. Izquierda que tiene en laSexta uno de los órganos más activos del envenenamiento de las almas, de la agitación de la revancha y del fomento de un odio que va avanzando sin cesar desde que España quebró su historia aquel 11 de marzo de 2004.

No han conseguido ni hundirme laboral y profesionalmente, ni intimidar, asustar o deprimirme como lo habrían logrado probablemente con otros sometidos a este incesante mobbing público que no tiene parangón en el periodismo en la España actual. Yo sé que lo único que puede venir del triunfo de esa subcultura cínica de la ignorancia, la manipulación de sentimientos y bajos instintos y la revancha de la Guerra Civil, es la desgracia y el dolor. LaSexta es uno de los órganos capitales de esa miserable subcultura. He escrito el libro “Días de ira” para dejar testimonio de que esta pesadilla que puede abatirse sobre los españoles sí ha avisado. También ahí les digo a todos esos agitadores del odio y la sinrazón, a la oleada rojiparda que Zapatero desencadenó y hoy está a punto de hundir a España en la miseria, la ignominia y probablemente la violencia, que ellos no me callarán. Y que mientras no me busquen y me abatan directamente con las prácticas de esos terroristas que siempre tienden a proteger, yo voy a seguir en la denuncia de su infame agitación totalitaria contra la libertad. Los terroristas armados islamistas no son los únicos enemigos mortales de las libertades y los derechos de los españoles.

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