THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

La falacia de la malversación de Europa

«Sánchez gestiona la sucesión de chantajes de ERC y los disfraza de supuestas urgencias y necesidades de homologación de delitos del Código Penal con Europa»

Opinión
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La falacia de la malversación de Europa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Alberto Ortega (Europa Press)

Camufladas en el ruido de los corrillos con periodistas durante la celebración de la Fiesta de la Constitución y escondidas durante horas en un día en el que todos estábamos pendientes de la eliminatoria que jugaba por la tarde la selección española en el Mundial. Así fueron dichas las declaraciones del presidente del Gobierno sobre la sedición y la malversación. Una vez más, Sánchez  gestiona la sucesión de chantajes de ERC y los disfraza de supuestas urgencias y necesidades de homologación de delitos del Código Penal con Europa que él mismo crea para mantener el falso argumentario. 

La sucesión de despropósitos jurídicos de Sánchez para pagar a los independentistas le obliga a una estrategia que sería como las muñecas rusas, donde dentro de la muñeca más grande siempre hay otra más pequeña. Pues esto es al revés. Las aberraciones se suceden, pero la siguiente no solo no es menor, sino que es más grande y así oculta y hace olvidar a la anterior. Se trata de conceder todo lo que haga falta para que los independentistas consigan lo que quieran. A los condenados por sedición, se les indulta a pesar de los informes en contra de todos los órganos consultivos. Si el indulto no es suficiente para los condenados porque les inhabilita para cargos públicos, pues se deroga el propio delito de sedición. Y como hay muchas causas pendientes por malversación, pues se modifican las penas en función de un supuesto criterio de falta de enriquecimiento personal. 

Ahora intentan justificar la decisión ya tomada de proteger a los amigos de Junqueras que se gastaron un pastón y usaron la Generalitat en contra de la ley y de la mitad de los catalanes. Ahora dicen que la culpa es del PP porque en el 2015 endureció la corrupción. Tienen mucho cuidado en olvidar a qué empresas fueron esos dineros para dar la intentona independentista. Fueron a empresas de amiguetes que, cómo se sabe desde tiempos del 3% de CiU, dinero y política son siempre compatibles, si se hace bajo una estelada.

«Para Sánchez y sus amigos de ERC, la corrupción es todo aquello que no afecte a los políticos independentistas»

Cansa ya el manual que se repite machaconamente por parte del Gobierno a la hora de abordar el despiece del estado de derecho. Empiezan mintiendo, porque los responsables del ejecutivo siempre niegan en un principio que se vaya a hacer lo que ya están haciendo. No iban a indultar, no iban a bajar las penas de sedición, no iban a derogar el delito de sedición. Todo se hizo. Dice Sánchez ahora que el viernes verán las enmiendas que presente ERC para la malversación. Aunque dé a entender que no las conoce y que no ha habido negociaciones, lo cierto es que habla de ellas con tanto conocimiento que hasta ha empezado el habitual fuego de artillería del argumentario que busca sobre todo el ablandamiento y autoconvencimiento dentro de las propias filas del PSOE. Por eso cuando insiste Sánchez en que lo van a estudiar, añade rápidamente que nunca se bajarán las penas de malversación que impliquen corrupción. Al tiempo. Con todos los antecedentes contados, esto significaría que ya está hecho. Para Sánchez y sus amigos de ERC, la corrupción es todo aquello que no afecte a los políticos independentistas. Y de paso, inocentemente, y aunque ellos digan que no lo buscaban, acabará al tiempo beneficiando al expresidente del PSOE, José Antonio Griñán. Un caso que, por cierto, deberá ser estudiado en las universidades de derecho como el caso de un condenado con sentencia firme del mismísimo Tribunal Supremo y además con dos peticiones expresas y con plazos, ya caducados, de la Audiencia de Sevilla para que entre en prisión. Griñán sigue en su casa. Algo caerá con esta reforma que ayude.

En el intento de justificar la derogación de la sedición y también la rebaja en la malversación, Sánchez y su ministro de la presidencia, Félix Bolaños, lanzan siempre en el argumentario el clásico de que es una demanda que tienen el homologar urgentemente los códigos penales con Europa. No especifican de donde procede la demanda. Puede que sea verdad. Barcelona es España y por tanto Europa, luego la demanda viene de Europa. Y en todas esas supuestas urgencias para homologar los delitos con los códigos penales de Europa, se olvidan, casualidad, de los indultos políticos, que están prohibidos en toda Europa y que aquí sirvieron para poner en la calle a Junqueras y demás condenados. De eso ni mu. Por si hay nuevas intentonas.

Escuchado Sánchez, está claro que la estrategia habitual de la confusión ya está en marcha. Lo que supuestamente no se había hablado ni negociado, ahora va a ser valorado siempre y cuando los cambios en el delito de malversación no impliquen bajadas de penas a los condenados por corrupción. Lo que no existía, lo que no se había hablado, lo que no se había negociado, ahora ya puede ser votado porque es un avance que nos homologa con Europa.

Dice Sánchez que hace lo que hace porque su intención es consolidar una operación de estabilización de Cataluña. En realidad, estabiliza a todos los sediciosos y malversadores condenados y va a estabilizar a los que todavía no han sido juzgados. Y lo más peligroso es que puede estabilizar dificultades futuras para la persecución efectiva de los próximos corruptos políticos.

Termina el año y pocas cosas le quitan el sueño a un Sánchez para el que permanecer en la Moncloa justifica todos los medios. Su pacto de hierro con los independentistas de ERC y Bildu es firme y atrae siempre como un imán al resto de pequeños partidos del Congreso, con la excepción lógica del PP, Vox y Ciudadanos. Sánchez sigue sacando adelante sus proyectos por encima de socios de gobierno y barones socialistas. Ve con tranquilidad como el efecto Feijóo se está diluyendo y espera que, en mayo, cuando se acuda a las urnas, todo el mundo, en especial sus votantes y sobre todo los barones que sigan, hayan olvidado estas polémicas. 

Sánchez cree que el Código Penal es suyo. Como lo es el CIS o la Fiscalía. No entiende los peligros de la caja de Pandora que está abriendo. Se asombra de los miedos a que haga lo mismo con el CGPJ o con el Tribunal Constitucional. Al fin y al cabo, también deberían ser suyos. Si lo consigue entonces sí que Sánchez pasará a la historia, no como el exhumador de Franco, sino como el enterrador del estado de derecho.

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