THE OBJECTIVE
Alfonso Javier Ussía

Nadando, caminando o en Falcon, si fuera necesario

«Si alguien vive lejos de la realidad, ese es Sánchez, que de tanto Falcon y de sólo escuchar a su espejito, tiene un lío que no se aclara ni con Bolaños»

Opinión
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Nadando, caminando o en Falcon, si fuera necesario

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Convocar elecciones a finales de julio es entrar en un bar vacío. Como cuando apagan la máquina de café y no hay manera de convencer al tabernero para que la vuelva a encender. No sé si juega al toque el de Correos, amigo del convocante de elecciones que, sabiendo que las vacaciones de la derecha comienzan en San Fermines, da por hecho que será la única manera de poder meterle mano al voto que tanto le falta al PSOE, en estos tiempos que asoman mudanza para los Sánchez Gómez. Ya lo han intentado en las recientes elecciones autonómicas y municipales, dejando de mandar las tarjetas del censo a los domicilios, así, por sí colaba, pero mucho me temo que algo esconde esta última jugada de estropearle el fin de julio a los votantes. No se olviden de la votación en Ferraz, aquella que le aupó al poder, ni de arreglarle el delito de malversación a golpistas, ladrones y bandidos como Tezanos, que algo habrá hecho con los 10 millones de euros con los que Sánchez aumentó su presupuesto para ser tan preciso como ha sido este último año. Es un chollo lo de no acertar ni pío y seguir cobrando dinero público. Tiene los días más contados que las vacaciones de un autónomo. Ya lo dijo Irene Peter, «conocí a un pronosticador que acertaba al cien por cien el dos por ciento de las veces». Pero seguro que no ganaba tanto. 

La campaña se promete corta como un chupito de licor café, por quedarnos en Galicia, pero ojo con la evidencia de elegir finales de julio y no junio, ni siquiera septiembre: algo huele a chamusquina, o por lo menos, a jugada fría y calculada. Lo primero es que convocando generales, el mass media deja de hablar del tortazo del domingo. Lo segundo, lo del voto por correo y eso de movilizar al votante de derechas desde la playa. Veremos lo que nos depara, pero está claro que el verano va a ser calentito y no por la falta de agua, que también. Es curioso el resultado de Huelva, como el de Sevilla o Valencia. Tantos embalses cerrados y esa política de no regar salvo la piscina de las Marismillas parece que ha resultado decisivo para el vuelco electoral. 

Hoy se ha notado cierta altivez en el anuncio, esa chulería, su forma de decir —ahora veréis lo que es bueno— porque si alguien vive lejos de la realidad, ese es Pedro Sánchez, que de tanto Falcon y de sólo escuchar a su espejito, tiene un lío que no se aclara ni con Bolaños, ni con la serie de televisión sobre su magnánimo poder en Moncloa, que a este paso se estrenará cuando mi hijo acabe la carrera. Lo mejor de estas cosas es ver la cantidad de periodistas ideológicos que siguen dándole a la matraca de trinchera sin entender que la gente está un poco harta de escuchar opiniones donde debería haber análisis. Y con esto arreglo al paso lo de las columnas literarias que mantengo con Rebeca Argudo. Reitero, querida Rebeca, que lo único que separa la columna de opinión del resto es la literatura, porque opiniones hay demasiadas, incluso de los que deben limitarse a contar hechos. Por eso hoy más que nunca, refugiémonos en las frases que, además de opiniones, esconden una buena forma de hacerlo; sólo nos queda ese refugio a los que no tenemos carnet de partido, ni dietas en Madrid, ni ganas de tenerlas. 

«Se preguntan en el PNV qué habrán hecho mal para que la generación más joven prefiera a Bildu que a ellos, pero claro, entonces tendrían que pensar en algo que no fuese dinero»

Ahora España se divide entre los que van a ver a Coldplay y los que no pueden permitírselo. Esperemos que tengan el mismo esmero en volver de las vacaciones para votar en mano, que debería ser una obligación imperativa sabiendo cómo se las gastan. Dicen los memes más agudos de este mar de redes, que a Podemos ya no le vota nadie porque entonces los okupas tendrían que dejar «sus viviendas» para ir a votar, ergo, los propietarios recuperarían sus casas. Quizá sea esa la razón por la que han desaparecido de esta manera del panorama político del país. Sea como fuere, los resultados de una democracia brava, parafraseando a Ayuso, ya ha comenzado a recuperar todo lo que se estaba perdiendo a golpe de renta en Moncloa.

Por el norte se celebra que Revilla tenga ahora todo el tiempo del mundo para ir al Hormiguero, y en los salones del PNV se preguntan qué ha pasado para que (de tanto venderse), les hayan adelantado los filoetarras por la izquierda más abertzale. Se preguntan qué habrán hecho mal para que la generación más joven prefiera a Bildu que a ellos, pero claro, entonces tendrían que pensar en algo que no fuese dinero, y eso en el PNV no se gasta. Menos ahora que los cachorros salen de casa con cuarenta años porque la vivienda cuesta cien veces más que cuando empezó la democracia. Hasta los curas prefieren a Bildu, que manda sotanas, aunque sí buceamos un poco en el pasado, al menos el más rural, siempre prefirieron a los chicos de ETA por aquello de reírle las gracias al excura Arzallus, del que tengo la absoluta certeza que no nos mira desde el cielo. ¿Recuerdan lo de ETA sacude el árbol para que nosotros recojamos las nueces? Pues eso: Vitoria, San Sebastián y casi Bilbao, que excepto Neguri y Las Arenas, los demás se han cansado de tanta ambigüedad monetaria. 

Qué cantidad de viviendas se van a dejar de hacer por este adelanto electoral. Yo que pensaba que Sánchez iba a construir 1000, ó 50.000, ó 100.000, ¿ó eran 400.000? En fin, eso que nos hemos ahorrado, que el coste de los materiales está por las nubes. Y hablando de nubes, alquilen un Falcon, vengan nadando o caminando si fuera necesario para votar el próximo 23 de julio. Que no sea sólo para escuchar Fix You el día que la democracia comenzó a extirpar el tumor que padecía. 

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