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Alfonso Javier Ussía

La España que nos toca, los huevos

«Las elecciones cada vez se parecen más a las erecciones. Todo el mundo se toma su viagra para parecer más alto y más guapo»

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La España que nos toca, los huevos

Plaza de Tirso de Molina, en Madrid. | EFE

Al llegar a la plaza de Atocha, cruzo el paseo del Prado rodeando el McDonalds donde se agolpan repartidores esperando nueva orden. Todo se come en caja de reparto. Subo por la calle Atocha, sólo resiste El Brillante, los demás, las mismas marcas que te encuentras si abandonas Chamartín hacia Plaza Castilla. Antes de comenzar a subir la cuesta hasta Antón Martín, han detenido a un grupete de malhechores por comprar votos en Melilla. En una legislatura han pasado de votar por correo 2.000 hasta 18.000. Pero Marruecos no tiene nada que ver, no vengan a ser malpensados. Tampoco que presida Correos el colega del Presidente. Son meras casualidades. 

Ya coronando la cuesta, recorro la calle Magdalena, una calle oscura y recta que vomita en Tirso de Molina. Antes paraba aquí en un italiano que tenía la misma dosis de pasta que de hampa. Ahora es un foodie de algo que ni siquiera entiendo desde el escaparate. Me cruzo con un par de viandantes que escuchan música árabe a todo meter, como si el loro fuese ahora un teléfono impertinente, que así lo es, y enriquece el paisanaje de esta urbe. El sonido se va al paso de su chilaba que se pierde en un locutorio, el otro baja por Lavapiés. Las tiendas de modistas y arreglos han mutado en comercios asiáticos que casi venden igual. Incluso un bar anuncia «arroz del señorito» y al fijarme en la barra veo a dos orientales que ya no cuecen arroz blanco para ver si lían a turistas perdidos. Antes de llegar a la plaza de las flores, han caído otros mandos del PSOE en Mojácar, por la misma compra de votos. Todo va bien. España y su gente. Correos ya no es un buzón sino un lagar. 

Me fijo en la esquina donde habitan Sabina y el olvido; me relaja comprobar que una de las ventanas está abierta de par en par, ventilando de aire fresco el poso que dejó la noche anterior después de tocar en el WiZink. Tirso no sería igual si Sabina no abriera sus balcones. Ahí nos queda un trozo de todo lo que somos y espero que ventile así muchas mañanas más. Después, al llegar a la esquina con Mesón de Paredes, una nueva información nos habla de un político del PSOE que ha partido la pierna de un tío que le reprochaba algo, no vaya a ser que tuviera razón. Está la cosa curiosa con tanta detención. Me sirven una coca-cola normal, no puedo entender que alguien beba otro tipo de coca-cola, sólo la pido porque tiene azúcar y cafeína, que por algo es coca-cola. Es como la ginebra cero cero, o un pan sin gluten; terminaremos siendo hombres cero cero, o mujeres light, qué se yo, esto no acaba bien. 

«Menos mal que el domingo se vota, eso sí, cuidado con el correo, no vaya a ser que te roben el voto»

De Granada llega otra última hora: otro miembro del PSOE ha organizado el secuestro de su rival en el PP, mujer por cierto, y a falta de condena por parte del Ministerio de Igualdad, que uno no termina de entender si sólo representan a Loretta y a las mujeres que no tiene matriz, o a todas elles, asumo que la España que conocí se fue en la crisis anterior, la de Zapatero. Tengo que leerlo dos veces porque dudo de nuevo que sea el PSOE y no un grupo de albanokosovares que extorsionan rivales por el control del mercado de cocaína en la península. Ante mi estupor, se trata de un político del PSOE, sí. Un secuestro, una pierna rota, un escándalo de compra de votos en Melilla, Mojácar, y todavía no he terminado de llegar a Tirso.

Luego recuerdo aquella tarde en la que Ferraz cambió para siempre. Sánchez organizó una votación tras un muro de inmundicia y falta de control. Los barones estaban descompuestos, olía a tongo. La andaluza lloraba, otro hablaba que el partido estaba roto, y de pronto, como un Ave Fénix, reapareció Sánchez para gobernar España con todos aquellos que la deseaban romper en trozos. Pago la coca-cola y sigo caminando. Tengo que llegar a la plaza de la Paja, Latina mood. Qué daño nos han hecho los gurús de la estrategia, en plan House of Cards versión cañí. Ahí empezaron a confundir, ahora cualquiera rectifica todo aquello, pero qué más dará. Han hecho el mismo roto que los influencers en la gastronomía, o en general. Las elecciones cada vez se parecen más a las erecciones. Todo el mundo se toma su viagra para parecer más alto y más guapo; sin pastilla, nadie levanta su ego en este campo de minas. 

Ya en La Latina, la cosa se ha ido de las manos: Melilla, Mojácar, Zamora, Sevilla, Níjar, Huelva, Canarias y Alicante. Todos con el mismo problema de los votos comprados. El PSOE ya no curra para Marruecos, lo hace para destrozar España. No necesita a Bildu, su socio preferido. En los memes de la pantalla 5G, se cuelan dibujos de Bolaños vestido a rayas en plan, ¿dónde está Wally? Con las leches que se dio por su presidente. Habría que montar un club de los poetas muertos, pero en vez de lírica, tendrán sus cruces pintadas en los pilares del viaducto —hablando de mi libro—. Menos mal que el domingo se vota, eso sí, cuidado con el correo, no vaya a ser que te roben el voto. Democracia, mentiras y cintas de corrupción. La España que nos toca, los huevos.

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