Entre el estupor y la vergüenza

Lo peor es que este Gobierno tomará decisiones que provocarán más dolor que ver a un prófugo de la Justicia escoltado por policías españoles que le garantizarán su seguridad. Un Gobierno que presionó a los europarlamentarios para que levantaran la inmunidad a Puigdemont de manera que pudiera comparecer ante el juez Llarena. Ese mismo Gobierno es hoy su principal protector y legisla para que no responda ante la Justicia.

Lo peor es que este Gobierno tomará decisiones que provocaran más dolor que ver cómo Pedro Sánchez será investido presidente con los votos de partidos que muchos países democráticos consideraría indeseables, en algún caso incluso terroristas. Vivimos en un torbellino de sentimientos que van del estupor a la vergüenza … y no pasa nada. 

No hay una sola voz socialista en el Congreso de los Diputados que se revuelva en su escaño y diga que no va a soportar más humillaciones, que no va a soportar que sus hijos le miren con ojos interrogantes porque saben que su padre o madre ha roto los principios que le inculcaban desde que tenía uso de razón, principios que supuestamente defendía el partido en el que militaban. Pondrán como excusa que no van a traicionar las siglas socialistas para someterse a las presiones del PP, y aunque es una pobre excusa, seguro que Feijóo tendría que haber pensado si era buena idea pedir traición a los diputados del PSOE, en vez de dejar que, por sí solos, algunos de ellos depositaran la papeleta en la que demostraban que su lealtad a Sánchez tiene un límite. 

«Feijóo está cometiendo errores que dan alas a un candidato socialista que provoca angustia a un porcentaje alto de españoles»

Feijóo se está equivocando en su estrategia, pero en su favor hay que decir lo que hemos repetido en varias ocasiones: le falta alguien que sepa cómo se lidia en la política nacional. Gobernar Galicia no tiene nada que ver con gobernar España o intentar gobernar España, y el presidente del PP está cometiendo errores de bulto que dan alas a un candidato socialista que provoca angustia infinita a un porcentaje alto de españoles. Incluidos socialistas que callaron ante sus despropósitos e iniciativas sonrojantes, y que ahora confiesan su desesperación ante la situación a la que ha llevado a la pobre España, a los pobres españoles que todavía no acaban de advertir el nivel de perversidad del candidato a presidente. Aunque en cuatro años de presidencia ha demostrado que el modelo bolivariano es el que realmente le convence. Entre otras razones porque le permite hacer lo que le da la gana, desde faltar al Estado de derecho a laminar a jueces y periodistas que no le bailen el agua; colocar peones en las instituciones del Estado, construir un Estado subvencionado que le garantice los votos para su permanencia en Moncloa y, además, que sus socios serán tratados a cuerpo de rey, con todo el dinero que quieran y con privilegios que costearán el resto de las autonomías.

No hay día, no hay cuarto de hora, en el que en este país que va a la deriva no se produzca una noticia que nos haga pensar que jamás podíamos haber previsto una situación como la que estamos viviendo. Con un Gobierno subyugado por las palabras falsas de su presidente, al que por otra parte no le duelen prendas en tirar a sus colaboradores como si fueran kleenex cuando ya no los necesita, Ejemplos de esa actitud se cuentan por docenas en los últimos cuatro años. Y cuanto más le ayudaron a llegar a Moncloa, peor han sido tratados. 

De Sánchez solo nos puede salvar Feijóo, y como Sánchez lo sabe, ha centrado su campaña electoral primero, y la suma de adhesiones después, a desprestigiar el PP colocándolo en el mismo platillo que a Vox, un partido ultra que provoca inmensos y justificados recelos. Lean el libro de Macarena Olona y verán cómo se las gastan Abascal y su corte. No debe estar mintiendo la ex portavoz parlamentaria adjunta, porque nadie en su antiguo partido la ha acusado de falsedad y mucho menos de difamación.

«De Sánchez y su equipo de ministros no se puede esperar nada. No quieren a España. Solo al líder»

Si de Sánchez solo nos puede salvar Feijóo —en este momento, veremos que ocurre en el futuro— debería tomar algunas decisiones que potenciaran su figura. Sus discursos son firmes e ilusionantes, pero después desaparece del escenario y sus silencios los llenan colaboradores que habitualmente provocan titulares; no por inteligentes, sino que con frecuencia dan munición a la izquierda para arremeter contra Feijóo y el PP.

De Pedro Sánchez y su equipo de ministros no se puede esperar nada. No quieren a España. Solo al líder al que adoran por la peana, porque es quien les mantiene en cargos de poder. Pero Feijóo sí quiere a España, y tiene buena madera. Sin embargo, no acaba de despegar, y no lo hará si no corrige el rumbo.

Los vencedores, siempre, son aquellos con suficiente humildad para reconocer los errores y hacer lo que se espera de ellos, no lo que les aconsejan colaboradores que no siempre aciertan en su diagnóstico y en la manera de debilitar al enemigo.

Así que, de momento, toca movernos entre el estupor y la vergüenza.

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