THE OBJECTIVE
Fernando Savater

¡No somos siervos!

«¿Vamos a creer a todas las asociaciones de jueces de España, de abogados, de fiscales, de diplomáticos o a lo que dice el señor Bolaños y los editoriales de ‘El País’?»

Opinión
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¡No somos siervos!

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Alejandra Svriz

Por su indudable importancia e interés, THE OBJECTIVE reproduce a continuación el discurso pronunciado en la manifestación de Cibeles por el filósofo Fernando Savater.

Amigas, amigos, compatriotas. Permitidme brevemente que empiece estas palabras con el recuerdo de alguien muy querido que murió ayer y que ha sido muy importante para muchos de nosotros desde hace años. Agustín Ibarrola fue un gran español, un gran vasco, un gran artista y su recuerdo nos ayuda a muchos a seguir luchando como él luchó su larga vida. ¡Va por ti, Agustín!

Se dice y se repite que España es un país muy diverso, muy variado. Y es verdad. España es un país en que la diversidad existe como existe en casi todos los países europeos. No hay países homogéneos más que en la imaginación de algunos totalitarios; pero una cosa es que en España reine el derecho a la diferencia, que haya una diferencia entre gustos, culturas, comportamientos folclóricos, y otra cosa es la diferencia de derechos, que se inventen derechos distintos para los españoles, que haya españoles de primera, españoles de segunda, unos españoles con más derechos que otros. Eso es lo que no se puede tolerar.

Todas las regiones españolas son muy entrañables, y Cataluña, País Vasco, Andalucía, todas las que queráis. Pero España no solo es entrañable: ¡es necesaria para nuestros derechos, para nuestras libertades, para nuestra vida común! No nos basta con los terruños, no nos basta con los apegos que normalmente solo le importan a los caciques locales, a los que quieren volver a vivir con ese caciquismo menor que les permite hacer y deshacer a su antojo. ¡No hay que tolerar que nos quiten España porque es una riqueza para todos! No tenemos que renunciar a ninguna de nuestras posesiones ciudadanas. Si a alguien no le gusta España y quiere irse, es muy libre de irse, ¡pero que no se lleve nada! ¡que no se lleven las cosas que son de todos, los territorios que son de todos! ¡Nadie se puede ir de España llevándose nuestras posesiones ciudadanas y cívicas! ¡nadie, porque Cataluña, País Vasco y Cataluña es de todos los españoles y nadie se las puede llevar porque diga que son suyas y que le gustan mucho!

Hay una sola cosa, diré, en la que estoy de acuerdo con el Gobierno. Dice que quiere poner una escolta a Puigdemont. ¡Y a mi me parece bien! ¡Yo creo que hay que escoltar a Puigdemont, llevarlo a Alcalá Meco y dejarlo allí bien escoltado unos cuantos años!

Todavía, a estas alturas, hay quien nos intenta hacer creer que la amnistía es algo perfectamente legal, que no corrompe ningún marco, que no puede traer más que bienes. Yo no soy un jurista y probablemente muchos de ustedes tampoco, pero mirando las cosas con cierta objetividad, ¿a quién creer?: ¿a todas las asociaciones de jueces de España, de abogados, de fiscales, de diplomáticos que han dicho que la amnistía atenta contra el Estado de derecho y contra la igualdad de los españoles o a lo que dice el señor Bolaños y los editoriales de El País? Creo que ha llegado la hora de la verdad, y la hora de la verdad es siempre la hora de dar un paso al frente. ¡Es la hora de los valientes! Hay que hacer cosas. Esta manifestación es el primer paso de una resistencia que tiene que continuar. Aquello en que confía el Gobierno es en el aburrimiento, en el cansancio, en decir: «Bueno, están ahora así pero ya se les pasará dentro de dos semanas y estarán en otra cosa». Tenemos que continuar luchando contra la cobardía y el aburrimiento de la gente. Tenemos que decir, como se ha dicho históricamente en un momento celestial, ¡Non serviam! ¡No somos siervos! No estamos para defender a nadie: somos ciudadanos libres e iguales. Tenemos que obedecer a la Constitución, a las leyes, pero no a cualquier persona que las manipule a su antojo.

Muchas veces se ha invocado la obediencia debida, y desgraciadamente se suele invocar para justificar alguna barbaridad. Pero también hay una desobediencia debida: la desobediencia de negarse a aceptar aquellas órdenes que se esconden como si fueran justificadas por las leyes pero van en contra del espíritu de la unidad y la igualdad de los españoles. Es la hora de luchar contra la cobardía, contra nuestras ganas de abandonar y decir qué más da. No, qué más da no, porque dentro de unos meses nos podemos encontrar con cosas que hoy nos harían estremecer, y ahora nos estamos estremeciendo con cosas que se podían prever hace tiempo. De modo que felicito a todos los que están aquí, ¡pero no lo dejéis, no os aburráis, no os canséis, no toleréis lo intolerable, porque quien tolera lo intolerable termina viviendo de una manera miserable. De modo que adelante todos vosotros. ¡Viva España! ¡Viva la Constitución! ¡Viva el Rey!

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