THE OBJECTIVE
Román Cendoya

Maniobra de distracción

«Montero pretende desviar la atención. Es fuego a discreción para encubrir la participación de la mujer de Sánchez en un presunto tráfico de influencias»

Opinión
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Maniobra de distracción

Ilustración de Alejandra Svriz.

Moncloa pretende tapar el sol con un dedo. Creen que somos muy tontos. El caso de Begoña Goméz con Globalia y Air Europa debe de ser mucho más grave de lo que parecía. El silencio obligatorio sobre la presencia de la mujer del presidente del Gobierno en la gestión de fondos europeos y créditos ICO, por alrededor de 700 millones de euros con comisiones y pagos de por medio con Air Europa y Globalia, se enturbia cada día más. Las dos empresas empiezan a relacionarse con las 40 maletas de Delcy Rodríguez y los 29 viajes fantasma del Falcon a República Dominicana. Curiosamente, un país en el que la familia Hidalgo promociona viviendas y apartamentos en un entorno de inversiones turísticas. Uno tiende a pensar que no puede ser que haya tanta porquería alrededor de la mujer del presidente del Gobierno. No tiene sentido.

Y por eso, he esperado la lógica explicación del presidente del Gobierno sobre las circunstancias y el papel que jugaba su mujer en todo esto. El hecho de que no la haya dado supone que la presencia de Begoña Gómez no tiene una explicación decente y lógica. La maniobra de distracción organizada para desplazar la atención de la opinión pública —usando a la pareja de Isabel Ayuso— aumenta exponencialmente la gravedad de las actuaciones de Begoña Gómez.

Cuando Pedro Sánchez ganaba elecciones, preguntó un día con tono altivo en RNE: «¿Es que la Fiscalía de quién depende? ¿De quién depende?». «Del Gobierno», le dijo el entrevistador. Y Sánchez sentenció: «Pues ya está». Así es. La fiscalía ha anunciado la denuncia contra la pareja de la presidenta de Madrid por un presunto fraude fiscal de 350.951 euros cometido en los ejercicios 2020 y 2021 y otro delito de falsedad documental. Una curiosa operación hecha pública por el propio Gobierno para tapar y desviar la atención sobre la inexplicada —por inexplicable— conducta de Begoña Gómez.

Todo el Gobierno en modo Salvemos a Begoña Gómez. Las más voluntariosas en lo de vociferar, las otras mujeres del presidente. Pilar Alegría, como portacoz del Gobierno, ha dicho de Ayuso que «es muy locuaz cuando tiene que señalar e insultar a los demás y timorata cuando tiene que asumir responsabilidades y trasladar explicaciones». Todo lo que ha dicho Alegría de Ayuso, multiplicado por 700 millones, es lo que hay que decir a Pedro Sánchez respecto de su mujer.

Mucho más salvaje y abrupta la actuación de María Jesús Montero en su tono de vendedora dicharachera de mercadillo de quinta. Según abría la boca, ponía en evidencia que detrás de toda esta denuncia está la mano del Gobierno, abusando de los medios del Estado en beneficio propio. Así Montero soltó que: «En primer lugar requiere que la presidenta de Madrid dé explicaciones y actúe con absoluta transparencia, respecto que si afirmativamente, como se ha publicado en medios de comunicación, está viviendo en un piso que se pagó con fraude a la hacienda pública y que se pagó con las comisiones respecto a las mascarillas en la peor situación de pandemia que tuvo este país. Y requiere dar explicaciones en este sentido».

«La ministra de Hacienda comete delito al filtrar expedientes fiscales de empresas y particulares»

Después de la repugnante persecución del ministerio de María Jesús Montero y la Fiscalía del Gobierno contra el futbolista y entrenador Xabi Alonso, me cuido muy mucho de otorgar la presunta presunción de culpabilidad de cualquier acusado por Hacienda. La ministra del ramo debería ser muy cuidadosa al respecto cuando prácticamente la mitad de las acusaciones acaban anuladas por los tribunales.

La vicepresidenta del Gobierno debería ser más prudente y utilizar el término «presunto» en sus afirmaciones. Es evidente que a ella no le importa el presunto fraude, lo que le interesa del mismo es enturbiar el nombre de la presidenta de Madrid e intentar igualar actos incomparables. La vicepresidenta comete delito al filtrar, a través de redacciones amanuenses — eldiario.es y El País—, expedientes fiscales de empresas y particulares. ¿Saben que la ley de protección de datos obliga y protege a todos? Dimita. 

Lo que pretende la grandilocuencia de Montero es desviar la atención. Es fuego a discreción para encubrir las reuniones y la participación de la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, en un presunto tráfico de influencias y comisiones de 700 millones de euros. Lo de la pareja de Ayuso supone sólo el 5% respecto a lo de la pareja de Pedro Sánchez. Y en los dos casos «en la peor situación de pandemia que tuvo este país». Con la diferencia de que la responsabilidad máxima de la pésima gestión de la pandemia y la utilización de la misma para que, desde los ministerios y entidades públicas, se robaran ingentes cantidades de millones de euros es de Pedro Sánchez y su Gobierno —María Jesús incluida— que tuvieron que aprobar las compras de la banda de Koldo en los Consejos de Ministros.

«Todo lo que le exigen a Ayuso que cuente de su pareja es lo que no hace Sánchez respecto de su mujer»

Por otro lado, la presidenta vive con su pareja, quien no está siendo investigado a título personal, en un piso comprado con el dinero de su trabajo. Si las empresas de la pareja de Ayuso cometieron fraude fiscal lo decidirán los jueces en su sentencia. Y después de lo de Xabi Alonso… Lo que sí sabemos, y es parte fundamental del entramado de Begoña Gómez, es que oficialmente vive en el Palacio de la Moncloa. Una casa que pagamos todos con nuestros impuestos. Que vivir en esa casa, por el cargo de su marido, es lo que le ha permitido a ella colarse en esas negociaciones del destino de los fondos europeos y créditos ICO —700 millones de euros— para Air Europa y Globalia, por las que sí ha recibido contrapartidas, como mínimo, en forma de patrocinio. Y de lo demás no sabemos nada, porque todo lo que le exigen a Ayuso que cuente de su pareja es lo que no hace Pedro Sánchez respecto de su mujer Begoña Gómez. Y por supuesto las ministras no explican que en diferentes Consejos de Ministros votaron lo negociado por Begoña Gómez.

Cada día que pasa es más evidente que en el entorno más cercano de Pedro Sánchez se respira corrupción. A lo de Ábalos, Koldo y Aldama hay que sumar todos los ministerios, organismos públicos y gobiernos regionales que participaron de la trama de las mascarillas y los respiradores. Y además, lo de su mujer. Por eso, según sus palabras en el Congreso y aplicando su lógica, por su conducta y la de su mujer no le queda más remedio que presentar su dimisión. Cuanto antes, que cada día que pasa su futuro se parece más al de Bettino Craxi.

Y la que tiene que dar explicaciones es Ayuso. No cuela.

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