THE OBJECTIVE
José Antonio Vizner

Ha llegado el momento de Europa, sí o sí

«Las viejas glorias deben salir del campo, para que las nuevas generaciones tomen el control y el poder»

Opinión
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Ha llegado el momento de Europa, sí o sí

La presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen

El dato de desempleo conocido en la jornada de ayer, 3,8%, una décima menos interanual que el dato anterior nos apunta al peor escenario para Europa. Habrá bajada de tipos, cuanto antes, en Europa y no lo habrá tan rápido, e incluso no lo habrá en 2024, en Estados Unidos. Eso nos aboca al desacoplamiento de la economía estadounidense frente a la europea.

Los tipos seguirán arriba en EEUU porque la economía va como un tiro allí y aquí está hecha unos zorros. Evita la estanflación Europa porque el motor no tira, está gripado. Y veremos cuando baje tipos qué es lo que pasa con la inflación. Sería ya un escenario límite. Estados Unidos va a aguantar hasta las elecciones de noviembre sí o sí. No pueden Biden/Powell dejar que la economía destroce las esperanzas demócratas de la remontada, una sanchada de última hora.

La clave es entender cómo hemos llegado hasta aquí y cómo se puede dar la vuelta a la situación. El punto principal viene tras el inicio de la Guerra de Ucrania. Altos costes energéticos tras la ruptura con Rusia y doblar la rodilla frente a Estados Unidos. Siempre las élites quisieron que los Estados Unidos de Europa fueran una extensión de los Estados Unidos de América y ahora se ve que se va consiguiendo aunar ese sueño con la realidad.

Sólo hay que escuchar a Jens Stoltenberg y sus palabras en el 75 aniversario de la OTAN para darnos cuenta que la Guerra de Ucrania ha servido para, colateralmente, hacer realidad los sueños que tenían las élites respecto a esa unión atlántica. No hay Europa sin Estados Unidos, ni Estados Unidos sin Europa, vino a decir Stoltenberg. Lo primero seguro, lo segundo parece más complicado de demostrar. Aunque ayuda a EEUU, no parece que le vaya la vida en Europa.

Por lo que viendo el problema principal, la dependencia económica respecto a Estados Unidos, y la pérdida del factor competitivo europeo, la energía, sólo le queda a Europa reinventarse. Ver dónde está el elemento diferenciador para un futuro complicado en el que China le quita las últimas esperanzas y hay que esperar a ver como Japón, India, México y Marruecos terminan por dar el golpe definitivo a un Viejo Continente que está envejeciendo tan rápidamente que le deja muy poco espacio de reacción.

«Europa es un monstruo pesado a los lomos de una clase política incapaz, que busca simplemente una nueva aristocracia»

Porque ese es el otro elemento clave. La natalidad, mal entendida por el Gobierno español como pensiones, viene a dejar a Europa y España sin recursos para plantear una opción de futuro. Es imprescindible recuperar un modelo de natalidad que permita volver a reverdecer la economía y asegurar un futuro próspero para las próximas generaciones. No podemos conformarnos con una paguita y unas máquinas haciendo el trabajo. Hay que buscar el liderazgo europeo en campos donde tengamos una voz predominante. No podemos seguir dejando trenes mientras esperamos un amor que nunca llegará. Es el momento de coger el toro por los cuernos y afrontar una profunda reforma de la economía europea. Menos regulación, menos intervención y más reparto del poder. Como decía Acemoglu en Por qué fracasan los países, sólo mediante un proceso en el que las élites cedan parte de su poder en manos de una sociedad vibrante, joven, que permite mirar el futuro con optimismo, podemos recuperar la vitalidad perdida.

Europa es un monstruo pesado a los lomos de una clase política incapaz, que busca simplemente una nueva aristocracia que les permita asentarse en el poder, en lugar de repartirlo. Los ciudadanos europeos no podemos permitirnos seguir perdiendo el tiempo mientras otras regiones del mundo progresan, avanzan y reparten el poder para conseguir un crecimiento sostenido. Hay que devolver el poder a quien nunca debió perderlo. Entre legislaciones inútiles, sistemas de control social innecesarios para el conjunto de la población, trabas burocráticas innecesarias y unas élites egoístas, ancladas en un modelo feudal de nuevo cuño pero igual de carca, y que han visto que era el momento de asentarse en la buena vida a costa de los demás.

Hay que bajar impuestos hasta el 25%, hay que recortar gastos, aunque no esté de acuerdo en muchas cosas, hay que meter la motosierra y reducir el tamaño del Estado. Sólo reduciendo el Estado tal y como lo conocemos ahora podrá el ciudadano tomar decisiones, arriesgar, crear, crecer y devolver a Europa el brillo que perdió hace ya siglos, cuando está neoaristocracia decidió quedarse con todo el poder y quitárselo al ciudadano destrozándolo a impuestos y rompiendo la libertad.

Si Europa avanza hacia el camino de la censura y de la ruptura de las libertades, entonces ya no habrá más tiempo, ni más opciones. Pero ahora mismo no estamos ahí. Europa va perdiendo, pero el partido no ha acabado. Las viejas glorias deben salir del campo, para que las nuevas generaciones tomen el control y el poder, lo repartan y empiece una nueva época lejos del tecnofeudalismo y la neo aristocracia absurda que ha tomado el poder.

El momento ha llegado, porque no hay más tiempo.

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