Pablo Iglesias se la juega

Es el hombre fuerte del gobierno, aunque a los sanchistas les revienta que se diga; es el que hace y deshace, organiza y negocia, impone su criterio y su calendario.

Sánchez ha engañado a los suyos, por no decir que les ha mentido: la hemeroteca está plagada de afirmaciones que no ha mantenido, y la famosa frase de que gobernar con Podemos le quitaría el sueño se la han restregado a Pedro Sánchez en infinidad de ocasiones. Su vicepresidente segundo, al contrario de lo ocurrido con el presidente, ha cumplido con todo aquello que dijo que iba a cumplir. Tiemblan infinidad de españoles cuando Pablo Iglesias afirma que va a el gobierno va proponer o va a llevar algo al Parlamento, porque hasta ahora todo lo que anunció lo ha hecho. El programa electoral de Podemos es el que aplica el Gobierno. Aunque a los sanchistas, una vez más, les reviente que se diga.

Pablo Iglesias sin embargo se la juega el 14 de febrero, día en el que se van a celebrar las elecciones catalanas si nadie lo impide, porque a Puigdemont no acaba de convencerle esa fecha. Son muchos los dirigentes de partidos que se juegan ese día su futuro, pero probablemente Iglesias es el que puede salir mejor o peor parado.

Si ERC no gana las elecciones y no se impone ante JxCat, la importancia de ERC en la política española, y la influencia de Gabriel Rufián, quedarán muy mermadas. Y con ellos la de su valedor, Pablo Iglesias, que es quien negoció con ERC y con Bildu los apoyos a los Presupuestos y se ha puesto todas las medallas ante un Pedro Sánchez que, obsesionado por aprobar esos presupuestos, no acaba de asumir que la maniobra del líder de Podemos ha provocado una enorme, profunda inquietud, en un importante sector del PSOE, tanto de militancia como de dirigentes regionales y municipales. Incluido Iceta, profundamente inquieto además porque las catalanas son las primeras elecciones tras el polémico pacto presupuestario, y el PSC puede sufrir un castigo en las urnas que provocará un rebote del dirigente catalán contra un Pedro Sánchez al que hasta ahora ha demostrado un apoyo absoluto.

Las elecciones catalanas serán la tumba de políticos que sacaban pecho y se las prometían muy felices; pero, de entre todos ellos, el que puede sufrir las consecuencias más graves es el hoy todopoderoso Pablo Iglesias. A Sánchez solo le importa mantenerse en el poder, por eso no le ha importado aliarse con el hombre más detestado por un buen número de socialistas. Pero si la alianza con Pablo Iglesias supone pérdida de votos, y eso se verá en Cataluña, o que ERC no es el socio más aconsejable porque no gana elecciones, Iglesias lo va a pasar mal.