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Vox confía en que el órdago al PP en Murcia funcione como en Aragón y haya coalición

El partido que preside Santiago Abascal cree que Fernando López Miras podría ceder antes que repetir elecciones

Vox confía en que el órdago al PP en Murcia funcione como en Aragón y haya coalición

El líder de Vox en la Región de Murcia, Jose Ángel Antelo, entrega una propuesta de pacto a Fernando López Miras. | Vox

O gobierno de coalición o repetición electoral. Ése es el órdago que Vox ha lanzado al Partido Popular (PP) en la Región de Murcia, y en el que, a tenor del efecto que surtió en Aragón, la formación que preside Santiago Abascal confía para lograr su presencia en el que sería su quinto ejecutivo autonómico. Pese a que el panorama parece poco halagüeño, en Bambú 12 son optimistas: creen que el popular Fernando López Miras terminará cediendo como lo hizo Jorge Azcón.

Al presidente aragonés se le informó debidamente, a través de Alejandro Nolasco, el que ahora es su vicepresidente, de que «si quiere gobernar en solitario, tendrá nuestro voto en contra». Antes de darse esta tesitura, el PP prefirió entregar a sus socios la Vicepresidencia de Desarrollo Territorial, Despoblación y Justicia, la Consejería de Agricultura y la Presidencia de las Cortes.

El éxito de este órdago —que nunca fue un farol— ha vuelto más seguros a los de Abascal, que tienen en cuenta que la proporción de fuerzas es más ventajosa para los populares en Aragón (28 representantes frente a sus siete) que en Murcia (21 a 9). Pero López Miras se aferra a que ahí su partido «suma más que toda la izquierda».

Motivos del órdago

Hay al menos otros dos motivos que justifican el órdago. Al enfado de los de Abascal por el trato recibido en la Región de Murcia se suma el convencimiento en que los resultados del pasado 23 de julio reforzaron su postura negociadora. En este sentido, el paralelismo vuelve a estar servido con Aragón y Extremadura, donde Vox obtuvo más votos en las generales que en las autonómicas. De esta tesitura extrajeron una conclusión: «Quieren que les defendamos con uñas y dientes».

Vox retrocedió considerablemente a nivel nacional en la última llamada a las urnas, cuando perdió 19 escaños. Sin embargo, resistió mejor en estas tres regiones, donde perdió sólo dos con respecto a 2019, pero obtuvo más votos que el pasado 28 de mayo, cuando se celebraron las elecciones municipales y autonómicas. 

Similitudes con Extremadura

En Extremadura, otra región en la que se enfrascó en una guerra con el PP, se mantuvo en los 85.182 votos (13,64%) y casi duplicó sus resultados con respecto a hace dos meses, cuando obtuvo 49.400. Vox fue el que más creció en la comunidad extremeña con respecto al 28-M. Finalmente, María Guardiola lo incluyó en su Ejecutivo. «Cuando Santiago [Abascal] se siente atacado, se envalentona», confiesan fuentes del entorno del dirigente vasco, desde donde apuntan a que no recularán.

El paralelismo entre Extremadura y Murcia está servido. En esta última región, en comparación con las elecciones generales de 2019, Vox perdió un diputado y más de 37.000 votos, pasando de ser la fuerza política más votada a ocupar el tercer puesto. No obstante, desde el partido argumentan que el respaldo de Vox creció al haber obtenido 162.481 votos, casi 44.000 más que en los comicios autonómicos de mayo, siendo los que más ensanchan su electorado en este lapso. Esto lo consideran un respaldo a su postura firme en la negociación que mantienen con los populares.

La postura del PP

Por su parte, el PP ha aprovechado la oferta de Santiago Abascal a Alberto Núñez Feijóo de apoyar su investidura sin necesidad de formar parte del Gobierno de España para usarla en su beneficio. En balde. Fernando López Miras ha pedido a Jose Ángel Antelo que «aplique» a la región el «ejercicio de responsabilidad» y muestre el «sentido de Estado» de su formación a nivel nacional, obviando que es la dirección nacional que tiene centralizadas las negociaciones y es partidaria del órdago.

La respuesta de Vox ha sido rápida, y ha llegado en forma de un tuit ambiguo del coportavoz de su Grupo Parlamentario, Rubén Martínez Alpañez: «Efectivamente, a lo mejor hay que plantearse un apoyo externo a un nuevo gobierno que recupere las instituciones y desaloje a un presidente que no respeta a los electores». 

La ambigüedad del mensaje radica en que se puede interpretar en clave nacional, por la decisión tomada de apoyar a Feijóo de forma externa, o a nivel regional. La segunda opción supondría apoyar un gobierno alternativo del PSOE, la segunda fuerza con escaños suficientes para formar una mayoría absoluta en la Asamblea Regional. Este sí parece un órdago que, a diferencia de la repetición electoral, esconde un farol.

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