Llegados el momento no vamos a salvarnos ni uno, los fachas. Ya somos legión (con perdón) por el mero hecho de no pensar como ellas, ellos y viceversa. Poco importa que, por ejemplo, el cantante Loquillo, flamante Medalla de Oro de Barcelona, afirmara en una entrevista reciente y promocional que ‘los que dicen que hoy hay fascistas no han visto uno en su puta vida’. A tenor de las declaraciones de Ada Colau, inefable mujer que nunca debió abandonar el disfraz de abeja maya, o sea de dibujo animado, los fachas poco tenemos que ver con aquellos camisas negras de la Marcha sobre Roma y el aceite de ricino. Ni tan siquiera con el pijerío joseantoniano de la dialéctica de los puños y las pistolas. Lo nuestro viene de lejos si tenemos en cuenta la última astracanada condal con la calle Pepe Rubianes, ayer del Almirante Cervera.