El Gobierno deja solo a Alberto Garzón y evita aclarar si debe dimitir
Moncloa da un toque de atención a Alberto Garzón por sus declaraciones sobre el sector cárnico: «Le enseñamos los dientes»
Moncloa da un toque de atención a Alberto Garzón por sus declaraciones sobre el sector cárnico: «Le enseñamos los dientes»
«Disponen de un amplio abanico de opciones para seguir dando satisfacción a su afición prohibicionista.
Es evidente que cuando se teme a la libertad, el vicio de prohibir no tiene límites»
«Me parece que la dirección que Pablo Casado marca es la correcta: a falta de ideas nuevas, nuestros políticos tienen pilosidades nuevas que explorar»
Bernt Rothmann, amigo de Lutero, sufrió una violenta conversión a la nueva fe desde su acendrado catolicismo. Era un hombre elocuente, y forjó una pléyade de seguidores en Munzer que creían a pies juntillas la necesidad de imponer el comunismo más estricto. Ya no había tuyo, o mío. Jan Matthys, anabaptista, envió a sus “apóstoles” a la ciudad para que bautizasen a todo Münzer. Rothmann volvió a convertirse y abrazó la fe anabaptista. Aquél 1534 la ciudad alemana era ya un hervidero religioso cuando otro hombre, Jan Bockelson, con el apoyo de un rico industrial inició su apostolado particular.
Junto a Laureano Oubiña y el clan de Los Charlines, cayó como pez gordo en la red de la macro Operación Nécora que tendieron los jueces de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y Carlos Bueren. Cuando los policías lo detuvieron en un chalé de Pozuelo de Alarcón (Madrid) llevaba encima la llave de la nave industrial donde dos de sus compinches acababan de traspasar a unos colombianos un alijo de 2,5 toneladas de cocaína introducido por las Rías Bajas para su distribución en Europa. Pero no aprendió la lección. En el 2001 le pillaron mientras dirigía por radio el trasvase en el Atlántico de cinco toneladas de cocaína. Miñanco se ha pasado 23 años en la cárcel, más de un tercio de su vida.
Garzón ni siquiera investigará los crímenes de Stalin en España. Stalin, en cambio, tiene el interés que suscita lo diabólico
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