La gran mayoría de los ciudadanos occidentales coinciden en que la democracia representativa es el mejor sistema que tenemos para gobernarnos. Sin embargo, muy poca gente considera que este sistema funcione como debería. Es, por así decirlo, el menos malo de los males. ¿O no? Trump, Orban, Erdogan o Bolsonaro son algunos de los nombres propios que hacen tambalear esta idea. La democracia y sus instituciones están atravesando una crisis de credibilidad. En medio de este torbellino de noticias falsas, injerencias, nuevas tramas de corrupción, el auge de la extrema derecha, etc. la gente se está empezando a preguntar: “¿de verdad esto es todo a lo que podemos aspirar?”.