Soledad

El síndrome de Ulises, cuando la soledad y el miedo se apoderan del migrante

El síndrome de Ulises, cuando la soledad y el miedo se apoderan del migrante

Fátima tiene 12 años. Vivía en Siria. Un día, yendo al colegio, fue testigo de cómo una bomba caía sobre sus amigos, que caminaban delante. La guerra le obligó a ella y a su familia a trasladarse al Líbano. Durante un año, debido al miedo y a la ansiedad, se encerró en su casa. No quería ir al colegio o hablar con otra gente porque pensaba que, si salía a la calle, le pasaría lo mismo. Tampoco quería conocer a otros niños para evitar que vieran su deformación en los pies. Necesitó un año de apoyo social para salir y relacionarse de nuevo.

¿Por qué la soledad afecta más a los jóvenes de entre 16 y 24 años?

¿Por qué la soledad afecta más a los jóvenes de entre 16 y 24 años?

Cuando pensamos en la soledad, es habitual que imaginemos personas mayores, que viven solas y que no tienen la oportunidad de relacionarse con otras personas. Sin embargo, la realidad está muy lejos de esta percepción tan común, y las personas de la tercera edad son las que menos sufren este sentimiento que, aunque afecta a gente de todas las edades, es mayoritario entre los jóvenes de entre 16 y 24 años, según un estudio realizado por BBC Radio 4.

¿Por qué la soledad afecta más a los jóvenes de entre 16 y 24 años?

¿Por qué la soledad afecta más a los jóvenes de entre 16 y 24 años?

Cuando pensamos en la soledad, es habitual que imaginemos personas mayores, que viven solas y que no tienen la oportunidad de relacionarse con otras personas. Sin embargo, la realidad está muy lejos de esta percepción tan común, y las personas de la tercera edad son las que menos sufren este sentimiento que, aunque afecta a gente de todas las edades, es mayoritario entre los jóvenes de entre 16 y 24 años, según un estudio realizado por BBC Radio 4.

Quince años de soledad

Quince años de soledad

La soledad es una de esas materias literarias sobre las que una narración crece sana y robusta, sea en género novela, poesía, teatro o cine. Lo pensaba el otro día al leer que este agosto se cumplen quince años del estreno de la que quizás pase por ser la oda a la soledad más perfecta que nos ha legado el séptimo arte: «Lost in translation».

El arte no está pagado

El arte no está pagado

En la entrevista que The Paris Review le hizo a William Faulkner en 1956, el escritor dejó un buen puñado de consejos sobre el árido trabajo de sentarse ante la hoja en blanco. La mayoría de ellos son de provecho todavía para cualquiera que se enfrente a la tarea creativa o, mejor dicho, extractiva de sacar algo de donde no hay nada, pero quizás el más práctico se refiere a la supervivencia económica.

Saturno

Saturno

Pascal Quignard, al hablar de la melancolía, cita a Homero. Leemos en la Ilíada: «Objeto de odio para los dioses, solo en la llanura de Alea, yerra un hombre cuyo corazón devora la tristeza y que evita la huella de todos los demás». El melancólico, el solitario, es el hombre apartado por los dioses, desechado por la sociedad. Dante lo sitúa en el infierno, al igual que John Milton. Es el mundo perdurable de los solitarios, hechizados por belleza frágil contenida en el tiempo, que se empeñan en reducir a cenizas el instinto continuo de la pasión. «Memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris», reza el calendario litúrgico; es decir, «recuerda que eres polvo y al polvo volverás».

El doble emprendedor

Las intenciones de esta vorágine entrepreneur son cristalinas: librar al sistema de toda culpa y crítica, producir más por igual o menor retribución, y consumir como si mañana no fuera a salir el sol. La rutina, como se dice en el anuncio de un todoterreno, puede ser maravillosa.

El ‘boom’ de pasar San Valentín solo: ¿moda o síntoma social?

El ‘boom’ de pasar San Valentín solo: ¿moda o síntoma social?

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 55,2% de la población en España está casada, lo que deja al 44,8% definido en el estado civil «soltero» (aunque pueda tener pareja y no estar casado). Estos mismos datos también reflejan otra realidad: el 25% del total de los hogares es unipersonal, y esta es una tendencia que va en aumento. Vivir en pareja, o simplemente tenerla, parece una quimera hoy en día. Especialmente entre los más jóvenes, y es que ya hay quien habla de los ‘neosolteros’, jóvenes que eligen por propia voluntad permanecer solteros (o eso dicen).

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