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José Mas (MSF): «Si abandonamos Afganistán estamos permitiendo que la población sucumba a los males que queremos combatir»

Hablamos con José Mas Campos, de Médicos Sin Fronteras, sobre Afganistán y el futuro que le espera al país tras haber sido controlado por los talibanes

José Mas (MSF): «Si abandonamos Afganistán estamos permitiendo que la población sucumba a los males que queremos combatir»

Médicos Sin Fronteras

A pesar de la situación, Médicos Sin Fronteras (MSF) continúa sus operaciones en Afganistán, si bien es cierto que con su equipo internacional parcialmente reducido por la inseguridad en la región y con una gran incertidumbre sobre lo que deparar el futuro. Sin embargo, tal y como asegura el responsable de la Unidad de Emergencias de Médicos Sin Fronteras, José Mas Campos, «la guerra no se detiene», y las emergencias sanitarias tampoco.

Hablamos con José Mas Campos, que estuvo de enero a abril de 2021 en Afganistán y regresó en junio otras tres semanas al país, sobre la necesidad de que las ONG sigan operando en Afganistán y sobre la situación actual del país y el futuro que le espera tras haber sido controlado por los talibanes.

¿Cómo estaba la situación antes del avance talibán?

He leído en algunos sitios que los talibanes han ganado la guerra en tres semanas, pero lo que hay que matizar es que la violencia nunca ha cesado, la guerra lleva en marcha casi 20 años. Lo que ha pasado es que desde hace dos meses hemos visto cómo la violencia se ha recrudecido en el entorno rural, alrededor de las capitales de provincia, y luego, desde hace tres semanas, sí han alcanzado el centro de las ciudades y el número de gente expuesta a las consecuencias directas de la violencia ha aumentado exponencialmente, no solo con el número de muertos, sino con el número de heridos por trauma, balas, explosivos o fuego de mortero.

El hecho de que la guerra ocurra en las calles que tú transitas habitualmente ha hecho que la gente tenga miedo a salir y los enfermos han esperado hasta que no podían más para jugársela y acceder a nuestros hospitales.

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Clínica de Médicos Sin Fronteras en Kunduz. | Foto: Prue Coakley/MSF

Aparte de haber visto un descenso en el número de pacientes que nos llegaban, porque evidentemente había que tener mucho valor para salir a la calle en situaciones como las que han tenido, llegaban en circunstancias mucho más agravadas.

Hemos visto más heridos de guerra, más urgencias pediátricas en niños con infecciones respiratorias, con enfermedades diarréicas, malnutrición, anemia, y también hemos tenido que seguir tratando a mujeres que siguen pariendo, porque esto no se detiene, como las enfermedades crónicas. La guerra no se detiene y necesitan atención médica constantemente, si no los casos se complican y es cuando están al borde de la vida o la muerte.

Desde Médicos Sin Fronteras hemos tenido que reconvertir nuestros programas médicos en respuestas de emergencia para todas estas urgencias médicas y de desplazados internos.

Nadie se esperaba un avance tan rápido de los talibanes.

Esta es una tragedia que no es sobrevenida, como lo es el terremoto de Haití, es algo que se venía anunciando, que se venía contando con luces y taquígrafos. Los propios afganos no han sido capaces de llegar a acuerdos políticos, de negociar, de poner fin a la violencia, tampoco la comunidad internacional, con lo cual, lo que esto va a significar para la población civil en el futuro es algo que queda fuera de nuestras posibilidades predecir, pero evidentemente hay pánico a día de hoy, mucho miedo y mucha incertidumbre. 

¿Qué supone un nuevo Gobierno talibán para la población afgana?

A muy corto plazo nosotros lo que hemos visto ha sido el aumento muy significativo de víctimas directas de la violencia, los heridos y los muertos, y de víctimas indirectas, todos aquellos que no pueden buscar atención médica y que aún así sufren de dolencias graves.

Lo que es imposible de medir es el trauma psicológico que esta situación estará causando en generaciones enteras, probablemente todas aquellas que no vivieron bajo el régimen talibán. Hay una generación joven que no conoce lo que es vivir bajo el régimen talibán y que toda esta violencia vaya a perseguirlos toda su vida.

Igualmente, la posible deriva violenta que este traspaso de poder, en principio menos cruento, puede todavía tomar. A medio y largo plazo nosotros somos una organización médica y nos vamos a especular sobre cómo el país va a evolucionar o no, pero evidentemente lo que sí vemos es la rabia, la frustración y la desesperanza de muchos de nuestros colegas afganos de trabajo.

Una de las dudas más preocupantes es la futura situación de las mujeres y las niñas.

Para nosotros la figura de la mujer afgana como trabajadora sanitaria es muy importante, de hecho, en nuestros hospitales contamos con matronas, enfermeras, algunas médicas, y son fundamentales para nosotros porque en algunas sociedades, musulmanas en este caso, las mujeres solo pueden hacerse tratar por otras mujeres, en algunos casos, y esto es un rasgo tradicional, cultural, que intentamos respetar como en cualquier otro contexto.

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Un talibán pasa frente a un salón de belleza en Kabul en el que han sido borradas las caras de las mujeres. 18 de agosto de 2021 | Foto: Wakil KOHSAR / AFP

Evidentemente, especialistas como ginecólogas, pediatras y cosas así es muy difícil encontrar, con lo cual si además de eso se vieran restringidas en su derecho a poder desarrollar su trabajo, esto sí que afectaría a nuestras operaciones. Hasta ahora no ha sido el caso, hemos podido mantener nuestras actividades del mismo modo que antes del recrudecimiento de la violencia, que antes del traspaso de poder, en las mismas circunstancias.

¿Cómo es el trato de Médicos Sin Fronteras con los talibanes?

Como coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras uno de mis cometidos allá donde vamos es explicar a todos los actores que formen parte en un conflicto cuáles son nuestros principios, que básicamente son tres: imparcialidad, neutralidad e independencia, ya que no trabajamos para un gobierno ni recibimos dinero de ningún gobierno.

Hemos podido seguir trabajando y tenemos que explicarle al resto de actores cuáles son las condiciones para que nosotros podamos trabajar, de respeto a las estructuras sanitarias, de respeto a las ambulancias y a los hospitales como lugares sagrados donde siempre vamos a tratar pacientes más allá de su afiliación política, su religión, su raza o sexo.

¿Vais a continuar trabajando en Afganistán?

La protección de nuestro staff es lo primero, y si en algún momento viéramos que nuestro staff se ve amenazado por el mero hecho de estar vinculado con Médicos Sin Fronteras o por trabajar para nosotros, la organización evidentemente en ese momento tomaría determinaciones de manera inmediata.

Con el recrudecimiento de la violencia tomamos la decisión de reducir nuestros equipos a los miembros más esenciales, aquellos que verdaderamente desarrollan actividades entre la vida y la muerte, actividades críticas en los hospitales.

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Regiones en las que trabaja Médicos Sin Fronteras en Afganistán. | Infografía: MSF.

El Gobierno afgano, por sí solo, no puede hacer frente a las emergencias sanitarias de las que hablas, y menos ahora con los talibanes en el poder.

Afganistán es un país muy, muy complejo, es fascinante pero evidentemente cuenta con muchos micro contextos que se aglutinan en un solo país y que muchas veces no tienen nada que ver las dificultades y los desafíos que podemos ver en un sitio como Kunduz, que normalmente ha estado sometido a una violencia más intensa lo largo de los años, con los de Khost o Herat. Eso nos obliga a adaptarnos a cada uno de ellos y para ello contamos con trabajadores nacionales que son la verdadera punta de lanza de toda operación de Médicos sin Fronteras. 

La tentación de abandonar el país cuando todavía hay mucha polvareda, cuando todavía hay mucho miedo, existe, pero si Naciones Unidas, las organizaciones no gubernamentales y todos los actores humanitarios de desarrollo decidieran abandonar el país, de algún modo estaríamos permitiendo que el país sucumba, que la población sucumba a los males que queremos combatir.

El sistema de salud afgano ya venía de una situación bastante difícil. Cuenta con donantes, con expertos, pero es insuficiente y lo que habíamos visto en Médicos Sin Fronteras a lo largo de los años es que el acceso a la atención médica muchas veces se ve impedido por los costes que el sistema de salud impone a los pacientes, por las rupturas en suministros que a veces se producen, por la falta de personal médico capacitado en muchas de las zonas más aisladas y, evidentemente, por la inseguridad.

Afganistán es un país que depende netamente de la ayuda internacional, es importante que los actores que están involucrados en el sector de la salud continúen, como es importante que todos los actores involucrados en el sector del agua y saneamiento, la seguridad alimentaria, la nutrición o la educación, si se garantizan las condiciones de seguridad, permanezcamos en el país, para no contribuir también a desalentar aún más a una población que a día de hoy no sabe qué es lo que va a ocurrir en una semana.

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