Lo que hay que saber sobre el test de antígeno rápido para el autodiagnóstico
Como usuarios de estas herramientas para testar, debemos informarnos, hacer un buen uso y ser conscientes de sus limitaciones
Desde marzo de 2020, la detección masiva de COVID-19 nos ha planteado uno de los mayores desafíos de la industria farmacéutica y logística de los últimos tiempos. Al inicio de la pandemia, nos parecía un sueño tener a nuestro alcance una prueba de autodiagnóstico rápida y lo suficientemente sensible para saber si teníamos o no infección por COVID-19 y actuar en consecuencia. Hoy en día ya es posible gracias a los test de antígeno rápido (TAR) para el autodiagnóstico que ya tenemos a nuestro alcance.
Estas pruebas de autodiagnóstico son sencillas, de bajo coste, poco molestas, y nos permiten repetirlas con frecuencia sin necesidad de atención médica o de instalaciones destinadas al cribaje. Los TAR son de gran utilidad sobretodo en situaciones con limitaciones de movilidad. O cuando el acceso a los servicios de salud y las pruebas de diagnóstico es limitado.
Pero en absoluto son la panacea. Como usuarios de estas herramientas para testar, debemos informarnos, hacer un buen uso y ser conscientes de sus limitaciones.
Sabemos que estos TAR pueden utilizarse en campañas de Salud Pública o con supervisión de un sanitario o farmacéutico, en cuyos casos tienen cierta validez clínica y se podrían registrar en nuestra historia clínica. Pero ¿que pasa si hacemos estos TAR con fines autodiagnósticos?
Este artículo pretende responder a algunas preguntas frecuentes sobre estas pruebas de autotesteo que ya podemos conseguir fácilmente en farmacias.
¿Qué es?
El TAR para autodiagnóstico es una prueba que puede detectar una posible infección activa de COVID-19[contexto id=»460724″]. Está destinado a la población general sin la intervención de un sanitario, por lo que en cierta medida reduce la presión asistencial de los centros sanitarios. Es de venta exclusiva en farmacias, por lo que debemos adquirirlo por este canal y abstenernos de obtenerlo por otros medios si queremos usarlos con garantía.
También es importante saber que los test deberán tener en su etiquetado el marcado CE seguido de los 4 dígitos del organismo notificado que lo ha evaluado.
¿Cuándo conviene usarlo?
Según la información publicada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios(AEMPS) , debemos hacer el test durante los primeros 7 días desde la infección o en los 5 primeros días con síntomas. No están recomendados en casos asintomáticos, ya que podrían dar falsos negativos, así como en los casos con carga viral baja.
¿Cómo lo hago?
El tipo de muestra que se recoge es nasofaríngea (una profundidad aproximada de 3cm), orofaríngea, nasal o de saliva, y la podemos realizar en el propio domicilio.
Realizaremos el test siguiendo de forma estricta las instrucciones de uso, y debemos hacerlo inmediatamente tras la toma de la muestra. Es muy importante que sepamos que el rendimiento de esta prueba dependerá del tipo de muestra que se obtenga y de su correcta ejecución.
¿Cómo interpreto el resultado?
Los TAR tienen 2 líneas de color: la línea test (T) y la línea control (C). Dependiendo de las líneas que se visualicen, nos podemos encontrar con las siguientes situaciones:
- 2 líneas de color: Si la línea C y la línea T son visibles, el resultado se considera positivo y nos consideraremos un caso sospechoso de COVID-19. Debemos autoaislarnos y contactar con los servicios sanitarios para que se nos evalúe y se confirme o no si se trata de una infección activa.
- Línea C visible y línea T en blanco: El resultado se considera negativo, pero si presentamos algún síntoma o somos un contacto estrecho de un caso confirmado, debemos mantenernos aislados y contactar con los servicios sanitarios para que se nos confirme o no la infección mediante una prueba diagnóstica de confirmación y/o una evaluación clínica. En ningún caso este resultado negativo debe ser utilizado para acortar o finalizar el periodo de aislamiento. En resumen, un resultado negativo no se tendrá en cuenta para excluir una infección activa.
- Línea T visible y línea C en blanco: Este resultado se considera inválido y deberíamos repetirlo, pues la línea de control (C) debe ser siempre visible.
- Test en blanco: Si tras el test no se visualiza ninguna línea, ni la T ni la C, este resultado se considera inválido y deberíamos repetirlo, pues la línea de control (C) debe ser siempre visible.
¿Cómo actúo según el resultado?
Estas pruebas autodiagnósticas no son la panacea. Hay que tener en cuenta la posibilidad de obtener falsos positivos y falsos negativos, sobre todo en los casos de baja carga viral o si se realiza la prueba sin tener síntomas. Además, es importante recordar que el rendimiento de esta prueba dependerá en gran parte del tipo de muestra obtenida y de la correcta ejecución de la misma.
Lo que debemos tener claro es que si presentamos cualquier síntoma compatible con COVID-19 o hemos sido contacto estrecho con un caso confirmado, debemos autoaislarnos y contactar con el servicio público de salud.
En estos casos, podemos hacernos un TAR, pero, aunque obtengamos un resultado negativo, éste no excluye una infección activa y debemos esperar a la valoración por parte de los servicios sanitarios.
Una prueba negativa puede dar una falsa sensación de seguridad y conducir a un comportamiento más arriesgado que sin la prueba. Por esta razón, aunque el resultado sea negativo, debemos mantener las normas de distanciamiento social y el uso de mascarillas incluso después de una prueba negativa.
Por otro lado, un resultado positivo nos llevaría a ser un caso sospechoso y no un caso confirmado. Son los servicios sanitarios los que deberán evaluarnos y confirmar o no esta infección mediante una prueba (la PCR actualmente es la de mayor fiabilidad) y/o la evaluación clínica.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.