Jorge Javier vs. Ana Rosa: dos maneras muy diferentes de bajarse del trono (a la fuerza)
Dos grandes reyes de la televisión en horas bajas. Analizamos cómo ha cambiado su rol y lo que piensan ellos de los datos
Jorge Javier Vázquez y Ana Rosa Quintana | Mediaset
Jorge Javier Vázquez y Ana Rosa Quintana son las dos grandes estrellas de Mediaset. No hay ninguna duda sobre esto. Durante años, él acaparaba todos los programas de entretenimiento, mientras que ella era la reina indiscutible de las mañanas y la que permitía al grupo de comunicación mantener el liderazgo de audiencia en su franja.
Ambos han sido rivales televisivos, están en las antípodas de sus pensamientos políticos e ideológicos, aunque entre ellos siempre ha imperado un máximo respeto profesional. Pero ya nada volverá a ser como antes. Los tiempos han cambiado y no necesariamente para mejor. De hecho, los dos están viviendo sus horas más bajas en muchísimo tiempo.
El gran cambio en Telecinco
A Jorge Javier y a Ana Rosa les une el denominador común del fin de Sálvame para explicar su situación actual. La inesperada cancelación definitiva del programa líder de audiencia en las tardes de Mediaset -el pasado junio- dibujó un escenario nuevo en la programación de Telecinco.
La audiencia había caído en picado y se requerían cambios drásticos que tratasen de frenar una sangría que situó a Mediaset en mínimos históricos. Es decir, nunca se había conseguido reclutar una cifra tan baja de espectadores en sus programas.
La situación de Jorge Javier Vázquez y Ana Rosa Quintana era diametralmente opuesta. Sobre uno pesaban las dudas sobre su futuro ya que el fin de Sálvame sucedió cuando estaba de baja médica. Esto hizo que no pudiera despedirse como a él le hubiera gustado. Nadie sabía cuándo iba a volver ni qué iba a hacer.
La respuesta a esto tiene tintes asiáticos ya que La Fábrica de la Tele se puso manos a la obra para volver a hacer lo que mejor sabe -entretenimiento- y moldeó un formato a imagen y semejanza de Jorge de nombre Cuentos Chinos y que aspiraba a competir en access prime time con un hueso muy duro: El Hormiguero de Pablo Motos.
Por otro lado estaba Ana Rosa, a quien la cadena le encargó el difícil papel de llenar el hueco vacante por las tardes y elevar una pobre audiencia. En otras palabras, la reina de las mañanas era la elegida para reinar por las tardes. Para ello, se desplazó de franja después de años dando los buenos días. El formato elegido lleva el nombre de TardeAR y ha generado una expectación sin igual. Llegados a este punto, la pregunta es obligada: ¿cómo les ha ido?
Jorge Javier Vázquez, en caída libre
El duelo de reyes de la televisión se ha quedado en el de dos apuestas que son prácticamente residuales para el gran público. Jorge Javier Vázquez quizá sea el mejor paradigma de lo que pudo ser y no fue, de esperanzas caídas en saco roto y de decepción.
Sus Cuentos Chinos han sido todo un chasco y no ha conseguido fidelizar a la gente. El espacio se mueve en datos del 6%-7%, con una media en sus emisiones hasta la fecha de apenas un 7.6% de cuota y 984.000 espectadores. Datos muy pobres para un programa situado en un horario (21:50 horas) en la que la gente suele consumir más televisión.
Las primeras consecuencias no se han hecho esperar. Mediaset ha tomado la drástica decisión de eliminarlo de la parrilla un día a la semana, los jueves, para dar paso antes a la gala de GH VIP, sin duda la gran apuesta del grupo.
Jorge Javier Vázquez no dio la espalda a la realidad de su programa: «Las audiencias del programa son, siendo benévolos, manifiestamente mejorables. Personalmente, tampoco están respondiendo a mis expectativas. Esperaba mejores cifras».
No obstante, sorprende su falta de autocrítica: «Ya he vivido inicios de programas complicados. No me muevo en terreno desconocido. La diferencia que veo con respecto al pasado es que la audiencia está más profesionalizada. Sabe mucho de televisión y cada vez le cuesta más seguir dando oportunidades. Y el secreto del éxito de la televisión, como el de tantos negocios, es el tiempo. La paciencia».
El presentador catalán reflexiona en sus redes sobre su baja audiencia, pero lo hace demostrando esa fuerte autoestima que siempre ha plasmado durante toda su carrera: «Un apunte: siendo el número uno durante muchos años he vivido momentos de profunda infelicidad. Es decir, que ni una audiencia regulera te hunde en el abismo ni lo que conocemos como éxito te da felicidad». Sea como sea, Cuentos Chinos está al borde del abismo.
Ana Rosa, la reina que no reina
Valga esta redundancia para que se entienda el impacto real que ha tenido Ana Rosa Quintana en la programación respecto a lo que se esperaba de ella. El estreno de TardeAR obtuvo un discreto 11, 3 % de share y 905.000 espectadores. Una cifra discreta para una primera emisión y lejos del 14% que la propia presentadora se puso como barrera entre el fracaso y lo aceptable. Sin embargo, le consolaba el éxito de ganar el pulso en la tarde a su competidora, Sonsoles Ónega.
El liderazgo fue efímero puesto que en su segunda entrega ya claudicó ante Y ahora Sonsoles, una derrota de la que no ha conseguido redimirse en su primera semana. No hay mucha diferencia entre ellas, pero la justa para considerar que el programa vespertino de Atresmedia se asienta y el de Mediaset no logra despegar.
Igual que en el caso de Jorge, Ana Rosa no quiso hincar rodilla todavía y la autocrítica brilló por su ausencia: «Fuimos bien, aunque podríamos haber ido mejor».
Corren tiempos muy complicados para dos grandes de la televisión como Jorge Javier Vázquez y Ana Rosa, dos reyes en apuros que no quieren abdicar pero que son esclavos de su (escasa) audiencia.
