Cuatro métodos probados para adelgazar la grasa acumulada y acelerar el metabolismo
Para no ir dando tumbos en lo que a adelgazar se refiere, te contamos los métodos que mejor funcionan para perder peso
El inicio del año es el momento idóneo para adquirir hábitos saludables y sentirnos mejor. Como bien sabes, uno de los mayores anhelos de la mayoría de nosotros es adelgazar la grasa acumulada, que es justo la más difícil de eliminar. Llevas años intentando deshacerte de ella y pierdes peso en todo el cuerpo menos en las zonas rebeldes, como la barriga o las caderas.
Pues bien, antes de entrar en materia hemos de decirte que es normal que, con el paso de los años, se acumule tejido adiposo en la zona de la barriga, sobre todo en el caso de los hombres. ¿Y a qué se debe? Pues, principalmente, a las hormonas y a la ralentización del metabolismo. En el caso de las mujeres sucede lo mismo pero normalmente con los brazos y caderas.
Por eso, si queremos adelgazar la grasa del vientre o la grasa acumulada, en general, lo mejor sería que tratásemos de darle un empujoncito a nuestro metabolismo, para que así nuestro cuerpo queme más calorías y grasa que antes. Aunque obviamente no podemos hacer milagros respecto a esto, sí que es posible que notemos un gran cambio en nuestro objetivo de pérdida de peso si hacemos pequeños ajustes en nuestro día a día.
Cuatro métodos probados para adelgazar la grasa acumulada y acelerar el metabolismo
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Para que logres tu objetivo, a continuación te damos algunas ideas. Todos son métodos probados para adelgazar la grasa del vientre, y en general, y para acelerar el metabolismo. Como cada uno es diferente, lo ideal sería que lo consultaras con tu médico o nutricionista antes de dar el paso, pero, de momento, está bien que te informes:
1) Ayuno intermitente y entrenamiento
La mayoría de personas que empiezan a cuidarse y que no quieren hacer dietas, optan por el ayuno intermitente, con gran éxito. ¿Y qué es esto? Pues es un patrón alimentario que se basa en un esquema nutricional que intercala fases de ayuno con periodos de ingesta, tal y como su nombre lo sugiere.
Entre las prácticas más habituales se encuentran los ayunos diarios de 16 horas o ayunos de 24 horas dos veces a la semana. Es decir, en el primero de los casos comeríamos durante 8 horas y ayunaríamos durante las 16 restantes del día. Seguir este patrón es bastante sencillo, ya que solo hemos de saltarnos el desayuno o la cena. Y en el segundo caso mencionado, estaríamos dos días de la semana a base de agua, infusiones y caldos.
Los estudios han demostrado que si interrumpimos la ingesta de alimentos durante 16 horas, conseguimos adelgazar porque se modifican los niveles hormonales para facilitar la quema de grasa, como aumentar la liberación de noradrenalina, una hormona que facilita la pérdida de peso. Asimismo, se ha demostrado que el ayuno intermitente acelera el metabolismo del 3,6 al 14% y que quienes lo siguen logran perder un 3-8% de su peso en menos de un mes.
Para que el ayuno intermitente funcione, debemos hacer ejercicio, ya que así conseguiremos ir eliminando la grasa acumulada mucho más rápido. Obviamente, hemos de intentar hacer deporte en la ventana de alimentación y no en la de ayuno.
2) Dieta cetogénica
La dieta cetogénica o keto aboga por dar más importancia a grasas y proteínas que a los hidratos de carbono, con el objetivo de hacer que el cuerpo entre en cetosis y adelgazar.
¿Y qué es la cetosis? Pue se trata de estado metabólico en el que forzamos al cuerpo a generar energía de una manera distinta a la que está acostumbrada. Podríamos decir que, cuando no tenemos suficiente cantidad de glucosa (azúcares e hidratos de carbono), el organismo recurre a grasas y cetonas para obtener esa energía.
Así conseguimos que el organismo, ante la ausencia de un ‘combustible’, necesite buscar otra fuente de energía, que son las grasas que tenemos acumuladas.
¿Y cómo se entra en cetosis? Pues, principalmente, forzando al cuerpo a base de ingerir grasas y proteínas. De esta forma, durante la cetosis, el cuerpo convierte la grasa almacenada en esas cetonas, que se convierten a su vez en su fuente de energía.
Aunque no existen dietas cetogénicas estandarizadas, sí se suele hablar de distintos ratios entre macronutrientes en relación a las calorías diarias. Esto supone que las grasas deberían formar entre el 70% y el 80% de la ingesta, correspondiendo entre el 5% y el 10% para los carbohidratos y entre 10% y 20% en el caso de las proteínas, según una revisión de esta dieta llevada a cabo por la Universidad de Harvard.
Obviamente, esta dieta no es para todo el mundo y seguirla durante mucho tiempo no es recomendable, sobre todo sin la supervisión de un especialista. Sin embargo, sí que ha demostrado ser eficaz en lo que a adelgazar la grasa acumulada se refiere.
3) Entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT)
Aunque hay mucha gente que sin dieta no pierde peso, en ocasiones es posible adelgazar (sobre todo si no nos sobran muchos kilos) haciendo un ajuste en nuestra rutina deportiva.
Los expertos, al respecto, recomiendan desde hace unos años, encarecidamente, el HIIT (High Intensity Interval Training), que consiste en una rutina de entrenamiento de alta intensidad que combina periodos breves de esfuerzo máximo con otros de descanso. De esta forma, conseguimos elevar nuestra frecuencia cardíaca, lo que a su vez acelera nuestr metabolismo y nos facilita enormemente la pérdida de peso. Asimismo, este entrenamiento intensifica la quema de calorías incluso horas después de haber finalizado la sesión.
En el HIIT, como hemos dicho, los intervalos son extremadamente breves, siguiendo una relación de esfuerzo y descanso de 1:2. Esto significa que por cada período de esfuerzo, se descansa el doble de tiempo. En otras palabras, si se realiza un ejercicio con máxima intensidad durante 30 segundos, se puede descansar durante un minuto. Este ciclo se ha de repetir hasta alcanzar un total de diez minutos.
La ventaja principal del HIIT es que permite obtener resultados equivalentes a los de una sesión de entrenamiento moderado de 45 minutos. Además, es ideal para quienes recién comienzan en el mundo del fitness, ya que no exige una gran resistencia, concentrando el esfuerzo en breves lapsos de tiempo.
4) Comer conscientemente y hacer caso a nuestro cuerpo
A veces, lo único que necesitamos para adelgazar es tomárnoslo en serio y ser sinceros con nosotros mismos. Por ejemplo, darnos cuenta de si comemos por ansiedad o aburrimiento, o si nos pasamos con los hidratos de carbono simples por la noche o si, en definitiva, no le estamos dando a nuestro cuerpo lo que en realidad necesita.
Así, en numerosas ocasiones podemos adelgazar simplemente practicando la alimentación consciente o intuitiva, que se basa en la premisa de que nuestro cuerpo sabe de forma natural qué y cuánto comer, así como qué nutriente necesita en ese momento. Es decir, cuando el cuerpo ‘nos pida’ dulce, pues hemos de dárselo pero con opciones sanas como una fruta. Si nos pide proteínas, pues carne magra, pescado o legumbres. Y si nos demanda grasas, pues frutos secos o aguacate.
Siendo conscientes de lo que nos demanda el cuerpo y de lo que nos metemos a la boda, podremos adelgazar y además podremos cambiar nuestros hábitos por otros muchos más sanos.
Seguir este método es bastante sencillo, ya que básicamente consiste en comer cuando se tiene hambre y parar cuando ya se está satisfecho, así como elegir opciones saludables para alimentarnos. Por eso mismo, nunca funcionaría para alguien que padece trastornos alimentarios, que tiene deficiencias nutricionales o que no sabe diferenciar el hambre física de la emocional. En ese caso, necesitaríamos buscar ayuda de un especialista.