Power walking: qué es y cómo ponerte en mejor forma física caminando de forma diferente
Aunque pueda parecer un ejercicio para personas mayores, sus beneficios están indicados para todo el mundo
Caminar es, sin duda, una de las actividades físicas más accesibles y beneficiosas para la salud. Es una opción sencilla que no requiere equipamiento especial ni experiencia previa, y puede realizarse prácticamente en cualquier lugar. Sin embargo, aunque caminar a ritmo moderado ayuda a mantener activo el cuerpo, a menudo no es suficiente para alcanzar mejoras significativas en la forma física o en la resistencia cardiovascular. Por eso, actividades como el power walking han surgido como alternativa.
Para muchas personas mayores, para quien padece sobrepeso o condiciones de baja resistencia física, el salto hacia actividades más exigentes puede parecer abrumador. La falta de confianza, el miedo a lesiones o simplemente la falta de hábito dificultan este progreso. En estos casos, el primer paso hacia una actividad física más completa no tiene por qué ser un salto radical. Aquí es donde entra en escena el power walking, una forma evolucionada de caminar que ofrece una solución intermedia entre el simple paseo y los deportes más exigentes.
El power walking no solo plantea un desafío mayor que caminar de manera convencional, sino que también resulta accesible y adaptable. Esta práctica permite trabajar tanto la resistencia como la fuerza sin exponer al cuerpo a un estrés excesivo, convirtiéndose en una opción ideal para quienes buscan una actividad física efectiva y progresiva. Tanto como para comprobar, según este estudio, que su práctica reduce la fatiga, la concentración de lípidos en sangre, el peso corporal y el porcentaje de grasa.
Qué es el power walking y cuáles son sus beneficios
El término power walking puede traducirse como “caminar con potencia” o “caminar con energía”. Se trata de una técnica de caminar a paso rápido que combina un movimiento consciente y eficiente del cuerpo con un ritmo sostenido que eleva la frecuencia cardíaca. Aunque no es una actividad nueva, el power walking comenzó a ganar popularidad en los años 90 como una alternativa al running, especialmente entre quienes buscaban cuidar sus articulaciones o no podían correr por otros motivos.
Una de las principales características del power walking es el uso activo de los brazos, que se mueven enérgicamente hacia adelante y atrás para impulsar el cuerpo. Además, la postura juega un papel fundamental: se debe mantener la espalda recta, los hombros relajados y la mirada al frente. Esta combinación no solo incrementa la intensidad del ejercicio, sino que también mejora el equilibrio y la coordinación. De hecho, también hay literatura médica que avala su uso como ejercicio en la recuperación de pacientes que han sufrido enfermedades cardíacas.
Los beneficios del power walking son numerosos. Ayuda a mejorar la resistencia cardiovascular y a fortalecer los músculos de las piernas, glúteos y brazos. También favorece la quema de calorías, contribuyendo al control del peso, y es una excelente herramienta para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo gracias a la liberación de endorfinas. Todo esto sin el impacto articular que supone correr, lo que lo convierte en una opción segura para personas de todas las edades y condiciones físicas.
Cómo practicar power walking seguro y para quién está indicado
El power walking es una actividad que puede adaptarse fácilmente a diferentes niveles de condición física. Para empezar, basta con caminar a un ritmo más rápido del habitual, manteniendo una velocidad que permita hablar, pero que haga difícil mantener una conversación fluida. Lo ideal es comenzar con sesiones de 20 a 30 minutos y aumentar progresivamente la duración y la intensidad a medida que el cuerpo se acostumbra al esfuerzo.
Aparte de eso, es habitual que las personas que practiquen power walking cojan pequeños pesos, adecuados al tamaño de la mano y a la fuerza, que permitan tonificar también el tren superior, aprovechando el gesto de la zancada. No obstante, también es importante que se ejerza cierta fuerza abdominal al caminar, razón por la que la postura influye. Además, es importante recordar que papel de los brazos es fundamental en este ejercicio. Algo parecido a lo que pasa con la marcha nórdica, de la que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.
Así mismo, es importante utilizar calzado cómodo y adecuado que ofrezca buen soporte al arco del pie y amortigüe los impactos. También se recomienda practicar en superficies planas y seguras para evitar lesiones, como parques, aceras o pistas deportivas. Incorporar un calentamiento previo, como movimientos articulares suaves, y estiramientos posteriores puede prevenir molestias musculares.
Por este motivo, está especialmente indicado para personas mayores que buscan mantenerse activas sin comprometer la salud de sus articulaciones. También es ideal para quienes se inician en la actividad física después de un periodo de sedentarismo o para aquellos con sobrepeso que buscan una forma segura de empezar a perder peso.