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Así propician desaguisados las 'influencers' más ignorantes

Cuando el mundo ‘influencer’ abre sus ventanas en Tiktok e Instagram para dar consejos sobre cómo tratar la piel o cómo curarte algo, cuidado

Así propician desaguisados las ‘influencers’ más ignorantes

Nati Melnychuk (Unsplash)

Se hicieron notar cuando irrumpió la pandemia de la covid-19. Entonces algunas tiktokers se tornaron ‘expertas’ en salud y anunciaron sandeces como que el coronavirus se curaba tomando «bicarbonato caliente» o con “agua con limón y sal». Obviamente eran brebajes ineficaces. De lo contrario nos habríamos enterado. «Cosas que he leído que van bien para prevenirlo», decía la instagramer Paula Ganu: «Beber agua caliente porque a una temperatura de 27 grados o superior se supone que no vive este virus». Aunque tampoco parece excesivamente dañino -sí absurdo-, mejor evitarlo. Lo preocupante es cuando esas tiktokers e instagramers con millones de entusiastas se aventuran a lanzan consejos de belleza, cuidado de la piel o salud, con o sin productos-. «Esas» porque en este ‘sector’ de los consejos de belleza online la inmensa mayoría son mujeres.

Muchos de sus «trucos» son auténticos despropósitos para los dermatólogos y algunos han resultado desastrosos. Tiktok o Instagram están muy lejos de ser lugares adecuados para encontrar buenas ideas sobre cómo tratar adecuadamente la piel. «Algunos influencers llegan a recomendar hábitos que pueden poner en riesgo la salud de sus seguidores», asegura el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral (IDEI) y uno de los especialistas más prestigiosos de España.

Tomar el sol a trozos

El ya trillado contouring del que fue precursora Kim Kardashian, una técnica que utiliza el maquillaje para definir y realzar la estructura facial, es desde hace tiempo una realidad a nivel comercial. Existen numerosos productos en las tiendas destinados a ‘contourizarse’. Pero esta técnica ha dado paso a otra práctica absurda y peligrosa, el sunscreen contouring. Consiste en obviar el maquillaje y, en su lugar, utilizar un potente protector solar, solo en determinadas zonas de la cara, y ponerse al sol para conseguir sombras faciales.

Miles de personas afirman en TikTok que esto funciona, que se logran efectos fantásticos en el rostro, mientras que los dermatólogos lo desaconsejan por completo. «Hemos visto recientemente la ‘recomendación’ de hacerse un contouring facial duradero utilizando el sol como si éste fuera maquillaje, que consistía en no aplicar protector solar en algunas zonas del rostro con el objetivo de dibujar contornos llamativos a modo de tatuaje solar. Sin embargo, las zonas que se exponían al sol sin fotoprotector pueden sufrir quemaduras, provocando un daño en el ADN celular, siendo las quemaduras el principal factor de riesgo de desarrollo de un cáncer de piel a largo plazo», advierte el doctor Sánchez Viera.

Toallitas con eritromicina

Es como el viejo mito de que la crema dental es eficaz para tratar el acné, que tiene escasos fundamentos. El bicarbonato, el peróxido y el alcohol que contiene la pasta de dientes podrían ayudar a secar los granos, pero no formando parte de una crema dental. Sánchez Viera recuerda «otro ejemplo que tuvo lugar cuando se ‘recomendaba’ utilizar unas toallitas para eliminar el acné que contenían un medicamento llamado eritromicina».

No es un producto cosmético y tampoco una toallita limpiadora, sino un antibiótico bajo prescripción médica destinado al tratamiento del acné y desaconsejado como toallita desmaquillante: «El uso indiscriminado de antibióticos puede dar lugar a resistencias medicamentosas; es decir, que cuando sea necesario utilizar un antibiótico para tratar una patología, éste no haga efecto porque el organismo que debería combatir es resistente al mismo por haberlo utilizado demasiadas ocasiones cuando no era necesario».

Recomendar medicamentos es ilegal

Son multitud las influencers que han apostado por las toallitas con eritromicina, entre las pioneras María Pombo, que tiene 2,2 millones de seguidores en Instagram. Recomendó «Eridosis» contra los granos tras probar «millones de cosas» ineficaces porque «al día siguiente el grano estaba seco». Además mencionaba que el medicamento solo costaba «dos euros y pico» y podía comprarse «sin receta».

El hecho de que una toallita sea una forma poco habitual de aplicarse un antibiótico puede restarle importancia al riesgo de usarlas para otras cosas. A veces las influencers disparan sus consejos y no tienen en cuenta que, además de poner en peligro la salud de sus fans, recomendar el consumo de medicamentos es ilegal.

Crema contra herpes como bálsamo

El ibuprofeno es otro clásico entre los influencers que todo lo saben. Y el Aciclovir, un ‘bálsamo’ para cualquier dolencia. Bastaría con aplicarlo donde duela, pero su verdadera prescripción es el tratamiento de los herpes. Como María Pombo, Paula Gonu también ha recomendado Eridosis. Ana Moya apostó por el Frenadol «por las noches», porque «son más fuertes que el Orfidal», mientras que Marta Carriedo citó en Instagram que había usado Mupirocina para una infección en una oreja.

Por su parte, Carla Barber ha hablado de las bondades de Dercutane, un tratamiento para el acné, como un buen producto para para tener una la piel «bien y luminosa y más joven». Lo cual resulta más polémico porque, además de instagramer, Carla es cirujana plástica y estética. De hecho, se ve superior a los farmacéuticos por ser medico y suele ironizar con la idea: «Un farmacéutico también tiene estudios, es más, es el experto del medicamento, por si a los médicos se les olvida».

«Me encanta vomitar» o «el agua deshidrata»

Ante estas ‘celebridades’ de Internet que han instado en algún momento a sus seguidores a tomar medicamentos, uno de los que más se ha dedicado a denunciar sus ignorantes propuestas es el farmacéutico Guillermo Martín Melgar. En su cuenta de Instagram, Farmacia Enfurecida, viene alertando desde 2019 sobre de las toallitas Eridosis con eritromicina, del peligro del «Frenadol para dormir» y otras ocurrencias de riesgo de las influencers. Otra cuenta de Instagram, Enfermera Saturada, de Héctor Castiñeira, también denuncia estas burdas recomendaciones en sus redes sociales. «Últimamente me encanta vomitar, lo hago cada dos días y siento que me limpio», ante esta frase de la instagramer Marina Yers, Castiñeira quiso advertir de que «los Trastornos de Conducta Alimentaria son algo MUY serio y MUY grave».

No deberíamos hacerle mucho caso a una influencer que padece un trastorno alimentario y ya alcanzó su cénit cuando aseguró que «el agua deshidrata», pero seguro que no piensan igual los 1,4 millones de personas que la siguen. El dermatólogo Miguel Sánchez Viera recuerda que son los profesionales quienes están en condiciones de dar ‘consejos’, no gente con muchos seguidores que se ve legitimada para aconsejar sobre cualquier cosa: «Nunca deben hacerse recomendaciones genéricas sobre uso de fármacos. Cada paciente es diferente aunque se tenga la misma enfermedad cutánea, como el acné, que supone la gran mayoría de consultas de adolescentes y adultos jóvenes, principales consumidores de redes sociales. Los verdaderos influencers de la salud de la piel deberíamos ser los dermatólogos, directamente o asesorando a comunicadores, ya que somos los que tenemos los verdaderos conocimientos sobre lo que se debe utilizar para tener una piel más sana».

¿Consecuencias legales?

Difundir determinadas informaciones falsas en Internet puede constituir un delito. La propagación de bulos no está tipificada en sí como tal, pero lanzar al mundo informaciones falsas sí puede ser un acto delictivo que incluso conlleve penas de cárcel en distintos casos. Por ejemplo, en el caso de las alertas de seguridad falsas, esas que nos advierten de un inminente atentado o desgracia en tal lugar y similares. Según el artículo 561 del Código Penal, “quien afirme falsamente o simule una situación de peligro para la comunidad o la producción de un siniestro a consecuencia del cual sea necesario prestar auxilio a otro, y con ello provoque la movilización de los servicios de policía, asistencia o salvamento, será castigado con la pena de prisión de tres meses y un día a un año o multa de tres a 18 meses”.También las calumnias e injurias que perjudiquen la imagen de una persona o entidad constituyen un delito contra el honor tipificado en los artículos 295 y 206 del Código Penal y castigado con penas de prisión de seis meses a dos años, mientras que las injurias graves pueden conllevar hasta 14 meses de cárcel. Igualmente los delitos de odio que se propagan en las redes, que el Código Penal castiga hasta con cuatro años de privación de libertad. O las estafas puras y duras a través de las redes sociales, que podrían llevar a la cárcel a su autor por un plazo de hasta tres años. En la caso de las influencers que propagan sus peligrosos consejos sin respaldo alguno, simplemente suelen quedar retratadas, legalmente acostumbran a quedar indemnes y eso no ayuda a que dejen de propagar mentiras.

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