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La sequía en el Guadiana obliga a reducir riegos en C-La Mancha y Extremadura

La sequía en el Guadiana obliga a reducir riegos en C-La Mancha y Extremadura

Europa Press

El impacto de la sequía sobre gran parte de la península Ibérica se deja notar especialmente en la cuenca del río Guadiana, donde la ausencia de lluvias ha mermado de forma notable las reservas de agua de los embalses, lo que obligará a reducir el riego en zonas de Castilla-La Mancha y Extremadura.

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Samuel Moraleda, en una entrevista con la Agencia Efe, ha repasado el estado en el que se encuentran las grandes unidades territoriales de esta cuenca hidrográfica, donde las reservas de agua se encuentran al 30% de su capacidad total al embalsar 2.830 hectómetros cúbicos sobre los más de 8.000 posibles.

El escenario en la cuenca Alta del Guadiana en Castilla-La Mancha, ha señalado Moraleda, «es muy preocupante» ya que hay muchas unidades territoriales en situación de emergencia por escasez de recursos, como los embalses de Torre de Abraham, Gasset, Vicario y Jabalón, donde los recursos de aguas superficiales están muy comprometidos.

En cuanto a aguas subterráneas, todo el sistema de La Mancha occidental también está en emergencia, y en alerta por escasez de recursos está el Gigüela-Záncara y otras unidades territoriales, por lo que la situación es «muy delicada».

El presidente de la CHG ha recordado que venimos de años con escasez de precipitaciones y este año hidrológico, que empezó con los meses de octubre y noviembre en la media de precipitaciones, se ha visto frenado con meses como diciembre, enero y lo que va de febrero, donde la lluvia es ya del orden de un 60% menos.

Con esta situación, ha dicho, «vamos a tener muchas dificultades para poder atender las demandas de agua».

En la cuenca Alta del Guadiana solo se podrán autorizar riegos de emergencia para que los agricultores puedan salvar los cultivos leñosos, y en el caso de los cultivos que dependen de las grandes masas de aguas subterráneas, si no cambia el escenario de precipitaciones, «se les aplicarán las restricciones aprobadas y fijadas».

En la cuenca media, en Extremadura, el problema es también «muy acuciante» porque las reservas hídricas se sitúan en torno al 28 %.

Moraleda ha aclarado que solo la demanda agraria en esta zona se eleva a 1.000 hectómetros cúbicos cada año, y actualmente el recurso disponible no llega a los 500 hectómetros cúbicos, con lo cual «si no cambia la situación habrá recortes importantes para atender las grandes zonas oficiales de riego que tenemos allí».

«Es verdad que tenemos una capacidad de regulación muy importante, con muchos embalses con gran capacidad de almacenamiento, pero las reservas se sitúan en torno al 28%, con embalses que prácticamente no han tenido aportaciones de agua, por lo que, si no llueve, habrá que afrontar un año muy complicado».

De hecho, ha detallado que habrá zonas regables que regarán con un 55% aproximadamente sobre el valor de su concesión, y otras que lo harán con un 25% «porque el recurso es el que hay y tenemos la obligación de garantizar antes el abastecimiento y las demandas ambientales, que son prioritarias».

La situación no es tan preocupante a la hora de atender las demandas de agua para abastecimiento humano, ha reconocido Moraleda, quien ha recordado que todas las limitaciones que se establecen al uso agrícola son para garantizar el abastecimiento.

Así, los abastecimientos que dependen de embalses estarán asegurados, salvo en la provincia de Ciudad Real, en la comarca de Campo de Calatrava, que depende del embalse de Vega del Jabalón que prácticamente está seco; y en la provincia de Badajoz, en la comarca de Tentudía, que está en emergencia porque la capacidad del embalse es mínima, y donde se van a movilizar recursos subterráneos para intentar garantizar el abastecimiento.

Moraleda ha subrayado que la situación con vistas a los próximos meses no es muy optimista, puesto que las previsiones que lanza la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) «son muy pesimistas para la primavera al no pronosticarse lluvias».

«Son previsiones estadísticas pero no sabemos lo que va a ocurrir y ante esta situación nos tenemos que poner en el peor de los escenarios y pensar en que no va a llover y tomar estas medidas de recortes y restricciones», ha señalado.

Si la situación cambia en primavera y se producen precipitaciones abundantes y aumentan las reservas hídricas, ha advertido, «las decisiones se podrían revertir, atendiendo las demandas».

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