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'Mad God': la película de stop motion más titánica de la historia

Phil Tippett, creador de efectos especiales de Jurassic Park y Star Wars, ha necesitado más de 30 años para terminar su obra maestra

‘Mad God’: la película de stop motion más titánica de la historia

Solo con adjetivos como colosal, titánica o descomunal puede describirse la labor necesaria para el viaje mental que supone la película Mad God. Todo en el proyecto exuda excepcionalidad y falta de medida, es por ello que es normal terminar el visionado como si uno hubiera sido embriagado. Es por ello oficialmente, fuera de toda duda, la película de stop motion más laboriosa de la historia. Hasta el año pasado se había visto el primer fragmento, más recientemente los afortunados que fueron a festivales como el de Sitges pudieron verla en pantalla grande. Con su inclusión este verano en el catálogo de la plataforma Shudder empieza una nueva fase de expansión global de su leyenda.

Si has visto algún documental sobre películas de los ochenta probablemente habrás visto los primitivos escenarios que eran miniaturas en los que aparecía un señor para mover la figura solo unos milímetros. Esa era la técnica del stop motion, que por lo tanto necesita de millones de fotografías para un largometraje, y si se trataba de un documental sobre películas de los ochenta como Robocop, Jurassic Park, Star Wars o Howard El Pato entonces se trataba de Phil Tippett (Berkeley, California, 1951).

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Phil Tippett haciendo los efectos visuales de Star Wars. Imagen vía Lucasfilm.

El tema es que si miras más de un documental de los ochenta te lo encontrarás una y otra vez. Era una leyenda muy cotizada hasta los efectos especiales con ordenador, otro tipo de leyenda para directores fetichistas posteriormente. Incluso suyos son los efectos de la saga Crepúsculo.

Por todo ello en 1990 tomó la decisión de aprovechar todo el material que se lanzaba de las películas en las que trabajaba para hacer su propio largometraje de stop motion. Veinte años más tarde no había avanzado demasiado en su enorme plan ambicioso, así que empezó a ayudarle gente los fines de semana y se organizó una colecta digital por Kickstarter para poder animar alguna que otra parte. Finalmente el equipo al completo se cerró en 2013 cuando el ganador de un Oscar por los efectos de sonido Richard Beggs decidió sumarse y hacer los de Mad God.

La película es muda pero le sobran recursos para impactar al espectador, queda enseguida sumido en una espiral de visiones y audios infernales. Mad God empieza con un misterioso asesino con máscara de gas al que le encargan transportar una bomba, empieza entonces a descender a través de escenarios de batalla y locura. Otra particularidad que puede apreciarse entonces es que no suele seguir el eje habitual de la cámara en diagonal.

Otros personajes de la película son un cirujano, un alquimista y un «último humano» interpretado por el director británico punk Alex Cox. Componen juntos la pesadilla de una distopía postindustrial en la que todo está destinado al consumo y la muerte. Por todo ello fácilmente entra en la categoría de las películas de culto junto a David Lynch, Cronenberg o la versión de Dune que hubiera grabado Jodorowsky. 

Dioses y monstruos son consumidos en una espiral sin fin que se convierte en crítica al sistema. Fuente: Mad God Movie.

Justo cuando a los diez minutos contemplas a gigantes devorando excrementos y piensas que no puede haber nada más obsceno, te percatas como espectador de que queda más de una hora de película en la no deja de aumentar la intensidad de lo grotesco. Pronto también comprendemos que Mad God está dividida en tres partes con tres descensos que funcionan en bucle alrededor de lo que parecen ser los intestinos de la ciudad. 

En una entrevista para Space el propio director hablaba de toda la experiencia casi como una indagación religiosa: «No sé si terapéutica es la palabra adecuada. Creo que se ha parecido más a una transformación religiosa. Me ha cambiado. Simplemente me zambullí en ese mundo y ese mundo literalmente me enloqueció en su propia creación, al final ya prácticamente lo odiaba […]. Si pasas tanto tiempo dedicado a algo le hace algo a tus sinapsis neuronales. Es casi como si hicieran un ritual con el que alterar tu conciencia». 

El asesino es uno de los protagonistas de las pesadillas de esta distopía postindustrial. | Imagen vía Mad God Movie.

Es imposible calcular el presupuesto de una película así, en parte porque la mayoría de elementos tal como los consiguió el director eran residuos, pero sí se estima en más de 200.000 los dólares recaudados en taquilla. No es una cifra considerable, sobre todo teniendo en cuenta que en las grandes plataformas de cine tiene una media de nueve y que los comentarios de la crítica son un elogio tras otro. Incluso aquel que considera la historia un poco confusa queda anonadando por el enorme esfuerzo que se deduce de montar y fotografiar las abyecciones mostradas en la pantalla: un visionado grotesco para la historia del cine. 

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