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Cultura

José Luis Leal, discreto agente de la Transición

El cerebro gris de los Pactos de la Moncloa publica ‘Hacia la libertad’, un relato de la evolución de España en su paso de la dictadura a la democracia

José Luis Leal, discreto agente de la Transición

1ª Fiesta del PCE en la Casa de Campo. Día de clausura (1977). | Wikimedia Commons

La crisis del petróleo de 1973, y su salida, la reconversión industrial, llegaron a España con demora, coincidiendo en el tiempo con la inestabilidad política de la Transición y el incremento de los crímenes terroristas de ETA. En ese escenario, los Pactos de la Moncloa fueron una herramienta clave del Gobierno de Adolfo Suárez para despejar de la delicada ecuación política el dilema económico (y el fantasma de la hiperinflación). El artífice, el cerebro nada gris del proyecto, fue un joven economista español formado en París y funcionario de nivel medio de la OCDE. Su nombre es José Luis Leal, y es uno de esos técnicos que son agentes fundamentales de la historia sin que nadie repare en ellos, distraídos siempre como estamos con los falsos héroes autoproclamados. Por ello, celebro la llegada las librerías españolas de Hacia la libertad, las memorias de Leal recién publicadas por Turner. 

Portada del libro.

El libro, escrito con ángel y delicadeza, es como su persona: discreto y generoso. Al contar su vida, quizá sin proponérselo, Leal ha hecho algo más. Ha encontrado el relato colectivo de la evolución de España en su paso de la dictadura a la democracia, de la censura a la libertad de expresión, del catolicismo como única doctrina a la tolerancia y del aislamiento internacional a ser miembro activo y de peso en el mundo.

Nacido unos meses después de terminar la Guerra Civil en una familia liberal de clase media, fueron sus logros académicos en el Liceo Francés de Madrid, donde sus padres lo había inscrito con gran esfuerzo, los que le abrieron la oportunidad de ser uno de los niños seleccionados (la mayoría lo fueron por apellido o influencias) por el franquismo para ser condiscípulos del joven Juan Carlos, hijo del proscrito Juan de Borbón. La idea era la restauración monárquica, a la muerte del caudillo, bajo un modelo autoritario. Y para ello era indispensable que Juan Carlos dejará Italia, donde vivía exiliado con su familia, y se formará en España bajo la atenta mirada de los prebostes del régimen. Pero que nadie espere en ese relato una obsesión con el hoy rey emérito, al contrario. Es más bien un relato de formación, con un aire de época maravillosa. Educación religiosa, solo de hombres, exigente, pero más tolerante y abierta al mundo de la que habría suponer desde mis prejuicios de nieto de exiliados republicanos en México. 

Esos privilegios no lo aislaron de la sociedad, sino que lo radicalizaron. Así se explica, durante su paso por la Universidad Complutense, su entrada al Frente de Liberación Popular, donde también militaron otros miembros de su generación: Sartorius, Leguina, Maragall, Narcís Serra y Recalde. El famoso «Felipe», que creía madura a España para el eurocomunismo de la mano de unas exaltadas lecturas de Marcuse y André Grosz. La cosa acabó en un breve e intenso exilio en la antigua Yugoslavia, que lo curó de por vida del sueño del comunismo; en Suiza, que lo vacuna contra el aburrimiento burgués, y en París, donde se doctoró en economía, experto en estadísticas y donde le tocó vivir el Mayo del 68, que lo curó del entusiasmo de la turba y de la democracia deliberativa.

Buenos odres para regresar a España como un liberal, capaz de sumar sus conocimientos técnicos en economía a la dinámica de tolerancia y consenso de Torcuato Fernández-Miranda y Adolfo Suárez. Su ascenso fue paulatino hasta sentarse en el Consejo de Ministros como responsable de la cartera de Hacienda. El fin de UCD lo alejó de la política activa, a la que se había sumado por puro afán cívico, para contribuir al cambio democrático, no para servirse a sí mismo. Por eso, luego pudo hacer una exitosa carrera como banquero y consejero empresarial y retirarse a labores de genuina filantropía.

Hacia la libertad es un libro importante en el momento actual de España, porque defiende la meritocracia, en un país tutelado de forma paternalista desde la ineptocracia; defiende el compromiso cívico apartidista, en un país desaprensivo y de tribus; defiende la lealtad institucional, en el país de Puigdemont y Otegi; defiende la política como un instrumento de concordia, en el país de Pablo Iglesias y Santiago Abascal, y defiende la acción gubernamental no personalista, guiada por la tolerancia y el consenso en temas torales, en un país en manos de Pedro Sánchez. 

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