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Cultura

Del cine a Spotify: 'playlists' de la gran pantalla

Siete películas estrenadas en 2023 han dejado una serie de bandas sonoras no originales que merecen ser escuchadas

Del cine a Spotify: ‘playlists’ de la gran pantalla

Momento de la película Barbie.

Huelga decir, antes de que salten los caciques viperinos a levantar el dedito aleccionador, que da igual la naturaleza, el género, la condición o el razonamiento… toda lista es subjetiva, más aún si hablamos de música o cine. Por eso, aquí van siete películas que, personalmente, considero que tienen una banda sonora a destacar de este 2023 recién terminado.

Pero no una banda sonora en el sentido Zimmer, Morricone o Williams, sino lo que suele entenderse como no-originales. Es decir, temas ajenos de los que se han pagado los derechos a golpe de talonario para poder ser disfrutados danzando por encima de las imágenes del film. Porque el cine es una forma ideal de conocer nueva música. Hay veces incluso en las que, de hecho, lo único que hace soportable una película son esas canciones que encienden la bombilla y te conectan con la cinta, por muy soporífera o insufrible que sea.

‘El Asesino’ (David Fincher)

Fue una de las grandes esperas del año. Fincher afirmó que iba a ser su película más Seven. Y, lo cierto, es que la cinta tiene autonomía propia. Recorre un camino que ya hemos visto en innumerables ocasiones asfaltando el cine pero con un nuevo tipo de gravilla. Quizás esa sea su mayor desgracia, aprovechando que el material de composición era considerablemente bueno, en vez de la típica carretera se podía haber currado el algodón de una instalación más original. Ahora, en cuanto a la música… ¡Grande David! Bueno, al menos para servidor, a quien la new wave británica de los años 80 le pone la amígdala saltando en una cama elástica y gritando como un niño puesto hasta arriba de Sidral. Y es que Fincher se ha marcado una playlist 100% The Smiths. I know it’s over, Girlfriend in coma, Heaven Knows I’m Miserable Now, Unhappy birthday… Los temas remasterizados preñan las escenas con una singular armonía. Resulta curioso hasta qué punto la gangosa, plañidera y a la vez meliflua voz de Morrisey encaja con la cotidianidad, en ocasiones anodina, de un asesino. Y lo mismo para la vocalista de Portishead, de la que Fincher también toma su ya míticamente peliculero Glory Box.

‘Anatomía de una caída’ (Justine Triet)

Sí, sé que a quienes hayan visto la película su presencia en esta lista podría desconcertarles. Ahora, denle una vuelta. Revisen la cinta y verán que hay una melodía que se repite e impone. Anatomía de una caída no destaca por su acción ágil y su búsqueda de la emoción maniquea, que suelen ser territorios muy propicios para encajar una canción. Lo de Triet es sembrar la duda, tanto en la ficción como en nosotros mismos. Y, ¿qué puede hacernos dudar más que tener en la cabeza un remix de la canción P.I.M.P de 50 Cent con Snoop Dog en un drama francés? Sé que no es una gran playlist, claro. Pero la importancia de la canción en la película, cómo se repite, cómo sabes que es síntoma de una desgracia e incluso uno de los motivos de ella, la hace motivo de alabanza. No toda la música en el cine es buena por su condición individual. También la hay que encuentra su genialidad acunada por el argumento y el desarrollo de la película.

‘Cocaine Bear’ (Elizabeth Banks)

Siguiendo con la dinámica de las bizarradas un nuevo sujeto inesperado… ¡El oso cocoso! Y aunque suene a chiste, no lo es tanto, porque si lo piensas un oso con más nieve en el hocico que los renos de Papá Noel aparcados en Laponia al raso da para mucha caña, mucha tensión, mucho: «¿De verdad estoy viendo una película sobre un Winnie the Pooh enchufado hasta la pituitaria?». Y para mayor ironía resulta que la historia está basada en hechos reales… ¿Todavía hay quien no acepta que la realidad supera a la ficción? El caso es que, aprovechando un argumento tan original e inesperado, Elizabeth Banks decidió usar una banda sonora, no sé si igual de original e inesperada, pero con canciones a guardar como poco. Más allá de la banda sonora compuesta por Mark Motherbaugh, Cocaine Bear cuenta con temazos como Jane, de Jefferson Starship, The Warrior, de Scandal y Patty Smith, On the Wings Of Love, de Jeffrey Osborne, No more Words, de Berlin o Just Can’t Get Enough, de Depeche Mode, que suena a tremenda ironía visto el argumento de la cinta. Y sí, quizás allá quien lo ha pillado, pero los temas son carne ochentera en toda regla. Hitos, la mayoría, de una época norteamericana de calzadores, bailecitos, horteradas sintetizadas y, en fin, mucha cocaína.

‘Guardianes de la Galaxia 3’ (James Gunn)

Si hubiese que poner en cabeza de una lista como esta una saga, sin duda la trilogía (por ahora) de James Gun asomaría el morro. Sin contar con la banda sonora original de John Murphy (ya buena de por sí), estas cintas de superhéroes han abierto el apetito de toda una generación de analfabetos musicales por los grandes clásicos pop-rock de la historia. Y no es para menos, porque la selección musical de Gunn en las tres películas supera la nostalgia que traduce su decisión para culminar en el buen gusto y la armonía cinematográfica. En esta nueva entrega en concreto, la canción que toma el mando es Creep, de Radiohead, que si bien está más vista que el tebeo, sigue adornando magistralmente las escenas depres. Y luego, la ristra de genialidades: Crazy On You, de Heart, Since You Been Gone, de Rainbow, Reasons, de Earth, Wind & Fire (gracias, señor, por esto), I’m Always Chasing Rainbows, de Alice Cooper (es tan moñas como parece), Badlands, de Bruce Springsteen y, madre mía, gracias James por devolverla a la actualidad; No Sleep Till Brooklyn, de los Beastie Boys. Para enmarcar, vamos.

‘Barbie’ (Greta Gerwig)

Como no podía ser de otra manera, el fenómeno Barbieheimer tenía que intoxicar esta lista. Si bien la cinta de Nolan cuenta con un música tan eléctrica como explosiva (je, je), lo de Ludwig Göransson es un disco totalmente original en ambos sentidos, así que no viene a cuento ponerla. Ahora, la película de Gerwing basada en el guion de Noah Baumbach, sí cuenta con una potente playlist dominada por una clara constante; la autoría femenina. ¿Lo mejor de esta selección musical? El eclecticismo temporal. Porque lo mismo te encuentras en la película con canciones ya inmortales como Girls Just Wanna Have Fun, de Cyndi Lauper, Wannabe, de las Spice Girls o la épica You Can’t Hurry Love, de las fabulosas Supremes, como con nuevos hits revienta-escuchas tal que Dance The Night, de Dua Lipa, la representación hispana con Watati, de Karol G, o Pink, de Lizzo (curiosa concienciación feminista la de esta rapera acusada ahora de acoso sexual por su modista). De hecho, estos últimos ejemplos pertenecen al llamado Barbie Album, donde el clásico Barbie World de Aqua, se transforma en el Barbie World rapeado de Nicki Minaj & Ice Spice, y las canciones rebosan empoderamiento y color rosa. Ideal para el 8M.

‘Asteroid City’ (Wes Anderson)

El director tejano es conocido por su cinematografía única, de color pastel subido, tan excéntrica en forma como muchas veces en fondo. Es un tanto viejuno, tiene el carácter apolillado y se huele en su narrativa un rollo entre asperger, dramático, nostálgico, frígido y, a la vez, sentimental. Y, claro, su última película no iba a ir en una línea opuesta. Así que, ¿qué clase de música encaja con esta visión planchadamente colorida del mundo? En este caso, y visto que Asteroid City se ubica temporalmente en los años 50 en Estados-Unidos, mucho country, mucho oeste, mucho cantarle a una mujer o a Dios o al whisky o una caminata por el desierto. Por eso Anderson nos deleita con las maravillosas interpretaciones de Slim Whitman cantando Rose Marie o Indian Love Call, subiendo el tono hasta su característico ramalazo tirolés. Tampoco falta el épico Bill Monroe, jefazo del bluegrass, que sale a jugar con su ágil canto en temas como Orange Blossom Special. Y lo mismo para el profundo, sensible y sedoso Bing Crosby, que dedica desde la tumba The Streets of Laredo. En conjunto, una banda sonora que podría encajar perfectamente en una película de los hermanos Coen cuando se ponen en plan vaquero, o a lo O Brother! (y, ya que la cito, especial recomendación de la espectacular canción: I Am a Man Of Constant Sorrow)

‘Maestro’ (Bradley Cooper)

Para culminar, por supuesto, ¿qué menos que un biopic sobre un músico? Si bien estoy dispuesto a que se me tilde de tramposo, pues la banda sonora está directamente ligada al personaje, lo cierto es que merece la pena deleitarse con esta historia sobre el compositor y director Leonard Bernstein. Conocido por su música para obras teatrales como West Side Story o la banda sonora original de La ley del silencio -además de, huelga decir, su legado orquestal- Bernstein destacó por un tremendo talento musical que logra empapar la película de Cooper. Si con su anterior Ha nacido una estrella, el actor y director dejó para la posteridad fantásticas canciones de rock y folk (de su propia autoría), al igual que sus colaboraciones con Lady Gaga, en esta ocasión no hay nada nuevo, por así decirlo, pero cada nota que empapa la cinta tiene el poder de la emocionante música de Bernstein. En este caso, la película sirve como una golosa punta de cuña con la que entrar en la obra de este gran director de orquesta, así como para rememorar hitos de otros genios musicales tal que Beethoven, Mahler o Lincoln Chase. Maestro es, a gusto de servidor, el biopic musical del 2023. Porque, al no tratarse de una película sino de un documental, he preferido aparcar el protagonismo de Louis Amstrong: Black & Blues, que también está salpimentado de la genialidad del trompetista de jazz, seguramente, más famoso de la historia. Sea como fuere, ambas quedan altamente recomendadas.

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