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Así no, Atlético de Madrid: ni podemos ni queremos entenderlo

Después de escuchar a los mandamases rojiblancos uno va comprendiendo el actuar de una parte importante de sus aficionados

Así no, Atlético de Madrid: ni podemos ni queremos entenderlo

Una imagen del partido que enfrentó al Real Madrid y el Atlético este domingo. | Gustavo Valiente (EP)

Nunca un derbi tan anodino en lo futbolístico nos ha dejado tantas consecuencias en lo ambiental. Y me alegro de ello porque en la otrora vereda del Manzanares a más de uno se le ha caído el peluquín y se le ve el cartón. El manido y anunciado (no) pasillo al Madrid en el Wanda Metropolitano tras llevarse la Liga lo desencadenó todo. Y es que todavía quedan algunos (adorables) ilusos que pensaban que el Atlético de Madrid mostraría respeto a sus vecinos capitalinos.

Craso y evitable error. Desde que a principios de los 70 se implantara la costumbre de homenajear al campeón con un pasadizo, los colchoneros han tenido seis oportunidades de realizarlo. Las tres veces que tocó el Barça lo hicieron sin problema (74, 98, 2013), las tres ocasiones en que le correspondía recibirlo al Madrid decidieron no realizarlo (76, 90, 2022).

El presidente Cerezo alegó que «si no se hubieran producido ciertos artículos y tertulias… habríamos hecho pasillo». El dueño de la entidad, Gil Marín lo calificó directamente de «escarnio». Después de escuchar a los mandamases rojiblancos uno va comprendiendo el actuar de una parte importante de sus aficionados.

Gritos racistas a Peter Federico

Perdónenme, porque llevo todo un párrafo escribiendo sobre el maldito pasillo y al final es una nimiedad. Esta temporada han ocurrido gravísimos hechos con la autoproclamada «mejor afición del mundo» que hay que empezar a recordar y denunciar ya que sus timoratos dirigentes no van a mover un dedo. Hace dos meses, el Frente Atlético se personó en el mini derbi de la Youth League que se disputaba en el Alfredo di Stefano. Se pasaron todo el partido dedicando cánticos racistas y sonidos de mono al jugador madridista de ascendencia dominicana Peter Federico.

El futbolista Peter Federico, en un partido con el Real Madrid Castilla. | Oscar J. Barroso

Muchos en Valdebebas se preguntan como aquellas entradas que la entidad merengue cede al conjunto rival acabaron en manos del grupo radical, ya que el reparto de las mismas concierne «única y exclusivamente al conjunto visitante». Ante el clamor popular y la falta explicaciones públicas del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo acabó compareciendo en Radio Marca: «Son expresiones fuera de lugar y totalmente reprochables».

Uff… durísimas palabras. No sé si los muchachotes del Frente pudieron conciliar el sueño esa noche. Nótese la ironía. Si quieres educar al hooligan no vale con reprimendas ni pellizcos de monja. Tienes que cerrarles el chiringuito, como hicieron Florentino y Laporta con Ultras Sur y Boixos Nois.

Una pancarta , un padre y un hijo

Una kilométrica pancarta lucía en la fachada del metropolitano antes del partido: «Entre los de la prensa y los de amarillo, 120 años de pasillo». Es fácil comprender que sin la connivencia del club y su seguridad es imposible colocar semejante armatoste en el frontal del recinto. No sé si incita a la violencia, se lo dejo a ustedes, lo que se seguro son dos cosas: que denota poca clase y lo que sucedió después dentro del estadio.

Un padre y un hijo ataviados del Madrid tratan de disfrutar del derbi en la grada del Metropolitano. El chaval lleva la camiseta de Cristiano, su progenitor una bufanda merengue. Las cámaras de Movistar lo graban todo. Cánticos al unísono de «vikingos no» y «madridistas hijos de puta». Al final tienen que marcharse escoltados por la seguridad del estadio y la Policía Nacional. La versión del Atlético de Madrid es que «expulsaron al padre por provocador».

Debía de ser un individuo muy peligroso (ironía on de nuevo) acompañado de su pequeño vástago y rodeado de unos 15.000 atléticos en ese fondo. ¿Se han dado cuenta? Se repite el patrón. Condescendencia con los suyos. Ni un reproche. El culpable siempre es el rival y, si se trata del Real Madrid, mucho más.

En la última década se empezó a acuñar un lema entre los atléticos «No lo pueden entender». Desde la comunicación del club se fomentó a tope. De hecho se arrogaban la vitola de ser la mejor hinchada del mundo con frases dirigidas a su eterno rival como: «Te quiero por tus valores, no por lo que ganas» #nolopuedenentender o «saber ganar, saber perder» #nolopuedenentender. Tras el no pasillo, la pancarta, los gritos racistas y la expulsión de un padre y un hijo madridistas de suelo atlético hay cosas que mejor ni explicarlas.

Así no, Atlético de Madrid: ni podemos, ni queremos entenderlo.

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