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La Cerámica y San Mamés: cuando llega la tempestad, el Madrid mantiene la calma

El club ‘merengue’ no es fan ni de los parches ni de la ventana invernal, por lo que seguirá hacia adelante con la confección de plantilla planificada en verano

La Cerámica y San Mamés: cuando llega la tempestad, el Madrid mantiene la calma

Los jugadores del Real Madrid entrenan antes de la final de la Supercopa. | Reuters

El Real Madrid sigue rumiando la derrota frente al FC Barcelona en la Supercopa de España. Esto es tan cierto como que dentro del club no se pierden los papeles por dejar escapar el título con menor importancia en el escalafón de la temporada. Lo que sí ha frustrado en la institución pasa por la imagen dada en la final. Se puede perder -al fin y al cabo, se viene de un 2022 exitoso y esto es un deporte-, pero lo que nunca se acepta de buen grado en Concha Espina es no competir. Y el Madrid el domingo no compitió. Además, se eligió un mal momento y mal lugar para hacerlo: Riad y el mundo árabe estaban volcados con el equipo y se llevaron una gran decepción. Al mismo tiempo, la cadena ABC televisó El Clásico en abierto en Estados Unidos, así que se desaprovechó una gran oportunidad para seguir sacando lustre a la marca Real Madrid. 

Pulso de cirujano

Hasta aquí el disgusto. Si alguien piensa en quemarlo todo que tenga un concepto claro: el Madrid mantiene el pulso de un cirujano. Quizá porque está narcotizado ante comienzos de año convulsos o simplemente porque está acostumbrado a batallar con la magnificación de todo lo bueno y lo malo que pasa a su alrededor. El año pasado tuvo que lidiar con tres momentos críticos similares: la doble derrota seguida contra el Sheriff Tiraspol y el RCD Espanyol, el varapalo en Copa ante el Athletic Club de Bilbao y el durísimo 0 a 4 en el Santiago Bernabéu vs. el Barça de Xavi. De todas ellas se repusieron los merengues con la misma receta: manteniendo la serenidad y respondiendo donde mejor sabe, sobre el terreno de juego.

«Los de Carletto vienen de lograr cuatro títulos en 2022 y no han encontrado la estimulación necesaria para luchar por una Supercopa que el urgido FC Barcelona deseó con más ahínco»

Este sosiego frente a la adversidad es extensible a la parcela de fichajes. Se alzan voces entre el madridismo que piden incorporaciones inmediatas en la subasta de invierno. Quieren un 9 de repuesto, piden otro lateral izquierdo o exigen un reemplazo para el lesionado Tchouameni. Son deseos válidos, pero hay que decirle al aficionado que descarte esa idea de la cabeza. El Real Madrid no es fan ni de los parches ni de la ventana invernal por lo que seguirá hacia adelante con la confección de plantilla planificada en verano. Salvo milagro inesperado, no va a acudir al mercado.

Dos salidas temibles

Le he estado dando vueltas y no estoy seguro del porqué de este prolongado bache del Madrid. Es más, creo que es una suma de factores. El primero es motivacional y pasa por el llamado síndrome de la «barriga llena». Los de Carletto vienen de lograr cuatro títulos en 2022 y no han encontrado la estimulación necesaria para luchar por una Supercopa que el urgido FC Barcelona deseó con más ahínco. El segundo es físico: el equipo voló hasta El Clásico del Bernabéu, con la cercanía del Mundial llegaron las desconexiones y tras el mismo las lesiones de jugadores importantes. El tercero es meramente deportivo: se ha pasado de un conjunto sólido atrás, al que no solamente costaba hacerle goles sino hasta ocasiones, a otro al que le llegan con facilidad y al que le supone un mundo dejar la portería a cero.

En la cabeza de Ancelotti, en los pies de los jugadores y en los métodos del preparador Antonio Pintus se halla la solución a todos estos problemas. Un desenredo que pasa por sacar adelante dos temibles salidas. Mañana visita a La Cerámica donde espera un Villarreal en estado de gracia y que ya le hizo pupa en el primer encuentro de 2023.

El duelo tiene un peligro extra ya que es a partido único y el que pierda quedará eliminado de la Copa del Rey. El domingo, viaje a Bilbao para reengancharse a la competición liguera. San Mamés se convertirá en el termómetro ideal para comprobar de qué pasta está hecho el campeón de Europa. Los que dan por muerto al Madrid esperan, lógicamente, con el cuchillo afilado entre los dientes. Hablan de «nueva era» como Ronald Araujo en la celebración culé, o de «cambio de tendencia» como ya se dijo en la prensa blaugrana tras la goleada en Chamartín la pasada primavera. La plantilla blanca no lo ve desde el mismo prisma y aquellos que vimos de cerca lo que el Madrid de Carletto fue capaz de hacer la temporada pasada cuando vinieron mal dadas, tampoco. Y es que, cuando llega la tempestad, el Madrid mantiene la calma. 

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