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Economía

La industria española colapsa ante la parálisis del Gobierno

La suma de la crisis energética, de combustibles, de distribución y de suministros se hace insostenible para el tejido productivo español

La industria española colapsa ante la parálisis del Gobierno

Fábrica española, en una imagen de archivo. | AGENCIAS

La industria española se enfrenta a una crisis sin precedentes. Las empresas intentan capear una tormenta perfecta con la energía y los combustibles en cotas históricas, paros de camioneros, crisis de suministros en las fábricas por la guerra de Ucrania y los confinamientos de las tecnológicas en China y un inminente desabastecimiento de alimentos e insumos básicos en los supermercados.

Pese a ello y después de una semana de movilizaciones, el Gobierno sigue postergando su paquete de ayudas económicas hasta el próximo 29 de marzo. El Ejecutivo prevé tener un consenso en el Consejo Europeo del 24 y 25 de marzo para tomar medidas en España a partir de abril. Una fecha en la que quizás sean irreversibles muchos de los destrozos que esta crisis está generando en las empresas, según relatan a THE OBJECTIVE diferentes asociaciones empresariales.

De momento, hay problemas con los suministros y materias primas que vienen de Ucrania (trigo, pienso, aceite de oliva, paladio o níquel) y Acerinox, ArcelorMittal, Celsa, Megasa o Portland han hecho parones por los altos precios de la energía. Por otro lado, la interconexión de las cadenas de suministro de piezas de coches está teniendo afecciones en toda Europa, incluyendo las fábricas españolas. De hecho, la mayoría de las grandes empresas industriales ya tiene en marcha planes de contingencia para sortear los problemas de distribución porque la situación irá a peor.

Alimentos y cemento

Por otro lado y a causa del paro, la industria láctea y de la aceituna de mesa han parado esta semana y dos de las principales minas de Andalucía, Atalaya Mining y Cobre Las Cruces, se están viendo obligadas a postergar su operación por falta de suministros como consecuencia de la huelga que desde el lunes afecta al sector del transporte de mercancía. Una situación que también acerca el fantasma del desabastecimiento del pequeño consumidor con escasez de cerveza, frescos, leche, frutas y verduras.

Las pérdidas de cinco días de paros ya llegan a los 600 millones de euros en el sector primario, industria y distribución alimentaria y pone en peligro más de 100.000 puestos de trabajo, según las estimaciones realizadas por la cadena de valor agroalimentaria y del gran consumo (Cooperativas Agroalimentarias, Fiab, Aecoc, Asedas, Aces y Anged), que recuerdan que estas acciones están perjudicando especialmente a sectores igualmente afectados por el actual escenario inflacionista.

Este viernes la Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado (Anefhop) advirtió también del riesgo de quiebra de todo el sector por culpa del precio de las materias primas, que está abocando a las empresas a una situación «nunca antes vivida en España».

Desde el lunes diferentes asociaciones y patronales han clamado por soluciones urgentes. Desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) pasando por los representantes de la industria electrointensiva como Aege, Confemetal (metal), Aea y hasta Anfac (automoción), Aop (refino), Aspapel (papel), Feique (química y farmacia), Fia (alimentación y bebidas), Oficemen (cemento) y Unesid (siderurgia). Todos piden soluciones urgentes, porque si no «ya será demasiado tarde», indican.

Soluciones «urgentes»

El problema es que la crisis está afectando a todos los sectores, es transversal. En la pandemia el riesgo de desabastecimiento era para los alimentos y la construcción paró durante un par de semanas, sin embargo en esta oportunidad el contagio es masivo también a la industria aeronáutica, el textil, la siderurgia, la química, el metal, la automoción, el refino y los transportes.

La situación ya era compleja al comenzar el año con los precios de la energía disparados, problemas en la cadena de suministros de componentes tecnológicos y una inflación al 6,5%, su mayor nivel en 30 años. A ello se ha sumado la guerra de Ucrania y el bloqueo a Rusia, que ha disparado también el precio de los carburantes y cortado el grifo de materias primas como trigo, aceite de girasol, paladio o níquel.

Por si fuera poco, el Gobierno chino decretó hasta el 20 de marzo el confinamiento de los 17 millones de habitantes de la ciudad de Shenzhen por un nuevo brote de coronavirus, poniendo aún más presión a la industria tecnológica. Esta ciudad es sede de las fábricas de Huawei, Tencent, Oppo y Xiaomi, además de Foxconn, la mayor empresa de componentes del mundo. Finalmente, la puntilla la ha dado el paro de los transportistas, que amenaza con el desabastecimiento y con tumbar a empresas que ya están trabajando en mínimos.

Energía y carburantes

Un colapso industrial solo comparable al generado por los confinamientos de la primavera de 2020, pero a diferencia de la pandemia, la crisis ha pillado sin respuestas al Gobierno español. Pedro Sánchez y sus ministros se han centrado exclusivamente en intentar solucionar el alto precio de la energía buscando aliados en Europa, pero siguen sin dar respuesta a la subida de los combustible, a la crisis de los suministros y al paro de camioneros, a los que ha acusado de estar apoyados por la ultraderecha, sin realmente intentar buscar puntos de encuentro.

La Alianza por la Competitividad de la Industria Española, constituida por todas las grandes empresas de todos los sectores industriales, pidió al Gobierno que adelante las medidas que tiene previstas aprobar el próximo 29 de marzo para rebajar el precio de los combustibles.

Esta asociación ya solicitó al Gobierno el 9 de febrero «la inmediata adopción de medidas adicionales a las ya tomadas, ante la persistencia en los últimos meses de precios muy elevados en los mercados eléctrico y gasista, que triplican los precios habituales. Una situación agravada por la ausencia de ofertas de suministro eléctrico a plazo, a precio fijo y razonable, pese a las medidas adoptadas para su fomento por la Administración».

«El diferencial de precios medios de los grandes consumidores no deja de crecer y pone en riesgo no solo la reindustrialización sino el mantenimiento de la actividad», advirtieron. Más de un mes después y tras el estallido de la guerra, ni sus peticiones ni demandas han sido acogidas por el Gobierno que sigue enrocado en buscar soluciones europeas, que en el sector consideran que solo podrían tener un efecto real a partir de segundo semestre de este año.

Intervención de Bruselas

El jueves la industria electrointensiva, agrupada en Aege, Feique y Unesid, envió una carta a los comisarios del Mercado Interior y de la Energía de la Unión Europea, haciéndoles partícipes de la situación de alerta industrial y exigiendo que se adopten medidas urgentes e inmediatas. 

Las asociaciones piden que, en situación de emergencia nacional y europea, el Consejo Europeo del 24 y 25 de marzo adopte una decisión urgente, reformando inmediatamente el mercado marginalista eléctrico mientras dure esta crisis energética, desacoplando el precio de los combustibles fósiles (gas y carbón) de la fijación del precio eléctrico en el mercado. «La medida es la única viable y con impacto, e imprescindible para poder mantener la actividad industrial y el empleo en España», indican. 

Por su parte, la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) aboga por que, en caso de que haya que adoptar medidas de limitación de precios ante la espiral alcista de la energía, se actúe sobre el gas y se utilicen fondos europeos para costear la medida.

Fondos europeos

Aelec defiende que el mercado eléctrico «no está fallando», sino que refleja la situación excepcional del mercado de gas, tensionado tras la invasión rusa de Ucrania y que, debido al funcionamiento marginalista del sistema, marca el precio del conjunto del pool.

Pero no son los únicos en problemas. El sector pesquero solicitó al Gobierno que adopte «medidas inmediatas y urgentes» para revertir la situación de inviabilidad de su actividad como consecuencia del brusco alza de los costes de explotación derivado del incremento «inaudito» del precio de la energía, en especial el del gasoil, según ha señalado en un comunicado.

En concreto, el sector, que ya ha advertido de posibles problemas de abastecimiento de productos a la población de no atajarse la coyuntura actual de costes, ha instado al Ejecutivo de Pedro Sánchez a que demuestre la misma responsabilidad que asumieron los pescadores durante los meses más duros de la pandemia para evitarlo.

Reunión con la CEOE

Sin embargo, para ninguna de estas crisis ha dado respuesta hasta el momento el Gobierno. Lleva ocho meses prometiendo soluciones para la luz, no ha reaccionado ante el alza de los combustibles pese a que en otros países del continente como Francia o Alemania ya se han aprobado ayudas y es incapaz de solucionar el conflicto de los camioneros.

El Ejecutivo se reunirá este lunes con los agentes sociales para escuchar propuestas de la CEOE y Cepyme, aunque sin margen para incluir las propuestas de estas asociaciones en el borrador definitivo de medidas que se aprobará supuestamente el lunes 29 de marzo.

En cuanto a propuestas, la CEOE también lanzó un llamamiento al Gobierno para que, con carácter de urgencia, ponga en marcha ayudas para paliar el impacto del incremento del coste del gas natural y del gasóleo en la actividad de las empresas. Concretamente, instaron a minorar estos efectos sobre los sectores del transporte y la logística, directamente afectados por esta circunstancia, y solicitaron ayudas para la renovación de flotas de mercancías.

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