THE OBJECTIVE
Economía

Si quiere un empleo, hágase verde (por dentro)

Un estudio muestra que el 88% de las empresas de hidrógeno verde espera ampliar plantilla, pero necesitan personal reciclado con formación específica

Si quiere un empleo, hágase verde (por dentro)

En esta primavera/verano (mayormente verano ya todo) se lleva mucho el político sandía. Verde por fuera, rojo por dentro; refrescante, pero con escasa sustancia. Fracasada en economía (y se suponía que era el fuerte del marxismo…), a la izquierda empezaron a brotarle adeptos a la alternativa sociocultural (Gramsci, etc.), con especial devoción por la ecología. La rojez interior, sin embargo, sigue aportando inoperancia transversal en cualquier gestión, también la medioambiental. Además, la izquierda es muy verde dentro de la democracia liberal, pero cuando alcanza la supremacía, le pasan cosas como Chernobyl o consigue records como el de China, país más contaminante del mundo desde 2005 y emisor de más gases causantes del efecto invernadero que todos los países desarrollados juntos. Para ser verde también por dentro quizá no haya que escuchar solo a los camaradas del Partido. Proponemos aquí un ejemplo con la prometedora economía del hidrógeno, sondeada por una consultora más atenta al mercado que a estribillos populistas. 

Las democracias liberales luchan contra el cambio climático con una sistemática (real, pero paulatina) implantación de fuentes de energía alternativa. Para ello hay que crear un mercado en el que esa energía pueda cumplir su función: permitirnos encender la luz en nuestro salón, enchufar el frigorífico, etc. Esas cosillas que al Politburó no parece interesarle demasiado… y que necesitan profesionales especializados dispuestos a dedicarles su tiempo. A cambio, pedirán un sueldo. También se lo pueden ordenar los camaradas del Politburó, pero la historia nos ha demostrado en demasiadas ocasiones la ineficacia de semejante fórmula motivacional… Si optamos por el mercado laboral libre, entramos en el juego de la oferta y la demanda. Y ahí sí podemos hacer números y proponer soluciones por ambos lados. 

Vamos al ejemplo. Un estudio internacional realizado por la consultora Worldwide Recruitment Energy ha analizado el presente y futuro del hidrógeno verde y ha concluido que el 88% de las empresas del sector espera ampliar plantilla. No se ha basado en teorías destiladas en la facultad de Ciencias Políticas, sino en entrevistas a más de 1.089 profesionales de 53 países durante tres meses. Las 70 páginas resultantes confirman que los ingenieros y químicos con experiencia en hidrógeno son los perfiles con mayor demanda. Además, la actualidad incluye un elemento extra: la mayoría de las empresas cree que el actual conflicto en Ucrania, con su incidencia en la logística y los precios de la energía, supondrá un impulso definitivo para la competitividad del sector.

Los autores explican que, aunque el hidrógeno verde está generando grandes expectativas, hasta la fecha apenas se ha profundizado en el impacto de este sector en el mercado laboral. Y no será porque no necesitemos este tipo de información. Según los últimos datos del INE, la tasa de paro en España es del 13,65%, y el año pasado ‘conseguimos’ encadenar nuestro decimotercer año consecutivo como el país con mayor número de parados de la UE, según el III Anuario del Mercado Laboral de Adecco. Podemos seguir llorando o ponerle remedio con soluciones concretas. En el estudio de Worldwide Recruitment Energy, docentes de la Escuela de Organización Industrial (EOI) han aprovechado el acceso al millar largo de profesionales del ramo del hidrógeno para preguntar directamente cómo se pueden lograr el tipo de habilidades necesarias para hacerse con un empleo y qué tipo formación le permite a un tipo reciclarse (nunca mejor dicho) para ofrecerle algo que le interese al mercado, o sea, la gente que quiere encender la luz del salón sin cargarse el planeta, básicamente. 

La respuesta general nos envía al sector educativo. Hay que hincar los codos. Sí, aunque tenga 40 o 50 años y ya sea licenciado en un montón de cosas. Y la formación significa invertir no solo en horas de estudio: también hay que pagar por el conocimiento. Aunque ojo con las modas. La de los masters, por ejemplo, habría que matizarla: solo el 20,6% de los encuestados en el estudio los recomienda como la herramienta más eficiente para reconvertirse al sector del hidrógeno. Ganan los cursos, con el favor del 34,4%, seguidos de la formación ‘in-company’ (28,2%), o sea, la que te ofrece tu propia empresa: quizá deberíamos ser más estratégicos en nuestros lloros a los jefes para mamar más formación y menos subidas de sueldos (al fin y al cabo, tras tanta reforma laboral, ¿cuánto le va a costar despedirte cuando le parezca oportuno?). Más excepcionales, pero interesantes también, quedan las opciones de los muy caros y específicos ‘executive programs’ (5,6%) y la autoformación (5,6%). Ojo a esta última, con las inmensas posibilidades de internet. 

¿Dispone España de los medios adecuados para dar esta formación? Los autores del estudio señalan que, «en el caso del cuestionario en inglés, parece que el volumen de formación es mayor entre los encuestados, lo cual puede indicar disponibilidad de mayores recursos para esta formación, falta de alternativas o estar relacionada con aspecto de cultura corporativa». Aunque reconocen que «ya comienza a haber cierta oferta formativa de calidad. Podemos destacar el surgimiento hace dos años del Programa Ejecutivo en Hidrógeno renovable de la EOI56, el Máster Interuniversitario en Tecnologías del Hidrógeno o la formación que ofrece la Fundación Hidrógeno Aragón en España». Para quienes se animen a viajar, mencionan «el Máster en Célula de Combustible e Hidrógeno de la Universidad de Birmingham o la Especialización en Fuel Cells and Hydrogen Technology (HYTEC) de la Universidad de Aalborg en Dinamarca». Y en el ámbito de formación privada, ponen como ejemplos a «SEAS, Ingeoexpert o Tecpa». 

Más allá de los números, el estudio ofrece entrevistas completas con profesionales destacados del sector, que ponen los puntos sobre las íes con matices extraídos de su propia experiencia. En el asunto particular de la formación me llamó la atención la claridad meridiana de Jesús García Martín, director de EU Energy Solutions & Innovation, cuando le preguntan cómo está evolucionando para afrontar las demandas del sector del hidrógeno: «Está habiendo una explosión. Yo llevo más de 20 años en el sector, y en concreto en el hidrógeno, donde comencé en 2001. Durante años hemos dado un módulo en la EOI en el que se hablaba del hidrógeno. De repente, en 2019 todo explotó y empezamos a dar tres o cuatro al año, empezaron a verse otros cursos que surgieron como setas; cursos y cursillos ‘online’ con mala calidad, y apenas recientemente se creó el primer máster. Hay una demanda brutal y la oferta educativa está muy lejos de cubrirla». 

Aunque el aula no lo es todo. Marcos López Brea, economista y doctor en ingeniería medioambiental por la Universidad Autónoma de Madrid, es también profesor de la EOI, dónde dirige el programa Ejecutivo en hidrógeno renovable, y de la Universidad Europea. Pese a un perfil tan marcadamente académico, cuando le preguntan qué recomendaría a un profesional o estudiante que quiera desarrollar su carrera en este sector, obviamente responde «que se forme en algo relacionado con el hidrógeno», pero añade la coletilla «y que se documente y entienda de verdad. Muy pocos entienden el sector, y los que lo hagan van a tener un futuro laboral muy interesante». Significativamente, concluye: «También les recomiendo que vayan a eventos, conferencias, y que hablen con gente del sector». Escuchar al mercado, en definitiva.

La oportunidad está ahí. Los expertos ven un filón muy jugoso. Óscar del Diego Ereza, director de inversiones de Ibercaja Gestión, por ejemplo, sostiene que «la demanda final de hidrógeno pueda multiplicarse por 10 de aquí a 2050». Aunque los inversores también son prudentes. Tim Bachmann, portfolio manager del DWS Invest ESG Climate Tech, advierte que «aún no está del todo claro dónde se establecerá realmente la tecnología y qué empresas dominarán entonces el mercado. Por el momento, aún no es económicamente viable y queda mucho camino por recorrer antes de que pueda competir con los combustibles fósiles». 

En el estudio de Worldwide Recruitment Energy no se cortan. Una de las preguntas recurrentes es: ¿Existe una burbuja en este sector? Brais Armiño Franco, cofundador de AtlantHy y SynerHy, tampoco se corta en la respuesta: «El 80% de los proyectos anunciados en España son humo. ¡Se han anunciado hasta 70GW de hidrógeno en desarrollo! Hay tal cantidad de proyectos que no tienen ningún sentido, muchos se caen». Aunque matiza: «Muchos proyectos son malos, pero también hay muchos buenos. Empresas como Iberdrola y Enagás están haciendo bien las cosas. Muchas otras han visto esto como la gallina de los huevos de oro y han anunciado proyectos como si los tuviera terminados, pero en realidad se van a caer. ¿Por qué? porque no tienen base ni fundamento. Hay una burbuja enorme. No obstante, aunque solo un porcentaje de los proyectos anunciados salga adelante, estamos hablando de mucho volumen y un crecimiento brutal. El crecimiento va a ser gigantesco, pero no inmediatamente. Faltan muchos aspectos que no se están teniendo en cuenta. Por ejemplo, no hay camiones que permitan transportar el hidrógeno, entre otras cosas».  

Lo que nos lleva de regreso al consejo de Marcos López Brea: si quiere probar en este sector, haga todo lo que sea necesario para «entenderlo de verdad». Se acabaron los viejos tiempos en que uno podía fiarlo todo a la ecuación laboral según la cual un empleo es igual a carrera universitaria más contrato de por vida en una empresa más hacer lo que me vaya diciendo el jefe hasta llegar a la jubilación. Todo se mueve. Hay que estar muy atentos en el cómo y hacia dónde.

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