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Caixabank cierra 200 nuevas sucursales tras el ajuste de red por la fusión con Bankia

La entidad clausura el 5% de la red en los que llevamos de años, pero aumenta en 215 personas el número de trabajadores

Caixabank cierra 200 nuevas sucursales tras el ajuste de red por la fusión con Bankia

Una sucursal de Caixabank. | Europa Press

Caixabank ha cerrado casi 200 sucursales en lo que llevamos de año. Unas clausuras que se suman a las llevadas a cabo con motivo del ajuste realizado a finales de 2021 y 2022 por la fusión con Bankia. Un proceso por el que echaron la persiana algo más de 1.600 oficinas por solapamientos y necesidad de ahorro de costes.

Una vez superado dicho plan, la entidad ha continuado con la revisión de su red física de venta, aunque de una manera mucho menos contundente y con el fin de adaptarse al auge de la comercialización digital. En concreto, según los datos recabados por THE OBJECTIVE, Caixabank cerró entre enero y septiembre de este año 199 sucursales, que representan aproximadamente el 5% del total.

La entidad, tras este recorte, mantiene abiertas 3.882 oficinas en todo el territorio nacional y tiene, por tanto, la mayor red de una entidad en el país. Es más, pese al nuevo tijeretazo, duplica aún el número de agencias que poseen el Santander y BBVA, los otros dos gigantes bancarios.

El cierre, a diferencia de lo ocurrido en el último año y medio, no ha conllevado el despido de personal, ya que el proceso de reducción no forma parte de un plan concreto y definido. Caixabank, por contra, ha ampliado el número de trabajadores en los nueve primeros meses del año en 215 personas. Hay que tener en cuenta que debido a la integración con Bankia dio salida en un ERE a 4.500 trabajadores.

Caixabank se mantiene en 2.200 poblaciones

La entidad tampoco ha abandonado poblaciones y conserva una plaza en 2.200 municipios, dentro de su compromiso con el mundo rural, siendo en 483 localidades la única que ofrece servicios y productos. Además, Caixabank dispone de ofibuses que llegan a 675 pueblos.

La nueva reducción de la red forma parte de la adaptación a las necesidades por el impulso de las ventas digitales y el repunte de los clientes que utilizan los soportes a distancia en su relación bancaria. El número de clientes online del grupo catalán supera los 11,4 millones de un total de 20 millones.

Otros bancos también están llevando cierres de oficinas en el marco de su transformación tecnológica, pero son de menor intensidad que los materializados por Caixabank. Así, el Santander ha mermado su red en 32 sucursales (1,7% del total), hasta 1.881 en lo que llevamos de 2023 y el Sabadell la ha disminuido en 38 (3%), hasta 1.188.

Ninguna entidad, incluida Caixabank, tiene previsto por el momento llevar a cabo ningún ajuste relevante de agencias, aunque todas están inmersas en un estudio continuo de reajuste ante la menor atención presencial de la clientela. E, incluso, algunos, como BBVA, han puesto en marcha planes para cerrar una parte varios días a la semana de manera rotatoria en un momento de aumento de los costes por la inflación.

El sector, en su conjunto, ha clausurado en torno a dos tercios de las oficinas desde la pasada crisis financiera, según los últimos datos del Banco de España, que sitúan la red en menos de 17.600 a cierre de junio, la menor cifra desde 1975. Los últimos grandes cierres se produjeron tras la pandemia, cuando el sistema se deshizo de más de 4.300 fruto de varias operaciones de fusión y para rebajar los costes operativos.

Este proceso suscitó las quejas de los clientes, especialmente de la población mayor y del mundo rural, porque suponía una merma en su atención financiera. Las protestas obligaron a las entidades, entre ellas Caixabank, a sellar un protocolo con el Gobierno para mejorar los sistemas y los servicios para ambos colectivos a través de distintas medidas. Entre las iniciativas destacan la ampliación de los horarios de caja y los distintos acuerdos con Correos para que los clientes puedan sacar dinero efectivo en sus centros.

Como consecuencia de todos los planes de ajustes y el ejecutado tras la covid algunas provincias están quedando desatendidas. En varias de ellas hay menos de un centenar y en otras el recorte ha sido muy demoledor. Alicante, Cáceres y Palencia se han llevado la peor parte desde el estallido del coronavirus, ya que han visto desaparecer de sus calles en torno a un 30% de las oficinas de bancos.

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